Cuando al alcalde Gustavo Petro le preguntan por sus logros en la administración, responde sin pestañear que los mayores avances están en la educación. En una entrevista que le hizo SEMANA hace un mes dijo que su mayor logro era haber aumentado en 1 billón de pesos el presupuesto en esa materia: pasó de 2,3 billones de pesos en 2012 a 3,3 para este año. Pero del dinero con el que la administración cuenta para hacer la tarea a las metas que se propuso conquistar hay mucho trecho. En su Plan de Desarrollo, la administración Petro se comprometió a entregar en sus dos primeros años de gobierno 595 jardines infantiles, a construir 30 colegios nuevos, reconstruir otros 56 y terminar 39 empezados por administraciones anteriores. Las metas de por sí fueron bastante menos ambiciosas de lo que había propuesto en campaña, cuando prometió 1.000 jardines y 100 colegios nuevos. Hoy, a menos de dos meses de que se complete la mitad de su periodo, la construcción de este paquete de obras educativas avanza a paso de tortuga. El concejal Juan Carlos Flórez se dio a la tarea de revisar durante varios meses cuáles son las metas y en qué va la ejecución de las obras de infraestructura para los estudiantes de Bogotá. La conclusión de su estudio, con el cual prepara un debate de control político al secretario de Educación, Óscar Sánchez, es que el Distrito fracasó en el cumplimiento de los objetivos. De los 190 jardines nuevos que la Secretaría de Educación tiene que construir en cuatro años, la entidad solo ha podido entregar uno y apenas 13 tienen adjudicado un contrato. Y de los 125 colegios que deben estar listos en 2015, solo tres (que Alcaldías  anteriores dejaron avanzados) estarían listos este año. “A ese paso, la administración necesitará 60 años para poder garantizar la jornada única en los colegios públicos”, dijo Flórez. Se refería a una preocupación que acosa a las autoridades educativas de todo el país: mientras en los colegios privados los estudiantes permanecen todo el día estudiando, en los públicos la falta de instalaciones obliga a cumplir dos jornadas, lo que supone una menor intensidad de la actividad académica. Sánchez responde que “la ejecución en su conjunto ha sido histórica. Si usted compara con otras administraciones, esta es la que más niveles de eficiencia ha tenido. Es que el debate no puede ser sobre un aspecto de la estrategia”. Para el funcionario, el balance debe hacerse sobre los esfuerzos de la Alcaldía para mejorar la educación y no solo en el estado financiero de la ejecución o la cantidad de ladrillos que se han puesto. No obstante, admitió que la construcción de nuevas aulas para jardines y colegios está atrasada.Sin jardinesLa meta, de acuerdo con el sistema de seguimiento al Plan de Desarrollo, Segplan, era construir 1.018 aulas para jardines infantiles entre 2012 y 2013. (En el Plan se habla de aulas, aunque en campaña Petro prometía jardines nuevos). En teoría, en estos dos años se aumentaría en más de 25.000 niños la cobertura educativa, pues cada nueva aula equivale a 25 niños atendidos. Según el balance hecho por Flórez, del presupuesto asignado para cumplir esa tarea, que era 182.300 millones de pesos, la Secretaría de Educación solo había comprometido el 2,7 por ciento a septiembre de este año. Sánchez argumentó que el cumplimiento de la meta incluye otras estrategias como habilitar aulas que están en desuso, ampliar los jardines, arrendar espacios y construir aulas móviles. En su criterio, esta administración ha aumentado en 3.800 cupos la capacidad de los jardines infantiles. No obstante, la meta al final del gobierno son 68.000. A estas alturas del periodo de Petro, hay 13 colegios en los que el Distrito adjudicó la construcción de jardines infantiles. En tres de ellos, cuyo contrato se adjudicó en junio pasado –Marco Fidel Suárez (Tunjuelito), Ciudad de Bogotá (Tunjuelito) y El Jazmín (Puente Aranda) –, una visita con cámara en mano comprobó que las obras no habían empezado. En El Jazmín la comunidad académica se opone a que construyan un jardín en el colegio, porque le quitaría zona verde a sus instalaciones. Los contratos de otros diez colegios en los que se construirían jardines, según constató SEMANA, apenas se adjudicaron el pasado 11 de octubre. Es decir, no han comenzado las obras. Y pocos colegiosAlgo similar ocurre con los colegios. Las metas del Plan de Desarrollo para los dos primeros años eran construir o restituir 23 colegios nuevos y terminar 24 de administraciones anteriores que los dejaron inconclusos. Para cumplir la primera meta, según las cuentas del propio Distrito, solo un colegio de esta administración está en obra, el Gran Yomasa (en la localidad de Usme). En el informe de Flórez la obra presentaba un “gran retraso” al 30 de septiembre, pues solo había avanzado en un 25 por ciento. Además, solo seis colegios de restitución (que deben demolerse porque ya cumplieron su vida útil) estaban en construcción a finales de septiembre pasado. Es decir, ninguno de los colegios nuevos, ya sea en los 30 lotes que dispuso el Distrito para eso o en los 56 en donde ya hubo un colegio, estará listo este año. Los recursos asignados para estas obras son 333.681 millones de pesos, de los cuales el 68,2 por ciento están sin ejecutar. La Secretaría de Educación, sin embargo, reporta que el 58 por ciento del rubro de Hábitat Escolar está comprometido. Sánchez explicó que hay más de 300 obras de adecuación contratadas, de las cuales 73 están listas para entregar. Sin embargo, esas obras no son colegios o cupos nuevos. En la mayoría de los casos se trata de ampliación de instalaciones, adecuaciones y reformas. Aunque estas intervenciones son indispensables, la única manera de asegurar la cobertura y avanzar hacia una jornada única es la creación de nuevos colegios. Al final de este año, se entregarán tres colegios cuya construcción fue contratada en Alcaldías anteriores. Pero el cumplimiento de la meta seguirá muy lejano.Según Sánchez, hay tres dificultades para cumplir los objetivos: la primera es que las normas urbanas impiden intervenir los colegios; en segundo lugar, en muchos proyectos de renovación urbana recientes no se cedió terreno para los colegios, lo cual agrava la situación; y por último, en Bogotá falta suelo. Lo cierto es que las buenas intenciones estuvieron por encima de la realidad jurídica y la capacidad práctica del gobierno distrital. El problema no es de falta de plata, sino de capacidad de gestión. Las investigaciones de Flórez abren una grieta en uno de los pilares más sólidos de la gestión de la Alcaldía de Gustavo Petro.