Las cifras generalmente suelen ser crudas y frías. Son números que muestran estadísticas y permiten hacer comparaciones para los libros de registro. Por ejemplo, posibilitan, como en este caso, saber que en el primer trimestre de 2022 en Colombia han asesinado más mujeres que el año pasado.
La escalada violenta tiene varios escenarios, que serán expuestos más adelante. Por ahora, estos son los datos: durante lo corrido de 2022, con corte al 16 de marzo, asesinaron a 225 mujeres; en este mismo periodo, pero de 2021, hubo 196 homicidios, 29 casos menos.
Pero como las cifras solo muestran gráficos y análisis cuantitativos, en SEMANA les ponemos rostro a algunos de esos números:
Cartagena, Bolívar, 22 de enero de 2022, 6:04 p. m. A Luz Dary Ávila la asesinaron en el barrio El Líbano. Tenía 45 años, era madre y ama de casa. Ese día y a esa hora, estaba sentada en el andén de su casa, como solía hacerlo, esperando el baño de brisa que cae en la tarde en esa ciudad. Conversaba con sus vecinos, cuando dos sicarios preguntaron por su nombre. Ella respondió sin temor alguno, luego recibió cuatro balazos casi a quemarropa.
Con exactitud un mes después, y paradójicamente a la misma hora, mataron a Evelyn Patricia Simanca Gaviria en la habitación de su casa, ubicada en el barrio El Pozón, sector Los Ángeles, allí mismo en Cartagena. En esta ocasión, un solo hombre armado ingresó a la vivienda y la atacó a disparos a ella y a un hombre que la acompañaba, identificado como Carlos Javier Mendoza.
Valledupar, Cesar, 26 de enero de 2022, 10:00 a. m. El primer cuerpo que encontraron las autoridades fue el de Carmen Isabel Lozada Bueno, de 37 años. El cadáver, ya en estado de descomposición, tenía evidentes señales de tortura; los ojos y parte del tronco, picoteados por aves de rapiña. Carmen desapareció el domingo 23 de enero y apareció tres días después muerta y tirada entre la maleza de un lote baldío en el norte de la ciudad. Aún no hay capturados por su atroz asesinato, pero hay varias pistas: la mujer era de Socorro, Norte de Santander. Días antes de ser asesinada llegó a Valledupar desde Bogotá. El domingo 23 de enero fue a encontrarse con supuestos familiares en un balneario. Nunca regresó. De acuerdo con el reporte de Medicina Legal, a Carmen la asesinaron con una piedra: la golpearon hasta que su corazón dejó de palpitar.
El segundo cuerpo fue hallado el 4 de febrero en la vereda El Palmar, jurisdicción del corregimiento La Mesa. Sindy Julieth Bustos Ospino, se llamaba, tenía 37 años y era auxiliar de enfermería. La asfixiaron hasta dejarla muerta. Su cadáver también estaba en avanzado estado de descomposición en una zona alejada. “Animales carroñeros consumieron ciertas partes, particularmente el rostro”, dijo en su momento Andrés Alberto Palencia Fajardo, director seccional de Fiscalías del Cesar.
El tercer cuerpo lo encontraron en un costado del río Guatapurí el 9 de marzo. El cadáver, aún sin identificar, era de una mujer. Estaba atada a un árbol con un cable. Los peritos confirmaron que fue brutalmente golpeada, torturada por varias horas y luego asesinada con un objeto contundente. Después de muerta le ataron una soga en el cuello. “Esta mujer tenía cerca de 30 años”, dijo la Policía.
Los tres cuerpos de mujeres, torturados, hallados en Valledupar, encendieron las alarmas de un posible asesino en serie, pero las autoridades descartaron esa teoría. Sin embargo, aún las investigaciones no arrojan datos precisos para saber qué ocurrió en estos casos.
Medellín, Antioquia, 15 de febrero de 2022, 9:00 a. m. Érika Pérez fue encontrada al séptimo día desde que fue reportada como desaparecida. Tenía 37 años y trabajaba como estilista en el sector Villa Hermosa. El 7 de febrero salió tarde de su trabajo y al encontrar la estación del metro cerrada decidió solicitar un carro por aplicaciones. Nunca llegó a su destino y, en cambio, su cadáver apareció en el río Medellín.
El mismo día de la desaparición de Érika, las autoridades encontraron a Leisy Reyes Torres, asesinada en su propia casa en el sector La Francia. El cuerpo estaba en el piso de la habitación, tenía las manos atadas hacia la espalda y estaba semidesnuda.
Palmira, Valle, 21 de febrero de 2022, 7:50 a. m. María Ligia Berrío alcanzó a pedir ayuda a sus vecinos e intentó fugarse de la casa, pero su esposo cerró las puertas, luego la atacó con un destornillador hasta matarla. De nada valieron sus gritos de auxilio y piedad.
¿Por qué las matan?
Los casos expuestos anteriormente son solo la punta del iceberg de historias verdaderamente aterradoras y dolorosas. Consuelo Malatesta, socióloga, asesora de género para la Gobernación del Valle y centros de estudios de la Univalle, explica que el alza en los asesinatos de mujeres durante los últimos meses no es algo fortuito.
“Uno podría resumirlo en que cuanto más las mujeres busquen su libertad, autonomía y distanciarse de relaciones violentas, los agresores ejercen con más fuerza esa violencia. Yo creo que hay una relación determinante en todos los casos”, dice la especialista.
Las cifras muestran un escenario preocupante, y las historias gritan justicia. La violencia contra la mujer nunca será un tema de segunda agenda.