Este jueves 13 de octubre, luego de un Consejo de Seguridad en la localidad de Teusaquillo, donde se analizó el balance delictivo y el seguimiento a las estrategias multicrimen y de seguridad ciudadana, la alcaldesa encargada de Bogotá, Edna Bonilla; el secretario distrital de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto y autoridades policiales, autorizaron la demolición de un predio ubicado en la localidad de Teusaquillo que estaba siendo utilizado para expendio de drogas.

Se trata de una casa ubicada en la calle 57 # 18-47, en Teusaquillo, la cual lleva cerca de siete años sin ser habitada, aunque se han hecho obras de mantenimiento. Los titulares de derecho de dominio o propietarios son la sociedad de Inversiones Don Pepe SAS.

Esta era la casa que fue demolida | Foto: Alcaldía de Bogotá

De acuerdo con lo explicado por la alcaldesa (e) Bonilla, los propietarios han solicitado a la Administración Distrital apoyo para demoler el predio. El inmueble está deshabitado, solo tiene algunas estructuras y tiene suspendidos los servicios públicos.

“La demolición responde también a un clamor de la comunidad. Este predio se estaba prestando para expendio, era una olla, en la que había bastantes riesgos para la comunidad”, explicó la mandataria distrital encargada.

En esta casa han ocurrido varios incendios, pues habitantes de calle la frecuentan para dormir allí, prendiendo fogatas. También hay consumo y venta de estupefacientes.

“Este predio llevaba siete años sin ser habitado, pero durante la pandemia, en los últimos dos años, se profundizó toda esta problemática que ha tenido graves afectaciones a la comunidad y después de la solicitud de los mismos propietarios y de los habitantes, hoy estamos dando respuestas a estas necesidades”, comentó Bonilla.

De acuerdo con las autoridades distritales, el aspecto del lugar ha generado una zona de miedo que afecta la percepción de seguridad, perjudicando a la comunidad, afectando también al comercio y hoteles cercanos.

En varias ocasiones, el cuadrante del CAI San Luis ha realizado actividades de registro, cuando el predio ha sido invadido por ciudadanos en condición de vulnerabilidad. Se han encontrado estupefacientes y dinero producto de la venta de sustancias psicoactivas.

“Aquí tenemos un inmueble que por estar deshabitado desde hace mucho tiempo, se estaba prestando para expendio de estupefacientes, delitos que se cometían en este entorno, aquí se camuflaban (los delincuentes)”, dijo el secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto.

Según lo señaló el funcionario, “en este predio también se habían presentado riesgos de derrumbe y conatos de incendio, de modo que los propietarios y los vecinos solicitaron una intervención integral en este punto y aquí estamos eliminando un foco de inseguridad y evitando que esta zona se convierta en un lugar de desconfianza”.

Interior de la casa | Foto: Alcaldía de Bogotá

Esta acción integral de Alcaldía Mayor de Bogotá, la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, la Policía Metropolitana de Bogotá (Mebog) y el Ejército Nacional hace parte de las estrategias de seguridad para enfrentar la criminalidad y el microtráfico.

“En un trabajo articulado, trabajamos no solo las entidades del Distrito, sino con la Policía y con el Ejército para poder adelantar la demolición de manera segura en un compromiso con los propietarios del predio”, reiteró la mandataria (e) de la ciudad.

Esta demolición se suma a la intervención de un predio realizada en septiembre en la localidad de Los Mártires que era usado por la organización delincuencial ‘Los Maracuchos’ para planear y cometer acciones criminales. De hecho, SEMANA fue el único medio que logró entrar hasta el interior de esta vivienda.

Esta banda de asesinos tenía una sede de operaciones, una fachada para sus aterradores crímenes, el lugar donde sentaban su pesadilla, una casa en plena calle 24 con avenida Caracas. La casa de Los Maracuchos estaba diagonal a una estación de TransMilenio, tenía entradas y salidas como un centro comercial.

Fue en esa casa, según la Fiscalía, donde Los Maracuchos edificaron su imperio de muerte y brutalidad. Se trata de un pagadiario, un improvisado hotel donde las personas –adictos, criminales, prostitutas y habitantes de calle– pagaban hasta 6.000 pesos por una noche de alojamiento.