Gabriel Santos, del Centro Democrático, califica el hecho de “histórico”. Y es que, por primera vez, avanzó en segundo debate el proyecto que viene promoviendo para reducir el periodo de vacaciones de los congresistas. Hoy, tienen cuatro meses de receso al año.

La polémica volvió a encenderse en la plenaria de la Cámara de Representantes. Santos y quienes apoyan la iniciativa lograron el respaldo de 92 congresistas. Por su parte, 33 se oponen porque dicen que no son vacaciones sino que utilizan este tiempo para visitar a sus regiones.

“Logramos un pequeñito paso en recuperar la legitimidad del Congreso en una decisión imposible. Por lo menos en el segundo de ocho debates el Congreso de la República nos acompañó con unas mayorías bastante sólidas”, aseguró Santos.

Dice que para él es histórico porque en los tres años que lleva intentando que el proyecto prospere, siempre había visto que en los primeros debates se hundía. Reconoce que no es fácil sacar adelante iniciativas para que el propio Congreso se reforme.

Para Santos, una de las razones por las que su proyecto logró prosperar en este punto es que consiguió el respaldo de gran parte de políticos jóvenes de todas las bancadas que están de acuerdo con que se haga el ajuste.

La representante Juanita Goebertus, de la Alianza Verde, por ejemplo, fue una de las que lo apoyó. “Esta es una institución que desafortunadamente a lo largo de los años se ha visto contaminada y tiene hoy una crisis reputacional y cualquier institución pública o privada que tiene la crisis de legitimidad que tiene el Congreso, con más del 80 por ciento de opinión desfavorable, tiene que tomar acciones”, dijo Goebertus.

Desde Cambio Radical, también hubo apoyos al proyecto. El representante por Barranquilla César Lorduy recordó que esos tiempos se establecieron desde la Constitución hace 30 años, pero las condiciones han cambiado. “Aquí el debate no es si nosotros trabajamos o no trabajamos, eso está descartado y quisiera que ese debate se alejara. Aquí es si necesitamos más tiempo para hacer nuestro trabajo y yo sí creo que necesitamos más tiempo”, aseguró Lorduy

El argumento de quienes se oponen es que en ese periodo de receso viajan a sus regiones a conversar con su electorado y escuchar a las comunidades, y que por el contrario no es que se trate de unas vacaciones, como se ha querido mostrar a la opinión pública.

Quienes lo apoyan dicen que generalmente se tiene que convocar a sesiones extras para alcanzar a votar proyectos que de lo contrario se quedarían por fuera, y que por eso necesitan más tiempo para legislar.

Los congresistas que se opusieron fueron reiterativos en que no es que descansen en esos meses o incluso en los días que no sesionan. “No podemos seguirle enviando el mal mensaje al país de que los congresistas no trabajamos, sabiendo que la responsabilidad es muy grande (...) Este es un proyecto que pareciera que desconoce las regiones”, aseguró Jairo Cristancho, del Centro Democrático, quien señaló las dificultades de desplazamiento en algunas partes del país.

El representante a la Cámara José Daniel López, de Cambio Radical, dijo que se sentía “ofendido” por el trato que le estaban dando a la ciudad en donde también hay personas que necesitan ser escuchadas. Esto luego de que el argumento de varios fue que tienen que viajar a las regiones para conversar con las comunidades.

En medio del debate sobre el tiempo que necesitan los congresistas para sesionar e ir a las regiones a escuchar a las comunidades, el proyecto logró avanzar con la reducción del receso legislativo pero solo en un mes. En ese sentido, los congresistas entrarían a sesionar en febrero y no en marzo, como ocurre actualmente.