El médico Hugo Cedeño, precandidato a la alcaldía de Cartago, se salvó de milagro el sábado 1 de diciembre. Ese día, varios sujetos armados de fusiles le dispararon, mataron a dos personas y dejaron cinco heridas. Las versiones surgidas coinciden en que solo una organización criminal tendría el poder y la sangre fría para cometer semejante acto terrorista: los Flacos. En efecto, para la gente de la región solo ese grupo tendría tan pocos escrúpulos como para ejecutar un atentado con ese armamento y en plena plaza pública, sin importar que el sitio estaba atiborrado de niños, mujeres y ancianos que asistían a una jornada de salud promovida por el médico Cedeño. Este, aunque gerencia el hospital de otro municipio (Ansermanuevo), desde ya enfila baterías para aspirar a la alcaldía de Cartago. Le sugerimos: Encadenados y sumergidos llevaban 120 kilos de cocaína en un barco que viajaba a China Una semana después de ese atentado y gracias a pruebas testimoniales y videos, los investigadores del caso pueden asegurar que se trataba de cuatro sicarios que llegaron en dos motos BWS y en esos mismos vehículos huyeron no por el puente férreo, como se dijo en un principio, sino por la vía que conduce hacia el municipio de Alcalá. Las autoridades encontraron en la escena del crimen 90 cartuchos de munición 7.65 y 9 milímetros, lo que confirma que en ese ataque usaron un fusil. Por ahora, las autoridades manejan tres hipótesis sobre los móviles del hecho: que en realidad querían matar al coronel retirado Juan Miguel Maestre, quien hasta 2016 comandó el Batallón Vencedores de Cartago. Que el ataque iba dirigido contra el precandidato Hugo Cedeño. Y que podría tratarse de un autoatentado para causar ruido alrededor de una campaña política.
Estos tres hermanos son los jefes de la temida banda conocida como los Flacos, responsables del atentado con fusil, entre otras acciones. En efecto, el médico Cedeño se ha salvado de dos ataques, el primero en diciembre de 2012 cuando un sicario le disparó y solo lo impactó en el hombro; y en la balacera del sábado lo hirieron en el pie. “Lo primero que debo decir es que me querían matar”, aclaró el médico a esta revista. A Cedeño le cuestionan que su nombre apareciera en panfletos y redes sociales en dos hechos tormentosos: el asesinato en 2015 de Ignacio Londoño Zabala, también aspirante a la alcaldía de Cartago, y la desaparición del hijo del exalcalde Germán González Osorio, hoy preso por presunta corrupción. Sin embargo, oficialmente su nombre no aparece en esas investigaciones. Esos casos de sangre harían parte de las vendettas producto del maridaje entre mafia y política en esa región del país. Le recomendamos: Húngaros intentaron sacar de Cartagena 98 huevos de chocolate con relleno de cocaína No obstante, el reciente atentado puso sobre la mesa el inmenso poder criminal de los Flacos, pese a que las autoridades han golpeado con fuerza a esta banda. Solo en 2017 capturaron a 33 de sus integrantes y ese mismo año aprehendieron en Pereira al jefe de la organización, Jhon Freddy Montoya Serna, de 44 años de edad. Pero en un hecho inexplicable, Montoya Serna escapó hace dos semanas, mientras gozaba de la prisión domiciliaria que le concedieron por ser padre cabeza de familia. Ese beneficio contrasta con los delitos que le imputó la Fiscalía por concierto para delinquir, homicidio y desplazamiento forzado. Informes de inteligencia revelan que los Flacos comenzaron en el mundo del hampa como mandaderos de la oficina de cobro que lideraba alias 31, uno de los jefes de sicarios de Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias Macaco, en el norte del Valle. Pero tras las vendettas mafiosas, migraron a Pereira y allí establecieron una alianza criminal con la Cordillera. Le sugerimos: Chupeta, el colombiano que eclipsó a El Chapo con el relato de sus propios crímenes A partir de entonces la red criminal de los Flacos se extendió hacia varios municipios del Eje Cafetero (Pereira, Santa Rosa, Dosquebradas, Armenia, Génova, Pijao, Montenegro, Quimbaya) y el norte del Valle (Cartago, Ansermanuevo, Obando El Cairo, El Águila, Toro, Alcalá, Roldanillo), donde controlan el negocio del microtráfico, fabricación de armas, tráfico de munición y sicariato. Para empeorar, este año se supo que otra organización criminal pretende hacerle contrapeso a los Flacos y sacarlos de la región. Se trata de una banda llamada los Motato, supuestamente financiada por el Sindicato de la Mafia, una alianza de viejos capos que buscan recuperar el poder, territorios y rutas del narcotráfico.