A comienzos de la semana pasada los funcionarios del Grupo Postal de Aduanas realizaban, como todos los días, una inspección rutinaria a los miles de paquetes que llegan desde el exterior al aeropuerto El Dorado de Bogotá. Su experiencia hizo que una de esas cajas les llamara la atención. Era un equipo de gimnasio y al revisar inicialmente los documentos algo les despertó sospechas.La caja venía desde Houston con destino a Medellín. En los papeles aparecía que el aparato tenía un valor de 20 dólares, lo cual no coincidía con la imagen estampada en la caja. Al pasarla por el escáner vieron un elemento extraño y al abrirla despejaron sus dudas. Se trataba de parte de un fusil. Llamaron entonces a los funcionarios de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa) y con ellos buscaron los números de guías de otras encomiendas. Ubicaron seis más provenientes de Texas y otras enviadas de Tampa, Florida, todas con destino a varias direcciones en la capital paisa. Al inspeccionarlas se sorprendieron aún más.En su interior había siete fusiles AM-15, una versión del tristemente célebre AR-15, y dos AK-47, un legendario modelo ruso. Se trataba de modernas armas de asalto con varias partes en plástico y polímeros, incluidos los proveedores, lo cual dificulta su detección.Le puede interesar: Cayó la megamula del narcotráfico con una carga extrema de cocaína en su cuerpoLas autoridades nacionales se comunicaron con su colegas estadounidenses del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE), la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) y la Agencia de Control de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF). A los pocos días arrestaron en el país del norte a las dos personas que compraron y enviaron las armas, un colombiano y un dominicano con ciudadanía estadounidense. En Colombia cayeron los dos destinatarios del arsenal. Se trataba de integrantes de la banda criminal conocida como los Chatas en Medellín, uno de los tentáculos de la temible Oficina de Envigado. Este cargamento completó un total de 52 armas de este estilo incautadas en los últimos tres años en el país.En noviembre de 2011 la Polfa interceptó el primero de estos envíos, una encomienda salida de Miami con destino a Medellín, en la que había cuatro pistolas con munición llamada ‘matapolicías’ porque puede atravesar chalecos blindados. En los dos años posteriores las autoridades aduaneras efectuaron 17 operaciones en las que encontraron una docena de pistolas, 11 fusiles de asalto y más de 7.000 cartuchos.El modus operandi es sencillo, pero difícil de detectar. Aprovechando la gran facilidad que existe en Estados Unidos para adquirir armas y munición, los traficantes compran en ese país pistolas, fusiles o balas. Las desarman y camuflan las partes en juguetes, comida, frascos de medicina o repuestos de vehículos.Para enviarlas a Colombia usan empresas de mensajería que, a diferencia de las grandes compañías, no hacen fuertes controles al momento de embalar y verificar el contenido de los paquetes. Llegan principalmente a los aeropuertos de Bogotá, Medellín, Cali y Cartagena, que no pueden inspeccionar todos los paquetes por el enorme volumen que manejan.Recomendamos: Cayó una filial de Tom que manejaba 2.800 millones del narcotráfico en AntioquiaDe acuerdo con las investigaciones que adelantan las autoridades, los destinatarios de armas como los fusiles forman parte de bandas criminales. Las pistolas y los revólveres van con destino a miembros de oficinas de cobro de la mafia. Se trata de un negocio lucrativo con un gran margen de ganancia.En cualquier almacén estadounidense una pistola de las decomisadas cuesta en promedio 600 dólares, cerca de 2 millones de pesos. Esa misma arma cuesta en Colombia entre 7 y 9 millones de pesos. Algo similar ocurre con los fusiles de asalto. Cada uno vale en Estados Unidos unos 1.200 dólares, un poco más de 4 millones de pesos y en Colombia alcanza 15 millones de pesos.La Polfa, junto con agencias federales de Estados Unidos, ha realizado operaciones conjuntas en los dos países que han terminado con cerca de 20 personas arrestadas en los últimos cuatro años. A las autoridades les preocupa este fenómeno creciente y tratan de establecer si se trata de una sola organización o de pequeños grupos de traficantes.Lo cierto es que los pocos controles para adquirir armas en Estados Unidos ahora repercuten en Colombia, por la facilidad con que el crimen organizado puede adquirir armas por correo y ahora a domicilio.