En la mañana del 30 de marzo, la migrante cubana Dayana Roche decidió que era el momento de dejar de esconderse. Durante meses, temiendo una deportación, se mantuvo oculta junto con su hijo Luis Alejandro que para fortuna de su madre nació en un país libre, o al menos eso pensaba.Las oficinas de la Defensoría del Pueblo en Apartadó, Antioquia eran su destino. Dayana se levantó motivada. Luego de meses de angustia por la negativa de Migración Colombia de otorgarle la nacionalidad a su hijo, se armó de valor y viajó con la esperanza de ponerle fin a una tormentosa historia.Lea la primera parte de esta historia: La cubana que lucha porque su bebé nacido en Urabá pueda ser colombianoDayana llegó a Turbo por cuestiones del azar. Huyó de Cuba junto con su hermana buscando el “sueño americano”, pero se topó con la mala fortuna. Fueron estafadas por coyotes brasileños que las abandonaron en medio de la gigantesca selva amazónica, y luego de atravesar los ríos en chalupas y cruzar la frontera ayudada de indígenas, Dayana se las arregló para llegar a Colombia. Al llegar a Turbo, Antioquia, Dayana sabía que estaba embarazada. Durante su viaje por la Amazonía se enamoró de un venezolano que la abandonó cuando supo que iba a ser padre. Con varios meses de embarazo, ella pensó que la suerte que la había mantenido con vida solo podía significar una cosa. Y así fue. Pocos meses después de haber llegado a Colombia, Dayana dio a luz. Para mal o para bien, Turbo había sido el lugar que partió su historia en dos: la tierra en la que se sintió más desamparada que nunca, pero también donde siempre encontró una mano solidaria.Le puede interesar: El infierno perdido de los migrantes“Luis no puede ser colombiano”, eso le dijeron a Dayana en una oficina de Migración Colombia. Salvo que el pequeño Luis sea de padre colombiano, el menor no cumple con los requisitos para ser nacional a pesar de haber nacido en el territorio. La información que recibió Dayana era que su hijo no podía ser colombiano porque la Constitución y la Ley exigen la concurrencia de dos requisitos: haber nacido en Colombia y ser hijo de colombiano. En caso de ser hijo de extranjero, este extranjero debe contar con domicilio legal en el país, lo que supone que se encuentre de manera regular. Esta razón era la que, precisamente, le generaba pesadillas a Dayana. Durante meses y luego de esa visita a Migración Dayana se escondió. Solo hasta esta semana, cuando se supo de su historia, las cosas empezaron a cambiar para la joven madre cubana.Puede leer: Colombia inicia deportación de migrantes cubanosDayana decidió que era el momento de dejar de esconderse. Muy temprano, a las 6 de la mañana, la joven cubana tomó a Luis en brazos y en un pequeño bolso guardó un tetero, dos pañales, su pasaporte y los documentos de su hijo. El destino, las oficinas de la Defensoría del Pueblo en Apartadó, Antioquia.Dayana tomó su desayuno y se despidió de Yamile Osorio, mujer humilde y cabeza familia, y quien hace cinco semanas la acogió en su vivienda. Al cruzar el umbral de la casa, Yamile la tomó del brazo y le dijo: ” tranquila mija, todo saldrá bien”.El trayecto entre el corregimiento de Currulao en Turbo y Apartadó es de solo 17 kilómetros, pero para Dayana el viaje fue eterno. Durante el recorrido, guardó total silencio. En su mente se arremolinaron los fantasmas del pasado, esos que le recordaron su interminable travesía por las selvas de tres países diferentes y también a sus compañeros caídos en la Loma de la Muerte, en la espesa selva del Darien entre Colombia y Panamá.Le recomendamos: Procurador se opone a expulsión de migrantes haitianos y cubanosLa última pesadilla del viaje de Dayana fue precisamente la negativa de las autoridades colombianas por reconocer la nacionalidad de su pequeño Luis. El miedo se apoderaba de sus pensamientos. Luego de tres años luchando por salir de la isla vio por primera vez que la posibilidad de volver era real. Y esos miedos reaparecieron cuando, a través de la ventana, vio un retén de la Policía a la entrada de Apartadó. Dayana apretó con fuerza a su pequeño. Miró el bolso en donde llevaba los documentos y solo atinó a pensar, “ahora sí me quitarán mi hijo y me deportarán”. Sin embargo, el vehículo siguió de largo y ella le dio gracias a “su virgencita del Cobre” mientras los policías se perdían en el reflejo del espejo.Dayana llegó a la hora pactada a la Defensoría del Pueblo, en donde fue atendida por Fredy Largo, director de la Regional Urabá-Darién. Del pequeño bolso, Dayana sacó una bolsa de manila y se la entregó al defensor. Los documentos eran nada más que el registro de nacido vivo y el Registro Civil de nacimiento de Luis Alejandro.Puede ver: El relato de Dayana sobre la situación de su hijoDayana lucía inquieta, sabía que de lo que dijera el defensor dependía en gran parte su futuro. “Luis Alejandro Roche Tamayo es colombiano por haber nacido en el país y así lo certifica la entidad encargada que es la Registradora Nacional”, dijo el defensor, quien se extrañó por la sorpresa de la madre. “Doctor, en Migración me dijeron que el niño no era colombiano porque no cumplía dos de los tres requisitos”, dice aliviada la migrante cubana. De acuerdo con el doctor Fredy Largo, la información que le entregaron a Dayana en Migración Colombia fue equivocada. “La Defensoría del Pueblo está para velar los Derechos de todo aquel que  habite en Colombia. Los Derechos Humanos no tienen fronteras, en nuestro país gozan de estos derechos, los nacidos en Colombia, los ciudadanos extranjeros que se encuentren de tránsito o de forma irregular”, explicó a SEMANA.Le puede interesar: Cinco momentos claves de la migración cubana a EE. UU.Hoy, Dayana recuerda con nostalgia la travesía que tuvo que sortear para llegar hasta aquí. Con la cabeza en alto, camina tranquila por las calles de Turbo, sin necesidad de esconderse y por fin “respirando el aire de libertad, algo muy extraño para un cubano”, según cuenta ella. La visita de Dayana a la Defensoría sirvió para poner al tanto de la situación a las entidades correspondientes como el ICBF y la Secretaria de Salud de Turbo. A más tardar en cinco días estas entidades deberán entregarle respuesta a Dayana sobre el proceso de normalización de su hijo Luis. Así, por fin podrá llevarlo al médico para que lo traten de una gripa que lo viene aquejando desde hace unas semanas. Además, la madre del niño informa que en ningún momento Migración Colombia le informó la ruta a seguir para solicitar la ciudadanía de ella y de su pequeño hijo, con respecto a esto también se oficiará a la entidad correspondiente”.“Hoy veo una luz después de tanta oscuridad, me siento feliz, Colombia reconoció que mi hijo es de este país, en el cual quiero trabajar de forma legal y honrada para poderle darle estudio, y sea un hombre de bien”, dice entusiasmada Dayana. Su bebé ya tiene una patria, esa misma de la que ya no tiene que esconderse.*Por Juan Gómez y Jesús Mesa