Mientras la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, asegura en intervenciones antes los medios de comunicación y en declaraciones públicas que las cosas van mejorando en la ciudad, la realidad parece ser totalmente distinta.
Basta con mirar los indicadores de inseguridad y la percepción que la ciudadanía tiene sobre la capital del país, esa misma en donde a diario se presentan atracos en restaurantes, en buses intermunicipales, en TransMilenio y hasta en ciclorrutas y demás escenarios de la cuidad.
O también basta con hacer un recorrido por Kennedy y el Portal Américas porque, aunque la alcaldesa haya asegurado que ya está totalmente recuperado, los habitantes del sector la tildan de mentirosa y se siguen quejando por el incremento de la delincuencia en esta zona de la cuidad.
Como si la inseguridad no fuera suficiente o un mal mayor que aqueja a Bogotá, el abandono del espacio público por parte de la Administración Distrital es cada vez más evidente, a tal punto que en el Concejo de la ciudad han aumentado las denuncias sobre este fenómeno.
Y no se trata solo de denuncias o percepción, sino de una realidad. En diferentes puntos de Bogotá se observa basura regada en las calles, contenedores de basura en mal estado y con malos olores, andenes afectados con miles de baldosas sueltas, puentes peatonales en deterioro y hasta una invasión incalculable del espacio público de los vendedores ambulantes, sin contar el mal estado de la malla vial, que aunque fue intervenida entre diciembre y enero sigue teniendo deficiencias.
“El espacio público no es valorado por esta administración, hay un desgobierno total, aquí falta gerencia y Bogotá se volvió un basurero a cielo abierto. En Bosa los parques permanecen completamente sucios, en Engativá hay una cuadra al lado de un conjunto residencial que se llama Gualí que lleva pidiéndome meses de intervención por los problemas de basura, en Usaquén los puentes están llenos de basura”, aseguró la concejala Diana Diago.
Así mismo, los contenedores de basura se volvieron un foco de infección y malos olores, generando afectaciones entre los vecinos. “¿Qué pasa con los contenedores?, en ellos se meten los habitantes de calle a dormir o hacen sus necesidades al interior, además les ponen llantas y palos para poder sacar la basura y eso huele espantoso. Hay abuelitos que se han enfermado y lo único que dice la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp) es que la ciudadanía no saca la basura a tiempo, pero no está reconociendo que al interior hay muchas problemáticas, esto no es solo responsabilidad de los ciudadanos”, complementó la cabildante.
Además de las basuras en las calles y en los andenes, se volvió muy común, como denuncian ciudadanos en redes sociales, ver cantidades de basuras debajo de los puentes, en especial en horas de la noche, donde los recicladores y carreteros se toman estos espacios para hacer separación de materiales y, aunque no se desconoce la labor que hacen estas personas, la situación es incontrolable.
“Basta ver las basuras que inundan la ciudad, sin que se exija a los operadores que cumplan, o la presencia masiva en separadores y especialmente debajo de puentes peatonales y vehiculares de cambuches y cientos de habitantes de calle. Aunque este gobierno cuidador habla de ayudas y apoyos, parece que no llegan a quienes realmente lo necesitan, pero sí se invierten miles de millones en pintura de esas estructuras, para la foto en los medios”, indicó la concejala Lucía Bastidas.
Este fenómeno de las basuras es reconocido por la propia Administración Distrital, pero advierte que se trata de un problema originado por la pandemia.
“El espacio público no está abandonado, pero por la pandemia muchas personas que se ocupaban en otros oficios, y que en medio de esta no pudieron encontrar trabajo se dedicaron al reciclaje. Las bodegas que compran estos reciclajes se encuentran en sectores muy determinados, pero estas personas recogen el material en varias partes de la ciudad y tienen que transportar todo ese material hasta el lugar donde lo van a vender, aunque se ven obligados a separarlo en algún lugar, y por eso a veces ocupan el espacio público”, indicó Luz Amanda Camacho, directora de la Uaesp.
La funcionaria afirmó que el Distrito está trabajando en lugares específicos para que los recicladores puedan realizar las separaciones de material, pero reconoció que la infraestructura se queda corta.
“Desde hace meses hicimos una estrategia conjunta con varias entidades del Distrito. Abrimos centros transitorios de cuidado del carretero en cabeza de la Uaesp, alquilados por la Uaesp, que son grandes espacios donde los carreteros podrán entrar en la noche, separar sus materiales, descansar un momento; no pernoctar y no consumir drogas, pero sí recibir la oferta institucional de las entidades que estamos ahí. La separación de los materiales la hacen en contenedores internos y todos los días el operador de aseo del lugar donde se hace esta separación debe recoger el material para no generar basura”, complementó Camacho.
A pesar de esos centros, la directora de la Uaesp reconoció que también se les está permitiendo a los recicladores hacer separación de sus materiales debajo de los puentes en la ciudad.
“No solo nos quedamos con estos centros transitorios de cuidado al carretero, sino que resolvimos con algunos carreteros que pasan por debajo de los puentes de la calle 127, 134 y la 153, que hagan la separación de 10:00 de la noche a 5:00 de la mañana. Después pasamos con el operador y recogemos la basura”, afirmó la funcionaria.
Y aunque la directora asegura que los operadores pasan y hacen limpieza en estas zonas, los usuarios en redes sociales advierten lo contrario y los ciudadanos así se los reportan a los concejales de la ciudad.
“Llevo varios meses advirtiendo sobre la cantidad de basura en el puente de la calle 127, de la calle 170. Yo entiendo a los recicladores, claro que hacen un papel importante en la ciudad, pero hay que organizarlos y no se está haciendo. La basura está por todos lados y los ciudadanos sienten que tienen ese problema y no hay quién los atienda”, aseveró la concejal Diana Diago.
Vendedores ambulantes
Además del incremento de basuras que se ve en algunas zonas de la ciudad, otro mal que está aquejando al espacio público en la ciudad es la cantidad de vendedores ambulantes, quienes de manera irregular cada día se están apropiando más del espacio público en la ciudad, sin pagar impuesto alguno y afectando la movilidad de las personas.
“Duele ver el espacio público perdido e invadido, la ocupación de andenes por mal parqueados, vendedores ambulantes sin control permanente que haga que cesen esas conductas, como se observa en la Carrera Séptima, totalmente intransitable”, comentó.
Son diferentes las zonas de la ciudad en donde más se ve a los vendedores ambulantes, pero sin duda alguna uno de los lugares que concentra el mayor número es el centro, en espacial el sector de San Victorino, lugar en donde los comerciantes formales ya no aguantan más y en donde incluso las personas denuncian la presencia de mafias que cobran por el uso del espacio público.
“La mafia del espacio público es un problema, hasta muertos se han presentado. Hay muchos extranjeros que ante las necesidades y la falta de oportunidades han optado por usar las calles para buscarse el pan de cada día, pero los comerciantes formales, que sí pagan impuestos y son el motor de la economía porque generan puestos de trabajo de calidad, están desesperados porque están viendo disminuidas sus ventas por esa informalidad y apropiación del espacio público que no tiene solución alguna”, dijo la concejala Diago.
Y aunque no está en tela de juicio la necesidad que tienen las personas de buscarse su sustento diario, el incremento del uso indebido del espacio público se ha incrementado de una manera desbordante.
El director del Instituto para la Economía Social (Ipes), Alejandro Rivera, reconoció el incremento de la cantidad de vendedores ambulantes en la ciudad y, por ende, el aumento del espacio público en la capital del país.
“Venimos de una pandemia y una crisis económica profunda en Bogotá, donde la gente tuvo que salir a las calles a buscar el rebusque para su pan diario, y eso generó un incremento de las ventas informales en el espacio público. Entendemos la molestia de la ciudadanía, de la ocupación del espacio público, pero estamos trabajando en acuerdos para regular el uso del espacio público en la ciudad”, señaló Rivera.
A la fecha, en los registros oficiales del Ipes, se analiza que en Bogotá hay 92.319 vendedores ambulantes, pero se da por hecho que esta cifra aumentó en los últimos meses producto de la pandemia de la covid-19, afectando aún más la movilidad en el espacio público de la ciudad.
“Hay siete localidades en donde hay más presencia de los vendedores ambulantes y en la que nos debemos concentrar para hacer una regulación. Algunos de esos lugares están en Engativá, en donde debemos hacer un trabajo fuerte en el sector de la plaza de Las Ferias y el Portal de la 80; también en San Cristóbal, Fontibón, el 20 de Julio. Allí debemos garantizar un espacio que sea de recreación, pero también de derecho al trabajo”, complementó Alejandro Rivera.
Deterioro del espacio público
Pero las críticas por el abandono del espacio público de Bogotá no solo se centran en el aumento de las basuras en la ciudad en diferentes horas del día, lo que pone en riesgo la salud para algunos grupos poblacionales, ni en el incremento de los vendedores ambulantes adueñándose de los andenes y parques de manera descontrolada, también en el deterioro de los andenes y los puentes peatonales.
Cada día es muy factible encontrar en las redes sociales las denuncias de usuarios que se quejan por los enormes huecos que hay en los puentes peatonales, generando un riesgo latente para la seguridad de las personas, a tal punto que en ocasiones la Policía Metropolitana de Bogotá tiene que disponer de auxiliares para ayudar a las personas a pasar por estos puentes.
De hecho, en la segunda semana de enero tres mujeres resultaron heridas en un mismo día al intentar cruzar el puente de la avenida NQS con Calle 26 y el cual buena parte del mismo se encontraba sin láminas.
De esta manera, los ciudadanos aseguran que transitar por los puentes peatonales en Bogotá se convirtió en una verdadera trampa mortal.
El director del IDU, Diego Sánchez, aceptó la problemática que se vive en estas infraestructuras. “Tenemos una situación que se ha venido presentando y es el robo de las láminas de aluminio. Eso se da principalmente en el sector de la NQS entre las estaciones de la Universidad Nacional y Paloquemao. Es muy recurrente el robo en las noches, se roban alrededor de cinco y seis metros cuadrados y eso lo que genera es un hueco enorme en el puente que hace imposible pasar”, precisó el funcionario.
Se han incrementado tanto los robos a estas láminas, generando afectaciones a los puentes peatonales, que el IDU tomó medidas, pero aún el deterioro sigue presente en algunos puentes.
“Lo que estoy haciendo desde hace dos semanas es que todos los días a las 5:00 de la mañana mando a un técnico a recorrer todos estos puentes para que sea el primero el IDU y no la ciudadanía la que me reporte los daños e inmediatamente mandamos a arreglar los puentes”, aseveró el director Sánchez.
Así mismo, ya se está pensando en la posibilidad de cambiar el material que se usa en estos puentes peatonales. “Tenemos que reemplazar el aluminio por un material diferente, ya tenemos pruebas de polipropileno y lo vamos a empezar a implementar en todos estos puentes de la NQS”, agregó Sánchez.
Pero las denuncias por el deterioro del espacio público no paran ahí. Por hurto a mobiliario público Bogotá pierde más de 15 mil millones de pesos al año.
La denuncia la hizo el concejal de Bogotá Álvaro Acevedo, quien le hizo un llamado a la administración distrital para ponerle freno a esta modalidad de saqueo a la ciudad.
El concejal liberal presentó la radiografía de esta problemática que se da a diario en 13 localidades de la ciudad. Durante el año 2021 en la capital del país fueron robadas 7.548 cestas de basura, 1.612 luminarias, 619 señales de tránsito y 9.736 tapas de alcantarillado.
Localidades como Kennedy, Puente Aranda, Suba, Engativá, Ciudad Bolívar, Usme, San Cristóbal, Santa Fe, Tunjuelito, Rafael Uribe Uribe, Usaquén, Bosa y Antonio Nariño son las más afectadas.
Acevedo les pidió a todas las entidades del distrito articular estrategias que pongan en cinturón a los delincuentes que a diario se roban el mobiliario de la ciudad y ponen en riesgo la vida de los bogotanos, teniendo en cuenta que mucho de los accidentes de tránsito ocurren a causa de la ausencia de estos elementos.
Así las cosas, queda en evidencia que hay una seria problemática con el espacio público en Bogotá en varios aspectos y, aunque la Administración Distrital está estableciendo medidas para contralar la situación, los correctivos hasta ahora no son suficientes.