Desde mucho antes que Bogotá empezara a sufrir los efectos de la pandemia de la covid-19, la ciudad comenzó una batalla silenciosa. Pero, a la fecha, le está ganando la partida a la capital y podría convertirse en un verdadero problema de salud pública.

Se trata del fuerte incremento en los últimos años de los casos de VIH/sida en la ciudad. En 2017, la tasa de incidencia fue 28,7 con 2.391 casos por cada 100.000 habitantes, y para 2018 saltó a 39,6 con 3.245 casos. Si bien en su momento la Secretaría Distrital de Salud dijo que ese aumento se debía, principalmente, a que había un mayor acceso a la prueba de VIH, el alza debe ser una señal de alarma, puesto que para 2019 la tasa de incidencia se trepó a 55,6 con 4.604 casos, es decir, una subida del 92,5 por ciento en dos años.

Para 2020, la tasa bajó a 42,1 con 3.259 casos, pero para 2021, de acuerdo con el informe de Bogotá Cómo Vamos, el VIH/sida se disparó nuevamente y la tasa de incidencia llegó a 53,2 con 4.168 casos, 28 por ciento más que 2020 y 5 por ciento más que 2019.

“Hay varias razones. Una, aumentó la notificación, se está dosificando y registrando más, eso puede ser bueno. Pero también se nota un incremento en la cantidad de transmisibilidad porque la ciudad ha bajado la guardia en los programas de salud sexual y reproductiva, como, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con el uso del condón e información de sexualidad en jóvenes. Un indicador que nos da una clara evidencia de esta realidad es el aumento de sífilis congénita y gestacional”, aseguró Luis Jorge Hernández, director de Investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes.

Los casos de VIH/sida en 2021 se concentraron en las personas entre los 29 y 59 años (49,4 por ciento), seguidos por las personas entre los 18 y 28 años (47,1 por ciento). De acuerdo con la Secretaría de Salud, el mecanismo probable de transmisión de los casos notificados es de tipo sexual con el 99,5 por ciento; dentro de este, en su orden, el 62,3 por ciento es por relaciones homosexuales, el 29,6 por ciento por relaciones heterosexuales y el 7,6 por ciento por relaciones bisexuales.

Ahora, sobre las localidades de Bogotá con mayor incidencia de VIH/sida, están La Candelaria con una tasa de 167,8, Santafé con 133,6, Los Mártires con 131,9, Chapinero con 125,2 y Teusaquillo con una tasa de 110,2. Otra importante señal de alarma es que en estas localidades hay zonas de tolerancia, es decir, presencia de trabajo sexual pagado.

“Quienes se dedican al trabajo sexual no tienen acompañamiento en prevención más allá de que a veces entregan condones. Ese también debe ser un trabajo con los clientes que visitan esos lugares. No hay control, no hay campañas y las cifras sí coinciden con estas zonas de trabajo sexual”, dice la concejala Lucía Bastidas.

De acuerdo con la caracterización que la Secretaría de la Mujer realizó en 2017 a las personas que realizan actividades sexuales pagadas, para esa fecha había un estimado de 7.094 dedicadas a esta actividad, de las cuales el 32,7 por ciento provenían de otro país. Una realidad que pudo haber cambiado en la ciudad con la pandemia y el fenómeno de la migración.

“De acuerdo con el estudio que hizo la Alcaldía, quienes en su mayoría van a este tipo de negocios son hombres casados, y si esta persona se contagia de VIH/sida y después va y contagia a la esposa, podemos llegar a tener un círculo grande de contagio”, añadió Bastidas.

Pero más allá de un mayor control al trabajo sexual, el gran error de la administración distrital es la falta de trabajo en la prevención en todas las edades, lo que ayudaría a prevenir un problema aún más grave.

“La disparada de relaciones sexuales entre los jóvenes en los colegios, muchas veces sin protección, también debe ser una preocupación. Es un tema de salud pública, porque, si la ciudad hace prevención, promoción y control, evitamos que se aumente la enfermedad. De lo contrario, como no lo hicimos, se nos disparan los casos”, dijo la concejala.

Un tema no menor teniendo en cuenta que la mayoría de casos se diagnostican en sida y no en VIH. “No estamos haciendo las cosas bien. Bogotá está adelantando un plan de rescate de salud pública, que no ha funcionado, y los indicadores así lo demuestran”, concluyó Hernández.