Para nadie es un secreto que la movilidad en Bogotá se convirtió en una verdadera odisea, en donde los trancones cada vez son peores, haciendo casi imposible el tránsito en la capital del país tanto en carro particular como en servicio público.
Esta realidad se ve reflejada en las mediciones internacionales que ubican a Bogotá como la ciudad con peor tráfico en América Latina y una de las metrópolis con peor movilidad en el mundo entero.
En 2021, de acuerdo con Inrix, Bogotá mejoró sus indicadores frente a 2020, cuando se ubicó como la ciudad más congestionada del mundo al perder, en promedio, 133 horas al año a causa de los trancones. No obstante, la capital colombiana siguió en el top diez mundial, ubicándose octava con 94 horas pérdidas al año en movilidad, mientras que en Latinoamérica fue la más congestionada.
Ahora, según el índice de tráfico Tomtom, Bogotá también tiene la peor movilidad de América, pero es la cuarta peor del mundo, después de Estambul, Moscú y Kiev.
Si bien esta no es una realidad única de Bogotá en la región, puesto que Ciudad de México, Sao Paulo o Lima sufren las mismas problemáticas de una movilidad caótica, la situación en Bogotá es bastante particular y va más allá del uso del carro particular, pues apenas el 11 % de los viajes se hacen en este tipo de transporte.
De acuerdo con informe de la BBC, a pesar de que Bogotá tiene las mismas problemáticas de otras ciudades con tráficos monumentales, como lo es la insuficiencia de transporte público y avenidas, hay tres aspectos que hacen que la capital del país lidere con tanta frecuencia los índices de movilidad lenta en el mundo.
Se trata de la densidad, la segregación y la geografía que hay en Bogotá. La lista del Urban Reform Institute, un centro de estudios estadounidense que mide la densidad con parámetros comunes, está liderada por decenas de ciudades africanas y asiáticas, y en el puesto 39, con casi 18.000 habitantes por kilómetro cuadrado, aparece Bogotá, afirma la BBC.
Bob Pishue, analista de Inrix, le resumió a la BBC que “Bogotá es una ciudad particularmente densa y ese suele ser el predictor principal de problemas en la movilidad”.
Daniel Mosher, experto en transporte del Banco Mundial, va más allá y advirtió que “hay dos cosas que parecen resaltar de Bogotá. Una es la distribución residencial de la gente, que está concentrada en una zona, y otra su geografía, porque no es una ciudad circular, sino vertical”.
La BBC resaltó que son apreciaciones que apoyan las investigaciones del grupo de sostenibilidad urbana de la Universidad de los Andes, en Bogotá, que argumenta que el tráfico capitalino tiene mucho que ver con la zona donde vive la mayoría de la gente y la zona donde trabaja la mayoría de la gente.
Es decir, que hoy en día en Bogotá tiene demasiada población viviendo en las periferias, pero la mayoría de los lugares de trabajo se concentra en el centro y norte de la ciudad.
Y es allí en donde se evidencia otra de las grandes problemáticas de Bogotá, pues como lo advierte la BBC: “Pocas ciudades en la región muestran de manera tan explícita la segregación social como Bogotá: en general, acá los ricos viven en el norte y los pobres, en el sur”.
Es así como que mientras los bogotanos de bajos recursos hacen un promedio de 0,55 viajes diarios, en las zonas acomodadas viajan un máximo de 0,2 veces al día. Un cuarto del salario de los primeros es, además, destinado al transporte.
El problema es que dentro de las mayorías de discusiones de fondo que han planteado a lo largo de los años, tanto expertos como los políticos de turno, se ha hablado de la falta de vías, las fallas en el servicio de TransMilenio, menos de estar cruda realidad de segregación.
Como si fuera poco, la BBC subraya, basada en expertos, que en muchas ocasiones el problema no está en las políticas públicas, sino en los políticos, pues cada alcalde llega a cambiar los proyectos del anterior mandatario.
El panorama es desalentador
Los accidentes de tránsito, volcamientos de vehículos, caídas de árboles, inundaciones, huecos, incrementos del parque automotor y en especial los múltiples frentes de obra que actualmente se adelantan en la ciudad, hacen que el panorama de Bogotá sea desalentador.
De hecho, aunque la velocidad promedio en la ciudad es cercana a los 25 kilómetros por hora, hay corredores viales a ciertas horas pico en los que la velocidad en los últimos días no ha superado los dos kilómetros por hora.
Esto ha generado, como lo advirtió Pishue a la BBC, que las demoras en Bogotá hayan aumentado un 36 % respecto a la primera mitad del año pasado, lo que indicaría que en este 2022 Bogotá va a volver a entrar en el top 5 de ciudades con el peor tráfico.
Un panorama que va a acompañar a la ciudad por un tiempo bastante largo, pues como lo ha señalado la propia alcaldesa Claudia López: “vamos a estar en obra diez años. Tenemos que hacer en 20 años lo que no hicimos en casi 100″.
Paciencia y mayor control
Ante la realidad de que Bogotá va a estar en construcción, por lo menos, durante una década, José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, le aseguró a SEMANA recientemente que “en el corto plazo lo único que tenemos que hacer es llenarnos de paciencia, migrar a la bicicleta o irnos en transporte público. No hay otra salida para los conductores de autos privados en la ciudad. La administración está planteando salidas con todas las obras de infraestructura, pero esas mismas obras son las que hoy están generando los trancones”.
Aun cuando es cierto que la paciencia debe ser la principal aliada, para Darío Hidalgo, experto en movilidad, se requiere con urgencia una mayor vigilancia de las autoridades en diferentes aspectos.
“Se necesita un mejor control en el estacionamiento del parqueo en vía, sobre todo en vías arterias, pues generan cuellos de botella y originan las fuertes congestiones”, dijo Hidalgo.
El experto advirtió, además, que se necesita una atención rápida a los incidentes viales. “Tenemos mucho choque simple, golpes de motocicletas a los carros o choques de latas entre los vehículos, y esta situación está afectando a la movilidad. Es necesario hacer uso de las herramientas que permiten que las aseguradoras atiendan los siniestros sin la necesidad del croquis de las autoridades de tránsito, simplemente con las fotos que tomen los propietarios de estos vehículos”, precisó.
En estas soluciones a corto plazo no podía faltar un mayor control a la evasión del pico y placa, esa misma que la administración ha promovido indirectamente con las excepciones planteadas a la medida.
“La administración se ha relajado en el control del pico y placa y eso ha hecho que las personas circulen sin tener la autorización o sin haber pagado por el pico y placa solidario”, comentó el experto.