Esta semana está ocurriendo una fuerte disputa ideológica entre autoridades ambientales y la Administración Distrital. Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso la capital dentro de las ciudades más contaminadas del mundo. Además, desde varias universidades de Bogotá se cuestiona no sólo esta situación, sino la falta de políticas públicas para contrarrestarla. Por su parte, la Bogotá Humana dice que la situación es totalmente contraria. ¿Quién tiene la verdad? La semana pasada el estudio de la OMS sobre la calidad del aire en 1.600 ciudades del mundo reveló que las ciudades de Latinoamérica con peores indicadores son Lima y Bogotá. La OMS realizó una comparación de diferentes ciudades del mundo y tuvo en cuenta información independiente para cada una de ellas, basada en datos obtenidos entre los años 2008 y 2013. La investigación midió el nivel de partículas contaminantes PM 2.5, que puede llegar hasta los alveolos pulmonares y generar afecciones a la salud como enfermedades respiratorias agudas, además de facilitar la entrada de virus y bacterias al organismo. Pensar que Bogotá es la segunda ciudad más contaminada de América Latina resulta ensordecedor. Pero, la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) asegura ninguna ciudad es medida bajo el mismo escenario de tiempo, población y grado de desarrollo, lo que, según la entidad, deja en desventaja a la capital. Según sus cifras, en el 2008 la contaminación del aire de Bogotá registró 67 microgramos por metro cúbico (ug/m3) de material particulado inferior a 10 micrometros (PM10), cifra que el año pasado disminuyó notoriamente a 48, cumpliendo con lo establecido por la norma nacional y contradiciendo el estudio de la OMS. Lo anterior indica que en los últimos seis años Bogotá ha mejorado su calidad de aire con una reducción del 28 % en uno de los principales contaminantes regulados a nivel mundial. El secretario Distrital de Ambiente, Néstor García, le dijo a Semana.com que Bogotá fue medida con imprecisiones por la OMS porque sólo se basó en datos de una de sus localidades, Kennedy. “La capital, que cuenta con cerca de ocho millones de habitantes y 19 localidades más, tiene una Red de Monitoreo de Calidad de Aire que consta de 13 estaciones fijas y una móvil. En el reporte se reflejan otras ciudades que pueden tener tres y menos estaciones de monitoreo, lo cual no siempre es representativo del comportamiento espacial y de la dispersión de los contaminantes en una ciudad”, explicó el secretario. Según la SDA, los niveles de contaminación se han reducido por medidas como el mejoramiento de la calidad del Diesel, el seguimiento y control a fuentes fijas y móviles, la instrumentación de normas más estrictas en el transporte público y la entrada en operación de vehículos con mejores estándares de emisión en el SITP. En el 2013, la ciudad creó las condiciones para el monitoreo de una de los contaminantes que afectan con más gravedad la salud de los bogotanos, el PM2.5, partícula que analizó la OMS. Finalmente, el secretario de Ambiente informó que Bogotá será pionera en el desarrollo de medidas orientadas al monitoreo de nanopartículas, junto con Santiago de Chile y otras ciudades de América Latina. Aunque no se puede hablar de quién tiene la razón, el docente de educación ambiental de la Universidad de La Sabana Jefferson Galeano le dijo a Semana.com que la SDA debió tomarse más tiempo para analizar y pronunciarse sobre el estudio de la OMS, que tiene cerca de 1.600 páginas. “La frase ‘Bogotá ha mejorado su calidad de aire en los últimos seis años’ se debe repensar y analizar en qué se ha mejorado porque hay muchos factores coyunturales que hacen pensar lo contrario”, puntualizó el docente. ¿Cuáles? Según Galeano, hay que evaluar la dinámica de Bogotá en materias política, social y ambiental. “Sin ánimo de politizar el tema, el transporte no es suficiente para cubrir los cerca de nueve millones de bogotanos; la infraestructura vial no soporta el gran parque automotor y todavía tenemos dentro de la urbe zonas industriales. Mientras la gente prefiera transportarse en vehículos particulares y se pasen más de dos horas en un trancón, el aire no va a estar bien”, puntualizó el docente. Finalmente, Galeano, experto en el tema, dijo que la gran pregunta para el Distrito y los capitalinos es: “¿Qué estamos haciendo para aportar a la calidad del aire de la ciudad? La crisis que hay en materias política y democrática hace que en el tema ambiental estemos bien atrasados. La calidad de aire de la ciudad no está tan bien. El POT de Gustavo Petro hacía un acercamiento bien importante en materia ambiental, pero mientras exista una inestabilidad política, la ciudad seguirá desestabilizada”.