La multitud de historias del Bronx, en el centro de Bogotá, no se han terminado de contar. Pese a que ya han pasado varios días, los relatos brotan y cada uno es más dramático o asombroso que el anterior.Una de esas historias la publicó Semana.com el pasado viernes 3 de julio cuando contó como un joven de 17 años y de baja estatura fue hallado por la Policía en uno de los sitios de rumba de esa deprimida zona. Estaba junto a otros seis menores que presuntamente eran abusados sexualmente.Poco se sabía de la historia de cómo el menor llegó al Bronx y el drama que han tenido que padecer sus padres para intentar rescatarlo de ese infierno.En el Bronx, Carlos* era conocido como el ‘pequeño gigante’. El mote se lo colocaron los habitantes de la calle cuando empezó a visitar este lugar a mediados del 2015.Meses antes, estuvo al cuidado del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), allí llegó de la mano de su madre quien desesperada vio en esta entidad del Estado la única esperanza de cura para los problemas de drogadicción de su hijo. No fue así.Para la familia, su condición de baja estatura fue la causa que llevó a Carlos a tomar el camino del consumo de drogas. En el colegio y el barrio fue matoneado por su condición. “Para algunos es el payasito, el trapito con el que pueden jugar. Eso lo condujo a lo que es hoy”, reconoció una tía que prefirió no dar su nombre para esta historia.A pesar de ser un hijo amado de una familia de clase media, sus parientes no entienden cómo el joven cayó tan profundo. “Antes, le daba asco un pelo en la comida. Ahora tenía que alimentarse con sobrados de los alimentos”, narró otra tía.A pesar de que sus padres son separados, el amor por su hijo los unió y juntos decidieron ir a la peligrosa zona a rescatarlo de las garras de los distribuidores de drogas y de los temibles ‘sayayines’.El desespero llegó a tal punto, que incluso una de las tías le propuso a la familia colocar carteles con la foto del muchacho con un letrero que dijera: “No le den dinero, él lo tiene todo en la casa”.Como suele ocurrir en la mayoría de estos casos, los familiares visitaron en varias oportunidades el lugar con el ánimo de que regresara al hogar. “Fue sacado en varias oportunidades, unas veces por la fuerza y otras a las buenas”, se lee en una carta que le escribieron los familiares a Semana.com.En una de las incontables visitas, la familia supo que Carlos padecía tuberculosis meníngea, una condición que puede llevar a la muerte. Sin dudarlo, regresaron al Bronx para convencerlo de que se internara en un hospital. El joven aceptó y durante el mes de noviembre del 2015 estuvo bajo un coma inducido, “lo lloramos de una forma terrible”, se resalta en la misiva.Todo parecía que cambiaría en su vida. Tras salir del hospital residió nuevamente en su hogar. Por varios meses evitó salir de la casa hasta la semana santa del 2016, cuando volvió a escapar y la familia recorrió nuevamente las calles para buscarlo.Hoy los padres, hermanos, tías y primos de Carlos agradecen que la Alcaldía de Bogotá haya intervenido el Bronx y esperan que el joven reflexione y cambie el rumbo, pues no quieren continuar con el drama que han vivido durante meses, “nadie conoce el dolor que vive una madre por su hijo”, lamentó su familiar.