Buenaventura parece sufrir la maldición de las siete plagas. Aún no sale de otras tragedias que tanto dolor causaron a sus pobladores y ahora parece enfrentar una nueva calamidad, pero esta vez contra sus niños.A las temidas casas donde la gente era descuartizada viva, las desapariciones, los homicidios, los desplazamientos y la guerra a muerte entre dos bandas criminales que se pelean el control territorial para el tráfico de cocaína, se suma una extraña enfermedad que está matando a los niños.Aunque el problema ya disparó las alarmas de las autoridades locales, la respuesta oficial parece inocua o insuficiente. La razón, en dos meses en esa ciudad portuaria fallecieron media docena de niños menores de 8 años, mientras padecían quebrantos de salud. Las muertes de esos pequeños fueron casi fulminantes, entre el primer síntoma y el deceso no pasan 24 horas.Pero más grave aún es que después de presentarse los dos primeros casos fatales entre el 2 y 4 de enero, aún no están claras las causas de esas muertes y, lo que es peor, nadie se atreve a asegurar si se trata de una epidemia, pese a que cuatro de las víctimas vivían en los mismos barrios y presentaron síntomas similares como fiebre, vómito, dolor de cabeza y en las articulaciones.No obstante, en medio de las especulaciones y versiones oficiales, la primera pista que se dio sobre la fatal enfermedad fue un posible caso de meningitis, pero hasta la fecha ninguna autoridad acepta que se trate de un brote.La primera víctima mortal de semejante amenaza a la salud pública de los niños en Buenaventura fue Dostin Tangarife Olave, de 4 años de edad. Desde el primero de enero de este año el pequeño presentó fiebre, dolor de cabeza y en las articulaciones y hasta vomitó sangre. Los síntomas no duraron más de 24 horas porque al día siguiente (enero 2) murió.Dos días después, o sea el 4 de enero, el turno sería para la pequeña Eliana Mina, de 6 años y también residente en la comuna donde vivía Dostin. A la pequeña Eliana la enfermedad le arrebató la vida en menos de un día.El tercer niño muerto súbitamente mientras padecía los mismos síntomas, fue identificado como Miguel Ángel Rentería, tenía 4 años de edad y su deceso sucedió el 22 de enero. Luego falleció Darwin Mosquera, de 8 años; su muerte se produjo el 11 de febrero.Pero este fin de semana las muertes súbitas de niños se reactivaron y ayer domingo 28 de febrero cobró la vida de Yeilin Danilson Solis, un chiquillo de 4 años de edad que vivía en el barrio Miraflores de Buenaventura. Y este lunes 29, versiones no oficiales de esa ciudad hablan de un sexto caso de otro menor que murió en el barrio Olímpico, tras padecer los mismo síntomas.Hasta ahora las autoridades se han limitado a declarar la alerta amarilla en todo el municipio y distribuir antibióticos en los barrios donde vivían los niños, para evitar una propagación bacteriana. Aunque oficialmente nadie lo dice en voz alta, en esa ciudad todos creen que la extraña enfermedad que está matando a los niños es un brote de meningitis.“Es algo que no podemos confirmar aún porque las pruebas pertinentes para los estudios de laboratorio están en manos del Instituto Nacional de Salud y aún no tenemos los resultados”, explicó Félix Riascos, secretario de Salud de Buenaventura, tras confirmar que uno de los cuatro niños muertos sí tenía meningitis.En ese mismo tono moderado se pronunció el 11 de febrero la secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, quien a través de un comunicado oficial descartó de tajo que las muertes de los primeros cuatro niños fueran consecuencia de un foco de meningitis.“Teníamos la sospecha de que la patología fuera una meningitis por meningococo, que es una enfermedad grave que cobra la vida de forma rápida y que podríamos estar ante la presencia de un foco, pero esta mañana se hizo una autopsia social y una evaluación de la historia clínica de los pacientes”, explicó la secretaria de Salud.La funcionaria fue mucho más allá y basada en análisis previos aseguró que “la conclusión a la que llegamos es que no estamos ante de una meningitis meningocócica, sino probablemente ante una leptospirosis en dos pacientes y en el otro ante una sepsis (una enfermedad en la cual el cuerpo tiene una respuesta grave a bacterias u otros microorganismos) con una bacteria no identificada”.No obstante, la secretaria de Salud del Valle explicó: “Hay que esperar que se procesen las biopsias que se tomaron la noche y los exámenes para llegar a una conclusión definitiva”.Lo triste es que mientras llegan esos resultados y las autoridades reaccionan con efectividad, una rara enfermedad está matando a los niños de Buenaventura.¿Qué es la meningitis meningocócica?De acuerdo con un instructivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en su portal de internet, “la meningitis meningocócica es una infección bacteriana grave de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. Puede causar importantes daños cerebrales y es mortal en el 50 % de los casos no tratados”.La OMS también explica que hay diferentes bacterias causantes de meningitis. “Neisseria meningitidis es una de ellas y puede causar grandes epidemias. Se han identificado 12 serogrupos de Neisseria meningitidis, cinco de los cuales (A, B, C, W135 y X) pueden causar epidemias. La distribución geográfica y el potencial epidémico varía según el serogrupo”.Detalla que la bacteria se transmite de persona a persona a través de “gotículas de las secreciones respiratorias o de la garganta. La propagación de la enfermedad se ve facilitada por el contacto estrecho y prolongado (besos, estornudos, tos, dormitorios colectivos, vajillas y cubiertos compartidos) con una persona infectada. El período de incubación medio es de cuatro días, pero puede oscilar entre dos y 10 días”.También aclara que los síntomas más frecuentes son “rigidez de nuca, fiebre elevada, fotosensibilidad, confusión, cefalea y vómitos” y que por tratarse de una enfermedad mortal, siempre se debe considerar una urgencia médica.“Hay que ingresar al paciente en un hospital o centro de salud, aunque no es necesario aislarlo. El tratamiento antibiótico apropiado debe comenzar lo antes posible, de preferencia después de la punción lumbar, siempre que esta se pueda practicar inmediatamente. El inicio del tratamiento antes de la punción puede dificultar el crecimiento de la bacteria en el cultivo de LCR y la confirmación del diagnóstico”.