La precampaña electoral de 2021 será compleja y llena de obstáculos. Contrario a lo habitual, será un desafío para los políticos que, por la pandemia, tendrán que cambiar la manera tradicional de ganarse a sus electores de cara a las próximas elecciones al Congreso y a la Presidencia. Aunque este año no iniciará en firme la competencia por una curul en el Senado, la Cámara y por la Casa de Nariño, los precandidatos y los partidos empezarán a moverse, pero no será fácil.
Algunos precandidatos presidenciales, por ejemplo, querían recorrer el país desde enero, y el segundo pico de la pandemia y las recientes restricciones truncaron esos planes. El coronavirus está presente, una vacunación total no está a la vuelta de la esquina y los dirigentes tendrán que reinventarse para conseguir votos sin la necesidad del contacto físico.
Antes de la pandemia, el éxito de cualquier político se medía por las reuniones masivas. Y mientras más adultos mayores hubiera mejor, por ser los más disciplinados al votar. Sin embargo, la pandemia no solo impide que haya aglomeraciones, sino que a dicha población adulta, por ser la más vulnerable, se le recomienda permanecer en casa.Los ciudadanos seguramente no recibirán afiches, plegables en semáforos o en sus viviendas y desaparecerán bazares, bingos y otras actividades con las que algunos candidatos se acercaban al pueblo.
“Nadie te va a recibir un volante, será muy difícil, veremos una campaña mediática y de redes sociales”, asegura la representante a la Cámara Katherine Miranda, del Partido Verde. Es decir, los medios de comunicación y plataformas como Zoom o Teams se convertirán en el principal puente entre los aspirantes y sus electores. Y ahí tendrán una fortaleza los aspirantes jóvenes, los que estén a la vanguardia o los que se adapten a la nueva realidad. “O los dinosaurios políticos se modernizan o no sé qué ocurrirá”, agrega Miranda. En 2020, por ejemplo, las campañas de Margarita Cabello a la Procuraduría y de Carlos Camargo a la Defensoría del Pueblo se hicieron principalmente mediante plataformas virtuales.
“Antes una elección de procurador implicaba meses de lobby intenso, viajes por el país, gastos de hoteles, tiquetes, restaurantes, pero el año pasado casi todo se hizo de forma virtual”, señala Carlos Suárez, experto en marketing político y CEO de Estrategia & Poder. En ese orden de ideas, la precampaña será ligera en costos, compromisos y tiempos de desplazamientos. El exconcejal Juan Carlos Flórez considera igualmente que la virtualidad podría disparar la compra de votos.
Tal como están las cosas, lo más probable es que a las elecciones al Congreso, en marzo de 2022, y a la primera vuelta presidencial, en mayo de ese mismo año, los votantes lleguen sumidos en el descontento por las profundas secuelas que está dejando el coronavirus en la salud y la economía. El representante a la Cámara Germán Navas Talero, del Polo, quien se retirará de la política, dice que el voto de opinión puede adquirir más fuerza.
“Anteriormente muchos compraban conciencias con parrandas, entregando trago y regalos. Se modificará la forma de hacer política y ganará el voto de opinión”, afirma.Los últimos meses de 2021 serán claves para aquellos políticos que quieren recoger firmas e inscribir sus candidaturas. AlejandraBarrios, directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), ve complejo el escenario que se avecina. “Eso implica que vas por la calle con un lapicero, una hoja, te acercas a la gente y cuentas la historia del candidato para obtener una firma. Ahí está el problema”, asegura.
Lo ideal sería tener lista la recolección de firmas electrónicas, como quedó contemplado en el nuevo Código Electoral que aprobó el Congreso, pero el proyecto apenas pasará a revisión de la Corte Constitucional. “Lo peor que puede pasar es que se prohíban reuniones políticas y se conviertan en encuentros clandestinos donde no se cumplen los protocolos de bioseguridad y termine siendo mucho más peligroso”, expresó Barrios. La pandemia llegó para cambiar muchas cosas, entre ellas la manera de hacer política; 2021 será la prueba de fuego.