El 9 de septiembre de 2020, Bogotá y Soacha se convirtieron en el escenario de protestas y enfrentamientos violentos entre manifestantes y la fuerza pública que, infortunadamente, terminaron en la muerte de trece personas por disparos de armas de fuego. Julieth Ramírez, una joven de 18 años, estudiante de psicología e inglés, fue una de las víctimas de lo que algunos llamaron una masacre. Hoy, su familia sigue esperando justicia.
La ira de la ciudadanía se levantó tras el homicidio de Javier Ordóñez, que quedó grabado en videos mientras agentes de la Policía lo agredían. De la misma manera, los miembros de la institución fueron documentados cuando, de forma aparentemente descontrolada, accionaron sus armas en contra de algunas personas. Por eso, hay 68 investigaciones abiertas, pero solo en tres casos ha habido fallos sancionatorios.
Julieth no hacía parte de las protestas, pero recibió un disparo fulminante en el corazón, cuando pasaba por el CAI del sector La Gaitana, después de haber comprado una bebida en la tienda Oxxo de la zona.
Cayó como si se hubiera desmayado. La llevaron al Centro de Atención Prioritaria en Salud de La Gaitana para atenderla. A las 6:50 de la tarde del 9 de septiembre, murió.
Harold Ramírez, papá de la joven estudiante, sabe que ese día el caos que reinó en las calles de la capital fue gigante y cree que algunos policías dispararon en defensa propia. Sin embargo, también piensa que varios hechos ocurrieron sin justificación alguna, como el de su hija.
Hoy lamenta que el CTI de la Fiscalía llegó a la zona unas 24 horas después del asesinato de su hija, perdiendo la oportunidad de hallar el proyectil y otras pruebas de utilidad. “Quien encuentra los videos y la evidencia, soy yo”, resalta indignado el papá de Julieth, quien recibió ayuda de un testigo que estuvo presente para la recopilación.
“Hasta abril creo que venía activo el proceso, pero de un momento a otro, y pareciera que fuera una orden general. En muchos de los casos decidieron empezar a cambiar fiscales, a mí me han cambiado tres veces el fiscal”, dice Ramírez, quien se ha comunicado con los familiares de otras víctimas fatales del 9 y 10 de septiembre.
El papá de la joven se siente totalmente desamparado, aterrado y solo, ante la justicia colombiana. Además, se pregunta si las demoras son de tal magnitud en casos tan visibles y en la capital, cómo será en los rincones más alejados del país. “En lugar de avanzar, se frenó la investigación. Eso genera suspicacia, decepción y muchos interrogantes del caso”, resalta Ramírez, quien dice que hay evidencias de todo tipo, videos que reflejan lo que pasó esa noche.
“Así como ofrecen recompensa para quien halle o dé información cuando hay un Policía muerto, que están en todo su derecho, yo exijo que haya recompensa para quien identifique al policía que mató a mi hija. Este caballero no puede andar suelto, no puede seguir activo en la Policía, su actuar no fue de defensa propia, sino de asesinato, fue una orden impartida”, insiste Harold Ramírez.
La familia de Julieth le dedica las siguientes palabras, para conmemorar un año de su muerte:
Hija hermosa, amor de nuestras vidas.
Hoy cumplimos un año sin ti; sin tu sonrisa, sin tu presencia, sin tu nobleza, sin tu compañía, sin tu dulzura y sin ésa magia que por naturaleza llevabas contigo.
Cada día que pasa nos dueles más, nos dueles en el alma, nos dueles en el corazón, nos dueles en la dignidad.
Pero en el fondo de todo, nuestro mayor orgullo fue el de haber estructurado en ti una niña de bien, con proyectos, con sueños y esperanzas, siempre pensadas en aportar a los demás lo mejor de ti.
Te amamos y te extrañamos cada vez más. Tú sí sabías cuánto te amamos. Lo sabías.