Con 30 años de una poco memorable historia en la que se cuentan escándalos de corrupción, intentos fallidos de reformarla o eliminarla y leguleyadas para buscar su supervivencia, por fin se cerró el capítulo de la sala disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura (CSJ), encargada de resolver las investigaciones contra los funcionarios de la rama, y será reemplazada por la Comisión Nacional de Disciplina Judicial (CNDJ).
El miércoles se posesionaron en la Casa de Nariño los magistrados de la naciente CNDJ, tribunal que fue creado en 2015 con la aprobación de la reforma de equilibrio de poderes que sentenciaba el final del CSJ, pero el Consejo de Estado decidió suspender la conformación por falta de reglamentación, abriendo un boquete para que magistrados como Julia Emma Garzón y Pedro Sanabria se atornillaran a sus puestos y extendieran la vida de la Corte. Solo pudieron ser sacados con una acción de tutela que presentó la Corte Constitucional, que acabó con este novelón al argumentar que los periodos no se pueden extender por vacancias.
El nacimiento de la CNDJ se ve como un intento de mejorar las funciones disciplinarias en la rama, aunque no hay mucho optimismo porque no soluciona el problema de fondo: el control a las cabezas de las cortes. Los nuevos magistrados son Magda Victoria Acosta, Juan Carlos Granados, Mauricio Fernando Rodríguez, Alfonso Cajiao, Carlos Arturo Ramírez, Julio Andrés Sampedro y Diana Marina Vélez.
Sin haber ocupado sus despachos, la polémica estaba servida porque, por ejemplo, el magistrado Granados, también exgobernador de Boyacá, está citado a juicio para el próximo 3 de febrero ante la Corte Suprema por el escándalo de Odebrecht. Tampoco pasó desapercibido el nuevo intento del CSJ de torpedear la llegada de la Comisión, primero amparados en un asunto de forma como el lugar donde iban a estar ubicados los nuevos magistrados.
Luego pretendieron mantenerse con el argumento de que seguirían en labores hasta que el tribunal entre en funcionamiento.Ya con la investidura de magistrados y terminado el acto de posesión en la Casa de Nariño, cruzaron la Plaza de Bolívar y llegaron al Palacio de Justicia a ocupar las sillas de la sala disciplinaria. Allí se hizo un sorteo para asignar despachos. No hubo champaña, pero sí invitados de primer nivel: el fiscal Francisco Barbosa pronunció un enérgico discurso de bienvenida; el contralor Carlos Felipe Córdoba fue más breve en sus palabras.
El ministro de Justicia, Wilson Ruiz, recordó sus años como magistrado justamente de la sala disciplinaria que deja de existir. El gran ausente fue el saliente procurador Fernando Carrillo.
Al final, el encargado de dar el discurso de los magistrados fue Granados, aunque el primer presidente de la Comisión será Julio Sampedro, exdecano de la Javeriana. Con este acto se selló el final de la historia de la sala disciplinaria del CSJ, que pasa por la intención de atravesarse al nacimiento de la CNDJ, protagonizada por Sanabria y Garzón. La dupla de magistrados también fue cuestionada cuando se conocieron conversaciones con el coronel Róbinson González del Río, acusado por falsos positivos (hoy en la JEP), en las que se interpretaba la intención de favorecer al acusado.En 2012, el escándalo fue el carrusel de las pensiones, con el cual los magistrados nombraban por corto periodo a sus auxiliares, lo que les garantizaba una jugosa mesada de retiro.
También es recordado el lío del exmagistrado José Alfredo Escobar por una grabación en la que le agradecía al empresario italiano Giorgio Sale, investigado por lavado de activos, por unos botines que le había regalado. Concluyó la historia del más cuestionado alto tribunal de justicia en Colombia. Empieza la era de la CNDJ, pero para constitucionalistas queda el tema más importante por resolver: ¿quién disciplina a las cabezas de justicia en el país?