Jesús Abad Colorado lució muy conmovido durante la entrega del Premio Gabo a la Excelencia que le otorgaron este jueves en Medellín. 25 años de trabajo dedicados a mostrar las diversas caras del conflicto armado a través de la fotografía, lo hicieron merecedor del galardón más importante de la noche. Yolanda Ruiz, directora de RCN Radio, quien hizo el discurso previo a la entrega del premio, dijo que, para el consejo rector de la fundación, Abad Colorado "es un gran cronista visual" que le ha mostrado al país las consecuencias de la guerra en los territorios más recónditos de la geografía colombiana. "Chucho", como le dicen sus amigos en el medio periodístico, ha capturado la parte más cruda del conflicto, pero a su vez, las historias de esperanza de aquellas víctimas que dejaron una parte de sus vidas en ese pasado oscuro y que ahora están convencidas en la reconciliación y la paz.
A Ruiz se le quebró la voz de la emoción al recordar la trayectoria de su colega y finalizó diciendo que "su trabajo no deja olvidar a quienes quieren negar el daño que fueron capaces de hacerse los colombianos como sociedad". Cuando Jesús Abad Colorado subió a la tarima, cientos de sus colegas lo ovacionaron con un gran aplauso. En sus primeras palabras, el fotógrafo dijo que su labor le permitió darse cuenta de que "la ética y la educación, a veces la tienen los campesinos" -como lo son sus padres- y por eso se sentía orgulloso de hoy ser reconocido por esas mismas cualidades en el periodismo.
Durante el extenso recuento de las mejores imágenes que ha capturado, hubo una en particular que se robó la atención del público. Aquella en donde se ve a una pequeña, en medio de tumbas, dando el último adiós a un familiar. "A Camila la vi enterrando a su padre y a sus hermanos. La vi llorando entre las mujeres, con solo 13 años de vida", dijo Abad. Camila, era la única sobreviviente de su familia, pues se salvó de la muerte por haber ido a visitar a su abuela a Medellín en aquel 21 de febrero de 2005. A su regreso, la pequeña tuvo que enfrentarse al sangriento panorama que quedó en la vereda La Resbalosa, en Tierralta (Córdoba). La niña llegó a llorar a su padre y sus dos hermanos menores, Natalia, de 5 años, y Santiago, de 18 meses que fueron acribillados en su casa por la Brigada 17 del Ejército -en alianza con los paramilitares- por una macabra venganza contra los supuestos guerrilleros que vivían en la zona.
Los integrantes de la casa estaban almorzando, cuando el grupo paramilitar "44"-asignado al capitán del Ejército Armando Gordillo para ayudarle a identificar la zona de las Farc- llegó a la casa de Camila. Acto seguido, comenzó la masacre. Los paras tenían identificados a los guerrilleros, hubo un enfrentamiento, pero quienes quedaron en medio fueron los miembros de esta familia que terminaron suplicando por sus vidas. Jorge Luis Salgado, alias ‘Kiko‘, paramilitar del Bloque Héroes de Tolová, dijo en su momento a la Procuraduría: "de repente reportaron a los comandantes de unos niños que estaban adentro de la casa… creo que estaban debajo de la cama… fueron sacados de allí al patio… se le preguntó al comandante qué se hacía con estos niños y llegaron a la conclusión de que serían una amenaza en el futuro diciendo textualmente que ellos crecían y se volverían guerrilleros… por ese motivo se ordenó ejecutarlos en silencio…".
Aunque Alfonso Bolívar, padre de Camila, rogó que no mataran a sus hijos, los paramilitares no dudaron y terminaron enterrando a todos en una fosa común, cerca de su casa. Por eso, Jesús Abad Colorado le hizo mayor hincapié a esa fotografía, porque a pesar de la tragedia que tuvo que soportar Camila, ella se convertiría en un símbolo de esa transformación social que el fotógrafo quiere capturar con el lente de su cámara. "En 2017, doce años después de tomar esas imágenes, la encontré ahí, detrás de un hombre que cargaba una ametralladora, quien hoy es compositor y músico -añadió-. La encontré porque cargaba un recorte de prensa en su morral y esas fotos las había hecho yo y me sorprendí porque era la misma niña", dijo Abad en medio de la ceremonia del Premio Gabo.
Camila ingresó a las Farc, 20 meses después del asesinato de sus familiares, pero en 2017 comenzó ese difícil camino para volver a la vida civil. Junto a ella, 4.761 guerrilleros salieron de la selva para dirigirse a las zonas veredales y cumplir con lo pactado en La Habana, tras la firma del Acuerdo de Paz con el gobierno nacional.
En uno de esos campamentos en Tierralta, Abad Colorado conversó con una mujer. Ella le mostró el recorte de prensa que "guardaba como un tesoro" en su morral y que correspondía a un artículo de la Revista Semana titulado "¿Por qué mataron a los niños?". Ahí, el fotógrafo comprendió que se trataba de la misma niña de 13 años que vio enterrando la cruz en la tumba de su padre. Camila tenía el recorte periodístico que contaba la tragedia de su familia. "¿Cuál es la diferencia entre un niño que porta un arma y lleva balas punto aparte en su pecho y uno que llora?, si ambos deberían ser lamento", añadió el galardonado de la noche a modo de reflexión. Para "Chucho", Camila es el vivo ejemplo de que él no es "un fotógrafo de guerra" sino que va en busca de la vida que aún queda después del conflicto armado. "Camila ahora le apuesta a la paz y recoge cacao con su hija pequeña", dijo. Lo que muchos no se esperaban en Medellín era que la protagonista de esta historia estuviera presente en la ceremonia del Premio Gabo. Sentada muy cerca de la tarima y junto a la madre de Abad Colorado, estaba ella con su bebé.
"Yo no podía recibir este reconocimiento sin que ella estuviera aquí, porque ella es parte de mi vida, porque mi ejercicio no es hacer fotos espectaculares, sino decirle gracias por tu vida", fueron las palabras que el periodista le dedicó a Camila. Cuando ella se levantó de su silla el público no dejó de aplaudirla. Jesús Abad Colorado también invitó a la ceremonia a otros protagonistas de sus fotografías que, años después, volvió a contactar. Su discurso terminó siendo resumido por la frase "la memoria es presente para no repetir".