Si hay algo que ha causado revuelo tras estallar el escándalo de los ‘petrovideos’, además del asqueante contenido, es cómo se grabó. El Pacto Histórico y su candidato Gustavo Petro han dicho de todo, han asegurado que fueron chuzados, que los infiltraron, que fueron agentes del Gobierno. Sin embargo, los hechos hablan de otra cosa. SEMANA desconoce totalmente la identidad de la fuente anónima, solo se sabe que es una fuente con información cierta. Todo ocurrió así.

Hacia las 5:30 p. m. del pasado miércoles 8 de junio, una fuente anónima se contactó con algunos periodistas de SEMANA de manera simultánea. En su poder aseguró tener las pruebas en video de la estrategia de guerra sucia que puso en marcha la campaña presidencial de Gustavo Petro.

Usando mecanismos encriptados de comunicación, alojados en servidores fuera de Colombia, la fuente remitió a esta revista horas y horas de video que se convirtieron en la mayor filtración de la política en el país desde el escándalo de los narcocasetes, que dieron origen al Proceso 8.000.

La justificación de la fuente, para contactar a este medio, fue la siguiente: “Como militante de la Colombia Humana, decido revelar una verdad frente a lo que ha pasado en estas elecciones; el límite moral debe caracterizarse por la necesidad de no degradar el debate ni condicionar la honestidad y la identidad política. Por esto, considero que es el momento de dar a conocer mi desacuerdo con una campaña que ha demostrado a toda costa que definitivamente el fin sí justifica los medios para llegar al poder (...) Hoy, tal vez tarde, me doy cuenta de que se está hundiendo en el fango con tal de quitar del camino a sus contrincantes, sin importarles sus familias, su carrera política y hasta su dignidad y honra”.

La comunicación agregó: “Quiero con esto iniciar un camino que direccione a Colombia hacia un verdadero cambio, con el que pueda dejar atrás las campañas de odio y miedo, y que comencemos a avanzar hacia una patria en la que todos hagamos parte de un pacto por la paz, la igualdad y la justicia social”.

Lo cierto de todo esto es que los ‘petrovideos’ son la filtración más importante que devela las prácticas deleznables de la política colombiana desde 1994, cuando estalló el escándalo de los narcocasetes donde el mundo conoció cómo el Cartel de Cali financió la campaña de Ernesto Samper Pizano.

Por supuesto, hay diferencias. En el caso de los ‘petrovideos’, lo que queda al descubierto es la guerra sucia como estrategia para ganar las elecciones, todo por medio de una máquina del odio y la difamación en busca de la destrucción política y moral de los rivales.