El viaje número 17 del presidente Iván Duque trajo más críticas que halagos. En una parte de los colombianos quedó la sensación de que el jefe de Estado estaba desconectado con la realidad nacional, porque en momentos en que un niño lloraba a su madre asesinada en Córdoba, o que la vía al Llano colpasaba, él hablaba de economía naranja en Europa. Ante las críticas, Duque enumeró uno a uno sus logros en política exterior, pero fue el canciller Carlos Holmes Trujillo quien puso sobre la mesa un problema mayor que los reparos de la oposición: una supuesta campaña de desprestigio internacional contra Duque. El problema está en que el canciller no dio mayores detalles de quién estaría detrás de esta campaña ni dio pruebas de su existencia. "Hay una campaña internacional contra el presidente Duque, fundamentada en la calumnia. Esas campañas solamente se enfrentan y así lo está haciendo el presidente con los hechos, que son los que reflejan la verdad, y con una acción cada vez más dinámica en desarrollo de una diplomacia amplia", aseguró el canciller. No se puede negar que el presidente fue recibido en varios países con protestas, y que incluso en Reino Unido le gritaron “asesino” algunos manifestantes que pedían acciones inmediatas para proteger a los líderes sociales. Sin embargo, una campaña de desprestigio internacional va más allá de pequeñas protestas en Europa. Duque no es el único presidente al que reciben fuera de su país con reclamos, ni tampoco ha sido el único mandatario de Colombia en vivirlo. Otra de las grandes críticas a Duque tuvo que ver con su discurso sobre la implementación del acuerdo de paz frente a la comunidad internacional, justo después de que presentó las objeciones a la JEP, por ejemplo. De hecho, Defendamos la paz le envió una carta al secretario general de la OEA, Luis Almagro, asegurando que no es cierto que Duque esté cumpliendo con la implementación. Sin embargo, desde el punto de vista diplomático es precisamente en un momento como este en que los titulares como el The New York Times sugieren que el gobierno está “abandonando” la paz, o que los congresistas estadounidenses demócratas aseguran que el gobierno está siendo un palo en la rueda para la implementación, en que resulta lógico que el presidente Duque salga del país en busca de apoyo y dé sus propias explicaciones en su defensa, para contrarrestar una imagen que cobra fuerza a nivel internacional. "El argumento tampoco es que un país convulsionado como el nuestro deba retrotraerse de lo internacional. Al contrario, el llamado es a que la política exterior se constituya en un mecanismo que contribuya a resolver nuestras dolencias internas y no a ocultarlas o negarlas", aseguró la internacionalista Sandra Borda en su más reciente columna de opinión en ‘El Tiempo‘. Además, hay que tener en cuenta que la diplomacia hace parte de las funciones presidenciales y que no es equiparable que un ministro o el canciller asista a las reuniones con otros jefes de Estado a que lo haga el propio presidente. En este viaje Duque visitó a la primera ministra británica, Theresa May, y al presidente de Francia, Emmanuel Macron. Puede leer: "Creo que estos viajes han traído inversión al país", Duque sobre su gira por Europa “En un mundo globalizado y altamente competitivo como el actual, hay que dar a conocer los resultados muy positivos para el país de los viajes al exterior del señor presidente Duque, explicar en detalle el resultado de esa diplomacia presidencial que es focalizar los esfuerzos, movilizar la voluntad política de los estados con los que se tiene relación y agilizar las decisiones que se toman entre los estados. La diplomacia presidencial es fundamental para Colombia teniendo en cuenta las características globales y competitivas del mundo de hoy”, aseguró el canciller. Los viajes diplomáticos que hace el presidente normalmente son planificados con gran antelación y tienen una agenda puntual que busca resultados para el país. Para Javier Garay, doctor en Ciencias Políticas y docente de la Universidad Externado, hay que tener en cuenta que no era posible prever que justo cuando el presidente Duque saliera del país, la vía al Llano colapsara, por ejemplo, sin embargo, considera que hay un problema de comunicación y de escogencia de aquello que se presenta como logros de su viaje diplomático a Europa. “Muchas son intenciones y no logros. ¿Realmente el presidente tiene que ir allá para conseguir 3.5 millones de libras esterlinas para la investigación científica? Además, vienen a contarnos como logros que van a pasar el sombrero en los países recogiendo recursos. Un logro podría ser mejorar el tema de las visas, como lo hacían otros gobiernos. Pero como lo informan se percibe como algo superficial, porque el gobierno logra unos recursos de cooperación que no van a tener mayor impacto. Están banalizando la política exterior”, aseguró Garay a SEMANA. Consulte: ¿Está el presidente viajando más de la cuenta? Los problemas que se presentaron y que requerían la directiva del mandatario fueron atendidos por él desde la distancia, pero esto no menguó la desazón interna. Esto pasa en un país como Colombia en el que nunca ha sido muy bien visto que el presidente esté fuera, basta recordar cuando el entonces presidente Misael Pastrana Borrero (1970-1974) mostró su orgullo porque durante su mandato solo salió 72 horas de Bogotá hacia Venezuela. Los tiempos han cambiado, y como dice el canciller Trujillo, la globalización es una realidad. Pero esta misma globalización hace que la información viaje más rápido, y que lo que ocurre en Colombia, lo positivo y lo negativo, se sepa al instante en el resto del mundo.