Para los más de 1,2 millones de colombianos en el exterior, los consulados son un apoyo indispensable. Colaboran con trámites de certificados, documentos, autenticaciones, voto, inscripción y demás procesos necesarios para la asistencia de los connacionales. Sin embargo, estos 140 puntos de atención están colapsando y denuncian que los altos funcionarios hacen poco para resolver los problemas.

Por las quejas, el canciller Álvaro Leyva puso a prueba el canal de atención para trámites de pasaporte, lo cual dio como resultado una llamada infructuosa de 40 minutos. El ministro solicitó una auditoría que arrojó que la mayoría de los sistemas están obsoletos y con graves deficiencias en seguridad.

Uno de los programas, el Sistema de Atención Integral al Ciudadano (Sitac), la única herramienta que existe para realizar trámites consulares, se ha convertido en un calvario para muchos funcionarios.

Según Francisco Burchardt, presidente del Sindicato de Empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores (Semrex), el sistema se cae varias veces por semana y por horas, haciendo que muchos colombianos, que deben viajar hasta el consulado más próximo, pierdan tiempo y dinero.

El canciller Álvaro Leyva está en medio del ojo del huracán por cuenta de los problemas de los consulados colombianos. | Foto: GUILLERMO TORRES

“Se cae en Colombia a las seis de la tarde y no están los ingenieros. En Australia son las nueve o diez de la mañana. No hay quién repare, pero el huso horario va corriendo al sudeste asiático, Oriente Medio y parte de Europa. Cuando llega quien lo arregla en Colombia, ya pasaron 14 horas. Si el problema es grave, afecta a América”, explicó.

Además, los funcionarios deben recibir las quejas y reclamos de quienes no pueden hacer sus trámites por el sistema: “Hay agresiones verbales, hay reclamos, los insultan y les dicen que son políticos, pero son de carrera diplomática o administrativos”. También padecen sobrecarga laboral porque muchos consulados no tienen los trabajadores necesarios.

SEMANA conversó con varios funcionarios en consulados alrededor del mundo, quienes expresaron su desesperación. Todos se ven obligados a recibir terapia psicológica.

Un trabajador en México, que pidió reserva de su identidad, aseguró que, además del peso laboral, sufre de acoso y hostilidad por parte de un superior. “Es el común denominador, pasa en todos lados”, dijo.

Son decenas las denuncias que llegan sobre los consulados colombianos en el exterior. | Foto: Bill Tompkins/Archivos de Michael Ochs/Getty Images

Otro funcionario de carrera diplomática dijo que todos los días hay inconvenientes con los trámites. “Estamos prestando un muy mal servicio, pero recae en nosotros, que damos la cara. Es un grito de auxilio”.

“Los consulados no solo hacen trámites, también visitan cárceles y tratan casos muy fuertes. La sobrecarga es una bomba de tiempo para la salud mental. Mucha frustración, los colegas en el exterior se sienten abandonados por el Ministerio y sin la tecnología necesaria. Además, trabajo los sábados y jornadas extendidas”, contó.

Asimismo, relató que fue víctima de acoso laboral y, a raíz de eso, fue diagnosticado con un trastorno de ansiedad. “Es una constante, no toda la persecución se denuncia”.

Una trabajadora en Estados Unidos aseguró que debe laborar largas jornadas para realizar la mayor cantidad de trámites posibles antes de que se caiga el sistema: “Muchas veces nos piden que almorcemos a las cuatro o cinco de la tarde”.

A pesar de que desde hace meses los sindicatos piden reuniones con el canciller Leyva, no los ha atendido aún. | Foto: Cancillería

Adicionalmente, señaló que el Ministerio subestima las quejas: “A la Cancillería le parece que todos somos unos llorones”. Incluso, dijo que por su llegada al consulado tuvo que buscar psicólogo: “Es la única forma de sobrevivir”.

En España, un trabajador conversó con este medio, desesperado por el “clima laboral perverso”. Algunos funcionarios, por temas de acoso, deben retirarse por problemas psiquiátricos.

Dijo que, en un país con tantos colombianos, sufren profundamente por las caídas del sistema: “Un niño ha intentado sacar su pasaporte cuatro veces. Siempre que viene, se cae. Uno tiene que poner el pecho y responderle. Estamos absolutamente desanimados”.

Si bien el ministro Leyva comienza a revisar el sistema, los sindicatos del Ministerio no han podido concretar una reunión con el canciller, que vienen solicitando hace siete meses. Mientras tanto, sin personal, sin tecnología, con pocas herramientas de trabajo y frustrados, los consulados prestan un servicio insuficiente para los colombianos. “Hay indiferencia”, así califica un diplomático el trato del jefe de la cartera.