Los últimos meses para el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, han sido un sube y baja de acciones mediáticas que, más allá de dejarlo bien parado, alimentan la tesis de sus detractores que sitúan al joven mandatario como un caprichoso gobernante.
Desde el escándalo, a principios de septiembre, con la cantante Yaneth Patric en un reconocido restaurante de la ciudad, la imagen de un Daniel Quintero autoritario empezó a tomar fuerza. En esa ocasión, la artista denunció que le cancelaron el contrato en un reconocido restaurante de la ciudad porque se negó a saludar al alcalde.
“Armó el escándalo del siglo. Llamó a la administradora, entró el de seguridad (...) Para él fue un gran desplante [que ella no le extendiera la mano, como él esperaba]”, dijo la cantante en su momento. Luego de ese incidente le fue cancelado el contrato. Quintero se defendió diciendo que no recordaba ese episodio y que no había intercedido para que despidieran a la artista, aunque lo cierto es que el episodio jamás terminó de ser aclarado en su totalidad.
Días después, el mandatario local salió salpicado en un escándalo de supuesta censura periodística en el Canal TeleMedellín, en el cual el nuevo gerente –puesto por Quintero– Deninson Mendoza presionaba, al parecer, a periodistas para ocultar las noticias negativas de la ciudad y exaltar, con notas disfrazadas de periodismo, la labor del mandatario.
El periodista Hernán Muñoz Álvarez denunció a través de sus redes sociales que lo despidieron de su cargo como director del Sistema Informativo de Telemedellín por negarse a seguir esta directriz. “Recibí presiones verbales disfrazadas de peticiones o sugerencias que, entre otras cosas, tenían la intención de manipular información a favor de la Alcaldía. Si bien ellos deciden, tengo la certeza de que informar desde lo público es un compromiso con la verdad, ante todo”, dijo el comunicador, una vez fue hecho público su cese de actividades en el canal.
Pero la cosa no para ahí. Sumado al agarrón con los salientes periodistas de Telemedellín, Quintero arremetió contra el diario regional El Colombiano por un informe sobre un presunto ‘roscograma’ en la administración de Medellín, del que se desprendía que parientes de Quintero trabajan en diferentes entidades del distrito. Lazos familiares abundan en la Alcaldía fue el titular del medio que despertó la ira del mandatario.
Luego de esta publicación, el secretario de Gobierno de Medellín, Esteban Restrepo, publicó en su cuenta de Twitter una desatinada y controversial encuesta: “¿A ustedes les parece que el diario El Colombiano es...?”, dando las opciones “Un diario serio” o “Un pasquín”.
La ola de indignación llegó hasta oídos de la Fundación para la Libertada de Prensa (FLIP), que le pidió al alcalde Quintero cesar los ataques contra los medios periodísticos. “Los medios públicos no deben estar al servicio de la administración de turno, sino de la ciudadanía. Sin embargo, la presión contra la prensa por parte de Quintero ha sido una constante”, subrayó la organización en un comunicado.
Pero lejos de atender el llamado, los resultados de la encuesta –que logró su objetivo de atacar la reputación de El Colombiano– fueron presentados como una de las noticias importantes en el nuevo segmento de noticias de TeleMedellín. ¿Quién ordenó semejante despropósito?
En poco menos de dos años al frente de la Alcaldía de Medellín, Quintero parece haberse desmarcado de ese candidato alternativo, defensor de las pequeñas causas y uno de los hitos políticos más grandes de la historia moderna de esa ciudad. Seguramente, en esta coyuntura, el Quintero candidato atacaría ferozmente al Quintero mandatario por el uso desmedido de su poder para alimentar egos y rencillas personales.
El alcalde joven, que significaba para la capital de Antioquia un aire a la política tradicional, se ha enfrascado en peleas mediáticas que nada le aportan a su imagen.
Todo esto, sin mencionar la pelea por el cambio de los contratistas de Hidroituango.