En una gran operación conjunta entre la Fiscalía y la Policía fue desarticulada una peligrosa organización criminal dedicada a la extorsión y al sicariato a nivel nacional, y que era comandada por delincuentes de vieja data, quienes incluso habían trabajado para el Cartel de Cali entre las décadas de los 80 y 90, y, en tiempos más recientes, para la banda criminal La Constru, que sembró el terror en el departamento de Putumayo.

La operación denominada Catarsis III, se dio de forma simultánea en los municipios de Facatativá (Cundinamarca) y Tuluá (Valle del Cauca) y en ella cayó el máximo cabecilla de este grupo de criminal, Henry Loaiza Ceballos, alias Alacrán, quien entre los años 1986 a 1994, formaba parte del brazo criminal del Cartel de Cali, y era encargado de los sicariatos y actos terroristas para esta organización.

Alias Alacrán, ahora el jefe de una organización que se autodenominaba Los Mágicos y manejaban negocios criminales en los departamentos de Cundinamarca, Valle del Cauca, Bolívar, Magdalena y Putumayo.

Henry Loaiza Ceballos, alias Alacrán, fue un peligroso delincuente del Cartel de Cali, ahora comandaba una banda criminal llamada Los Mágicos. | Foto: Fiscalía y Policía.

También fue detenido su mano derecha, Nelson Albeiro Marín García, alias Marín, coordinador de extorsiones. Este delincuente perteneció a las Farc y fue acreditado por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz en el 2017, luego de la negociación de paz, cuando fue beneficiado con un proyecto productivo. Sin embargo, siguió ligado al crimen.

La historia del Alacrán

Alias Alacrán, Fue vinculado como uno de los autores criminales de múltiples homicidios, torturas, desaparición y otros hechos de afectación contra la integridad y la vida de casi 300 personas que residían en el municipio de Trujillo (Valle del Cauca) ocurridos durante los años 1986 a 1994.

Este sujeto era uno de los principales cabecillas del Cartel de Cali, encargado de la producción de cocaína y de brindar seguridad a laboratorios de la estructura. Financió al GDCO - La Constru en el departamento de Putumayo, para despojar de tierras a ganaderos y finqueros de la región.

A pesar de que no fue extraditado como muchos capos y que sus cargos por narcotráfico nunca prosperaron en los estrados, Loaiza Ceballos, conocido como alias El Alacrán, terminó recibiendo dos duras condenas. Una a 30 años de cárcel por la masacre de Trujillo, caso en el cual reconoció la matanza de 42 personas.

Esta sentencia se conmutó con otra que pagaba desde 1995 a 18 años de prisión por el delito de concierto para delinquir y enriquecimiento ilícito. “(…) Pido perdón público y extensivo a los familiares de las víctimas, de los hechos ocurridos en ese municipio, de la denominada masacre de Trujillo”, escribió con su puño y letra en una carta que fue difundida desde la cárcel.

La misiva remataba: “(…) Manifiesto mi total arrepentimiento y en adelante me comprometo con Dios, con la sociedad y con nuestra Patria a no volver a cometer ningún acto delictivo”. Durante décadas, El Alacrán mostró su apego a Dios a través de excéntricas manifestaciones. Su abogado dio fe en videos difundidos en redes del arrepentimiento y la resocialización del capo por los hechos criminales que ocurrieron entre 1980 y comienzos de 1990.

Al parecer no era más que un cañazo, una y otra vez el Alacrán ha vuelto a delinquir, y de la peor forma, con redes de criminales, sicarios y extorsionistas que siembran el terror.

Por su parte, alias Marín, luego de su desmovilización, volvió rápidamente a la vida criminal, y en el departamento del Valle del Cauca empieza a hacer alianzas con las estructuras Los del Valle, La Inmaculada y La Local en Buenaventura; liderando el Outsourcing Criminal para el desarrollo de actividades criminales.

Henry Loaiza Ceballos, alias Alacrán, y Nelson Albeiro Marín García, alias Marín, fueron imputados con los delitos de concierto para delinquir agravado y extorsión agravada.