En las últimas horas las autoridades capturaron a 25 personas, quienes supuestamente serían promotores de actos violentos en el país en los últimos días en medio de las movilizaciones del paro nacional. De acuerdo con el Ministerio de Defensa, los detenidos abastecían de armas y explosivos a delincuentes y grupos armados como el ELN y disidencias de las Farc para atentar contra ciudadanos, Fuerza Pública e infraestructura.

El ministro de Defensa, Diego Molano, explicó que las capturas se llevaron a cabo, luego de 29 diligencias de allanamiento en Bogotá, Medellín, Cali y Buga. “Seguiremos desarticulando la delincuencia común, a los grupos armados organizados, y a todos que alteran el orden público en el país. Como resultado del trabajo investigativo y mediante controles técnicos se logró, en articulación entre la Policía y la Fiscalía, la captura de 25 de los patrocinadores de hechos de violencia en los últimos días”, explicó.

Además, dijo que se trata de “delincuencia común organizada que tiene influencia criminal en Cali” y afirmó que “a modo de outsourcing abastecían con armas de fuego, artefactos explosivos, a los protagonistas de los últimos desmanes contra ciudadanos, manifestantes, bienes públicos, y las Infraestructuras en la ciudad, lo mismo que ataques a la fuerza pública”.

Además, el jefe de la cartera de Defensa afirmó que dicha organización criminal ingresaba ilegalmente al país material de guerra con el fin de proveer grupos armados al margen de la ley, como el Comando Coordinador de Occidente y el grupo armado organizado residual de Gentil Duarte, es decir, una de las disidencias de las Farc.

Entre los capturados se encuentra un hombre que, según Molano, infiltraba y suministraba prendas de vestir que usaban grupos de encapuchados que han generado desmanes en los días recientes, en la capital del Valle del Cauca.

De manera simultánea en Siloé, Cali, fue capturado Jhon Jairo Jurado, alias John Putas, sindicado de integrar el frente urbano del ELN y dinamizador de masas de la organización.

Al respecto, el general Jorge Luis Vargas Valencia, director de la Policía Nacional, dijo que los anteriores resultados se dan tras investigaciones que duraron 18 meses.

“En una primera fase se logró la captura de 18 personas hace un año (…) esta red importaba a partes de armas y fusiles desde los Estados Unidos, por diferentes medios; a través de personas, internet y correos certificados. Estas armas eran ensambladas en Cali y eran vendidas a disidencias de las Farc”, dijo el general Vargas.

De hecho, interceptaciones telefónicas conocidas por SEMANA indican que parte de los hechos violentos que se han vivido en Cali fueron planeados por las disidencias de las Farc y las milicias urbanas del ELN. De cientos de horas de material en audio, 60 horas son críticas y arrojan pistas de lo ocurrido. Varias de estas conversaciones fueron trianguladas en La Luna, uno de los escenarios de confrontación más convulsionados de Cali y tres de esas líneas de comunicación pertenecen a Anderson Johan Maldonado Cáceres, alias Jacobo, la cara más visible de las disidencias de las Farc.

“Estoy necesitando unas cositas”, dice alias Jacobo en una conversación telefónica interceptada en la noche del 30 de abril. Al otro lado de la línea, según las autoridades, le responde una voz desde las montañas del norte del Cauca: “Ya le mandé la que está sin explosivos y la que tiene explosivos”.

Este hombre, señalado de comandar las milicias de la columna Dagoberto Ramos, tenía todo el peso para asegurarse, desde las calles, que la capital del Valle del Cauca quedara sitiada.

“Haga eso y queme la sim card, y queme todo, cambie todo. Porque esto está horrible”, ordenó él, en una de sus últimas conversaciones antes de ser capturado por la Fiscalía y la Policía en el barrio La Unión, en el oriente de Cali.

La instrucción iba dirigida a los integrantes de su columna Dagoberto Ramos, quienes estaban infiltrados en la protesta social para atacar a miembros de la Policía, destruir los CAI y toda la infraestructura de la ciudad.

Los pedidos de refuerzos a sus superiores en Cauca eran constantes: “Acá necesitando apoyo en la madrugada y en la noche. Anoche se armó. Nos encendieron”, se le escucha a alias Jacobo en una grabación.

Uno de sus cómplices le responde: “¿Sí?, y ¿no tiraron eso que les dejamos?”.

“¿Qué dejaron ustedes?, porque las tres papas bomba, eso se perdieron”, pregunta Jacobo.

“No, ahí se le dejaron unas cosas”, le responden.

“Aquí no aparece nada, bueno, bueno. Hoy por la noche llego, es que tuve por allá un tropelito (…) déjeme que ya en la noche llegamos por allá”, concluye Jacobo en la conversación.

Su base de operaciones estaba ubicada principalmente en los barrios Ciudad 2000, Alfonso López, El Vallado y en La Unión, donde finalmente fue capturado Jacobo, ya que las autoridades lo responsabilizan de los hechos más violentos, como el ataque contra el CAI de la Policía en Puerto Rellena, que ardió en llamas. También, la destrucción de las estaciones del MIO en el barrio Calipso, y las balaceras en la comuna 20, la mayoría en Siloé.

Pero eso no es todo. También se le atribuyen los robos bancarios y el traslado de milicianos de las disidencias de las Farc a La Luna, en donde queda el hotel que fue saqueado y atacado con explosivos, porque allí se alojaron los policías que llegaron a Cali como refuerzo. En ese atentado también participaron encapuchados e infiltrados de la Dagoberto Ramos.