El mono rojo es un simio que habita en la selvas del norte de suramérica y se caracteriza por su poderoso aullido con el que advierte la presencia del peligro a sus congéneres. Pero al Mono Rojo del Clan del Golfo, no le alcanzaron las precauciones que tomó para ser advertido de los retenes de la fuerza pública presentes en la vía que corre entre Apartadó y Turbo, en Antioquia. El hombre, señalado de ser el enlace de la organización delictiva con narcotraficantes de Panamá, no se dio cuenta de lo que le sucedía hasta que fue arrestado y llevado a buen resguardo por los hombres de la Dijín, con el concurso de fuerzas militares y de la Fiscalía.Puedes leer: La historia detrás del sometimiento del Clan del GolfoDe acuerdo con la información presentada por las autoridades, Mono Rojo era el hombre que recibía la cocaína enviada desde Colombia a Panamá mediante lanchas rápidas y la llevaba él mismo a países de Centroamérica y Estados Unidos.Debido a su presunta actividad delictiva, era requerido por el distrito Este de Texas en los Estados Unidos por el delito de asociación ilícita para producir y distribuir cocaína.Pero este no fue el único golpe que se propinó a la organización en los alrededores de Turbo, Antioquia. Además de capturar al enlace panameño del Clan del Golfo, la Policía Nacional también desarticuló una central de comunicaciones ubicada en la vereda Monte Verde del corregimiento de Currulao. Al parecer, esta central pertenecía a una persona conocida con los alias de Juan Pablo o Máscara, presunto jefe urbano del Clan del Golfo en el corregimiento de Currulao. Si Turbo es tan importante es porque, junto con Necoclí y otros municipios, ha sido uno de los centros de operación de la organización delictiva liderada por Otoniel. El municipio portuario situado en una punta del golfo de Urabá, frente al Chocó es un punto clave para el grupo criminal en su afán por traficar droga vía Panamá.Puedes leer: La fortuna perdida del Clan del GolfoPor eso es que más allá, sobre la misma ruta, los hombres de Agamenón II ubicaron y destruyeron un laboratorio ilegal para el procesamiento de cocaína con capacidad para generar 2 toneladas mensuales de producto acabado. En ese operativo se incautaron 36 kilogramos de base de cocaína, 600 kilos de insumos químicos sólidos y 4.960 galones de insumos químicos líquidos.El laboratorio presuntamente pertenecía a alias Nicolás, tercer cabecilla del grupo armado organizado antiguamente conocido como Urabeños, encargado de coordinar las actividades financieras de la organización y en particular del tráfico de estupefacientes hacia Centroamérica.En el marco de estos operativos, se logró embargar a 54 bienes muebles e inmuebles ubicados en los municipios de Ebejicó, Santa Rosa de Osos, Rionegro, Apartadó, Turbo, Necoclí y Medellín, avaluados en más de 32 mil millones de pesos.