Los Palomos no eran la típica banda que se especializó en una sola modalidad de robo. Ellos buscaban la oportunidad y se ajustaban a las circunstancias. Podían asaltar un almacén y doblegar a sus ocupantes con armas, o aprovechar la soledad de un barrio residencial para forzar una cerradura y colarse con sigilo a una vivienda.La Policía de Bogotá capturó a tres de los hombres que integraban Los Palomos, que habrían cometido al menos once hurtos grandes en la ciudad, por los que se habrían llevado un botín total de 600 millones de pesos.Según las autoridades, los capturados, que bordean los 30 años, se habían conocido en las Las Ferias, su barrio de origen, y enfocaron sus operaciones en las localidades de Kennedy, Engativa y Puente Aranda.Puede leer: El jefe del Clan del Golfo que delinquía desde su penthousePara cometer sus asaltos se movilizaban la mayoría de las veces en un taxi, pero también en un carro de alta gama, que generalmente era conducido por alias Víctor. Mientras él aguardaba en el carro y fungía como campanero, Yair y el Mono se encargaban de ejecutar los robos.Algunos de los golpes eran violentos. Los hombres entraban a locales comerciales donde intimidaban a los presentes con armas de fuego, los golpeaban y los obligaban a arrodillarse. Rápidamente tomaban el dinero y abordaban el vehículo que los esperaba afuera. En uno de los hurtos que quedaron grabados en video, según la Policía, se llevaron 30 millones de pesos.
Pero otros de sus asaltos eran lo opuesto. Sigilosos, silenciosos. Rondaban una vivienda durante horas, mientras analizaban cómo actuar. Cuando no había nadie cerca, alguno de los miembros de la banda forzaba rápidamente la cerradura, mientras los cómplices se acercaban, entraban a la vivienda y en cuestión de cuatro minutos ya se iban, llevando consigo los elementos de valor.En los registros de una cámara de video quedó el momento en que ejecutaron uno de estos robos. De esa vivienda se llevaron 12 millones de pesos, entre efectivo, electrodomésticos y objetos de valor.
Los tres hombres ya tenían antecedentes por hurto y otros delitos como porte ilegal de armas. Incluso, dos de ellos tenían condenas y órdenes de captura vigentes. Las autoridades recopilaron distintas pruebas en su contra, entre esas los videos de los golpes. Un juez los envió a prisión mientras comienza el trámite de sus juicios.