Entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, pese a estar privado de su libertad mientras se definía su situación jurídica por protagonizar uno de los peores casos de corrupción que permeara la Rama Judicial en Colombia, el empresario Carlos Mattos salía y entraba de la cárcel La Picota sin ningún tipo de problema.
En varias oportunidades fue visto llegar en camionetas del Inpec hasta unas lujosas oficinas ubicadas en la calle 116 con carrera 19, en el norte de Bogotá, para atender asuntos privados, cerrar negocios y reunirse con sus abogados.
Esta situación demostró nuevamente los beneficios que recibían algunos privados de la libertad con poder económico. Igualmente, se anunció un remezón total en el Inpec y un anuncio de investigación interna para establecer cómo Mattos había recibido tantos permisos para salir del centro carcelario rumbo a citas médicas.
El expresidente de Hyundai Colombia fue mencionado varias veces en una audiencia celebrada el pasado 2 de octubre, en la que la Fiscalía General prácticamente se quedó con las ganas de imputarle cargos por peculado por uso, cohecho y prevaricato por omisión.
“Maneja tanto poder el señor Mattos en los centros penitenciarios, que en las resoluciones médicas, cuando se disponía a sacarlo del patio, manifiesta que no salía sin su celular, manifestación que quedó en constancia por parte de los mismos funcionarios y debieron cumplirle su requerimiento para trasladarlo a su cita médica”, señaló la Fiscalía en medio de una accidentada imputación de cargos en la que sí fueron vinculados los cuatro guardias que lo acompañaban en sus salidas.
La diligencia que se tenía programada para este lunes (21 de octubre) se aplazó por solicitud de la defensa de Mattos.
Según se pudo establecer, el empresario tocó las puertas para recibir los beneficios de la justicia restaurativa que ha sido impulsada desde el Ministerio de Justicia.
El empresario, quien actualmente se encuentra con detención domiciliaria, buscaría un principio de oportunidad con la Fiscalía General.
Además de cesar la persecución penal, Mattos ofrecería excusas públicas por sus actos y los daños causados, entregando como modo de perdón una obra para el disfrute de la comunidad.
Entre estas se encontraría un jardín infantil para los hijos de los funcionarios del Inpec, una biblioteca o un pabellón para reclusos de la tercera edad.
En los próximos días se conocerán más detalles de la negociación entre la defensa del empresario y la Fiscalía General.
Mattos cumple dos sentencias por haber pagado millonarios sobornos con el fin de lograr un fallo que lo beneficiara en medio de una disputa internacional para la venta de vehículos de la marca coreana en Colombia.
El empresario sobornó a funcionarios y empleado de la Rama Judicial para que alteraran el sistema de repartos de los juzgados civiles con el fin de que la tutela que había presentado llegara al despacho del juez Reynaldo Huertas para que fallara en tiempo récord sus pretensiones y así le otorgara medidas cautelares que le permitirían seguir comercializando los vehículos Hyundai.
No contento con esto, el empresario le envió una suma de dinero a la jueza que dejó en firme las medidas cautelares.