El pasado 25 de febrero, el empresario Carlos José Mattos Barrero recibió un permiso para ser trasladado a un centro médico ubicado en la calle 50 con carrera 13, en Bogotá, para un procedimiento y una valoración oftalmológica. En el documento, firmado por el entonces director de custodia y vigilancia del Inpec, teniente coronel Joaquín Darío Medrano Muñoz, se advertía que Mattos debía ser regresado de “forma inmediata” a la cárcel La Picota.
Ese 25, en efecto, Carlos Mattos salió de la cárcel ubicada en el sur de Bogotá, pero con un destino diferente. La camioneta del Inpec que lo trasladaba lo llevó directamente a la calle 101 con carrera 19. Tranquilamente, el vehículo entró al parqueadero de ese edificio de oficinas.
Minutos después, con toda la tranquilidad, sin ningún tipo de guardia, el empresario –procesado por ser parte de uno de los peores escándalos de corrupción que permearon la Rama Judicial– entró al edificio. Desde ahí, según un reporte de Noticias Caracol, empezó a recibir todo tipo de visitas, entre ellas las de sus dos abogados.
La reunión se extendió hasta las 5:10 de la tarde. Debido a que era ‘hora pico’ el vehículo del Inpec se enfrentó a todos los trancones de la ciudad, los cuales se agudizaron con las obras que se están realizando en la calle 100.
Con este tipo de permisos el empresario, quien fue extraditado en noviembre pasado, salía constantemente de la cárcel. Varias pruebas indican que tras asistir a las citas médicas aprovechaba el tiempo libre para ir a la oficina de propiedad de su hermano con el fin de adelantar reuniones privadas.
El 21 de febrero, tras recibir otro permiso médico, Mattos se trasladó en una camioneta del Inpec hasta la Clínica Palermo, ubicada en la localidad de Teusaquillo para un tratamiento médico. Pese a que en la orden decía claramente que tras la cita debía regresar “inmediatamente” al centro carcelario, el empresario tenía otros planes.
Aunque la cita médica solamente duró 40 minutos, la camioneta del Instituto lo traslada hasta la oficina ubicada en el norte de Bogotá. Ese día, el empresario colombo-español también recibió varias visitas, organizó diferentes encuentros y se movía sin ningún tipo de guardia.
Tal vez, preocupados por la hora, los funcionarios del Inpec ese día prefirieron evitar el tráfico de Bogotá prendiendo las alarmas y utilizando el carril exclusivo de TransMilenio.
En tres meses, Mattos recibió doce permisos para salir de la cárcel rumbo a citas médicas. Ahora las autoridades quieren verificar si, en efecto, asistió únicamente a recibir tratamientos o valoraciones, o si utilizó sus salidas para visitar su vieja oficina y sostener los encuentros.
Hasta el momento se ha podido verificar que todas las órdenes fueron firmadas por el coronel Wílmer Valencia Ladrón de Guevara, director de la cárcel La Picota, y el teniente coronel Joaquín Darío Medrano Muñoz, director de custodia y vigilancia del Inpec. En estas se ponía de presente que todas las salidas debían contar con la presencia de guardianes del Instituto para brindarle protección y seguridad.
Igualmente, para la remisión se debía solicitar y coordinar apoyo a la Fuerza Pública. “Las remisiones respectivas se efectuarán bajo rigurosas y extremas medidas de seguridad, tendientes a garantizar la vida e integridad de la persona privada de la libertad, así como evitar posible fuga o rescate”.
Los 12 permisos
Según las actas del Inpec, Mattos registró su primera salida el 14 de diciembre de 2021 para asistir a un servicio de neurología en la Asociación Médica de Los Andes, ubicado en el norte de Bogotá.
Los días 17, 21, 29 y 30 de diciembre también recibió permisos para salir de la cárcel a citas médicas. El 11 de enero de 2022 se le dio un aval para que se realizara unos exámenes de laboratorio. El 21 de enero tuvo una salida de urgencia por un accidente que sufrió. El 10, 11, 21 y 25 de febrero volvió a salir.