La explosión del carro bomba en un batallón del Ejército Nacional en Cúcuta, que hasta el momento ha dejado más de 30 personas lesionadas, no solo sacudió las instalaciones de la Brigada. Más allá de las afectaciones en salud en las personas, despertó reacciones en habitantes y dirigentes sociales de la ciudad: muchos de ellos consideran que el Estado, en temas de seguridad, ha cometido varios errores que han permitido que los grupos ilegales hagan de las suyas en el Norte de Santander.
Edwar Álvarez, dirigente social y defensor de Derechos Humanos, le dijo a SEMANA: “La situación de seguridad y de orden público en el Catatumbo se salió de madre y esto ya es un programa de todo Norte de Santander”. Para él, ese es el resultado de años de un mal manejo por parte de las autoridades para controlar la presencia de los grupos criminales que tienen sumido en la violencia al departamento fronterizo con Venezuela.
“Tenemos una fuerza pública que está operando en el Catatumbo como si estuviese con los ojos vendados”, explicó. Según él, las estrategias que están utilizando las Fuerzas Militares y la Policía no son suficientes, pues asegura que no entienden la dinámica de los grupos armados en la región.
“Es una fuerza pública que no recupera territorio en la región del Catatumbo. Por ejemplo, San Pablo, San Juancito, El Tarra... Esos corregimientos y esos municipios, hace 8 años, tenían una fuerte presencia de las instituciones y hoy en día están en poder de organizaciones criminales”. Recalcó que en lugar de frenarlas, la ausencia de las autoridades permite que estas organizaciones se expandan.
El defensor de derechos manifiesta que, desde hace cinco años, el crecimiento de grupos ilegales es significativo y cada día más fuerte. El impacto de estas actividades delincuenciales en el departamento de Norte de Santander se expande a otros territorios como la serranía del Perijá, departamentos de Santander y Cesar”.
Para Álvarez no es sorpresa el acto de los grupos terroristas, debido a que el Catatumbo es una región que está totalmente descubierta para los delincuentes: “Las puertas y entradas del Catatumbo están en poder de las grandes organizaciones criminales como el ELN, el EPL, el Clan del Golfo, Los Urabeños, los dos carteles del narcotráfico mexicanos... El poderío militar que ellos tienen, producto de los cultivos, es muy grande para respaldar actos tan atroces que van en contra de la fuerza pública”, indicó.
Lo ocurrido en la Brigada 30 demuestra que la fuerza pública está retrocediendo en el campo de batalla y tiene dificultades para ingresar a los territorios y ganarse la confianza de los pobladores. “Son operaciones golondrina, no hay acciones sostenidas”, dijo Álvarez. Y enfatizó en que los resultados así lo demuestran: para él, que conoce la dinámica del conflicto en la región, no se han dado capturas importantes en el ELN, organización que en esa región ha crecido un 300 % gracias a la financiación con el narcotráfico, según datos evidenciados por líderes sociales.
Cabe recordar que el atentado terrorista a la Brigada 30 en Cúcuta es sujeto de una profunda investigación por parte de las autoridades. Las cámaras de seguridad son uno de los elementos clave. Hasta ahora, ha corrido la hipótesis de que existió negligencia en los controles de la brigada. Las imágenes demuestran que el carro con explosivos entró sin mayores problemas al estamento militar.
Allí se ve al vehículo blanco esperar pacientemente en la portería de la institución. Un guardia interroga al conductor y sin mayores inconvenientes, y muy rápido, el carro ingresa a la brigada. Las hipótesis hasta el momento apuntan a que la autoría es del ELN o disidencias de las FARC.