Familiares, amigos y seguidores de la senadora Piedad Córdoba le dieron este martes, 23 de enero, el último adiós en la ciudad de Medellín. Tras la cámara ardiente que se le realizó en el Congreso de la República y el ritual religioso que le rindieron los habitantes de Chocó, en Quibdó, allegados a la congresista estuvieron presentes en una ceremonia religiosa realizada en horas de la tarde en la Parroquia Santa Lucía de la capital antioqueña.
A este homenaje el cuerpo de Córdoba llegó en un carro fúnebre que recorrió varias calles de Medellín. Esta carroza es similar a la que trasladó los restos del cantante vallenato Jorge Oñate, quien falleció por complicaciones derivadas de la covid-19, en 2021, al aeropuerto José María Córdova para posteriormente arribar a Valledupar, donde fue sepultado.
Luego de la celebración litúrgica, Córdoba fue sepultada en el municipio de Itagüí, Antioquia. Sus allegados se concentraron en el cementerio Campos de Paz para darle el último adiós en privado. Por allí pasaron congresistas, altos funcionarios del Estado y amigos cercanos de ‘La Negra’, como cariñosamente la llamaban las personas que compartieron con ella, de alguna manera, en los 68 años de su vida.
“Eterna Piedad”
Cientos de seguidores recibieron el cortejo fúnebre con rosas en las manos y letreros que daban cuenta de la historia de Córdoba: “Eterna Piedad” en la parroquia Santa Lucía, ubicada en un barrio que vio crecer a la dirigente política.
El féretro fue custodiado por sus hombres y mujeres de confianza, miembros de la Policía Nacional y la Unidad Nacional de Protección que la escoltaron en las últimas décadas. Ellos trataron de salvarle la vida al mediodía del sábado, luego de que colapsara súbitamente en su residencia de la capital de Antioquia.
“¡Qué viva Piedad!”, gritaban con insistencia sus seguidores a las afueras de la iglesia. El templo estaba decorado con sonrientes fotografías de la congresista y flores de varios colores, las mismas tonalidades que frecuentaba en su imponente vestuario y llamativos turbantes, la prenda con la que marcó estilo en la tierra.
Su hijo, Juan Luis Castro, tomó la palabra en nombre de la familia para agradecer por los actos de amor y solidaridad que han recibido tras el fallecimiento de su madre. Sorpresivamente, él reveló que en algún momento pensó que su progenitora moriría de manera violenta, dadas las lluvias de amenazas que atormentaron su camino.
“Yo jamás pensé que iba a enterrar a mi mamá así, yo pensé que me la iban a matar algún día. [Ella fue] el sol que me iluminaba, la estrella que me daba todo. Todo lo hacía por ella. No tengo palabras sino para descansar y llorar porque no sé cómo superar”, dijo el hombre en voz alta desde la iglesia Santa Lucía de Medellín.
Su discurso terminó con un fuerte aplauso y lágrimas de varias personas. Los asistentes se levantaron de sus sillas y ondearon rosas en honor a la mujer, también reiteraron las porras: “Qué viva Piedad”; “qué vida la senadora”; “Piedad será eterna”. Luego el ataúd rodó por el piso del templo para el último adiós. A la salida de la iglesia, se escucharon más cantos en su honor y liberaron aves blancas.