Hay personajes que rompen en dos el curso de los casos criminales más importantes de la historia. Así pasó con el célebre Garganta Profunda que fue clave para develar el Watergate. En el caso del carrusel de la contratación de Bogotá ese hombre podría ser Emilio Tapia. Este sucreño de 35 años era el hombre de entera confianza del alcalde Samuel Moreno y de su hermano el senador Iván Moreno. Esa confianza la heredaron ellos de una vieja amistad que existía entre el abuelo de Tapia y la casa Moreno Rojas, en los tiempos en que hacían política en la región de Sahagún (Córdoba). Por esa razón, Tapia se convirtió en el encargado de poner a funcionar la maquinaria del llamado carrusel de la contratación de Bogotá. Según lo que le ha contado a la Fiscalía, él era el punto de contacto entre los hermanos Moreno Rojas y los contratistas. Así, según su explicación, ni el alcalde ni el senador tenían que estar en contacto con los contratistas. Y él tampoco hizo contrato alguno en el Distrito. Su tarea era la de coordinar a los contratistas y recaudar el dinero de las comisiones para los Moreno. Tapia ha hablado de lo divino y lo humano. Ha explicado cómo se armó, cómo operó y quiénes participaron del billonario saqueo a Bogotá, y ha ofrecido y entregado a la Fiscalía documentos para sustentar lo dicho. Ha hablado de que había dos tipos de concejales: los VIP y los “otros” y a los primeros les tocaban negocios más jugosos. Ha contado en detalle cuál era el porcentaje de las ‘mordidas’, cómo se pagaban e incluso cómo se hacían pagarés para garantizar el pago de las mismas. Se ofreció a ser testigo de cargo de la Fiscalía en casos como los de Iván y Samuel Moreno. E incluso les ha explicado por qué en la acusación al contralor Miguel Ángel Moralesrussi puede haber una enorme equivocación. En cuanto al capítulo de los primos Nule, Emilio Tapia, dicen allegados al caso, ha mostrado ser una mina de información. No solo sobre sus contratos en Bogotá sino en todo el país. Los investigadores se han sorprendido por dos cosas. La primera es porque ha resultado ser un hombre muy meticuloso que tiene anotados los detalles de cada uno de los contratos y guardó evidencias documentales que hoy refuerzan sus confesiones. “Es una información muy valiosa la que tiene Emilio Tapia”, dijo una alta fuente de la Fiscalía a SEMANA. Y lo otro que les ha llamado la atención es que en varias ocasiones, cuando le preguntan por algún contrato o algún dinero, “él hace una expresión con la mano como diciendo eso no es nada comparado con todo lo que pasó”. ¿Qué va a pasar con esa información? ¿Se reabre el caso del carrusel de la contratación que parecía estar condenado a un alto grado de impunidad? ¿Es esta la oportunidad para la Fiscalía de Eduardo Montealegre de desentrañar el mayor escándalo de la historia de Bogotá? La colaboración de Emilio Tapia está en un punto crucial. Desde hace un año, viene dando información al equipo del fiscal que lleva el caso, Ricardo González, que está compuesto por cinco fiscales de apoyo y más de una decena de agentes de Policía judicial. Los investigadores han pasado jornadas enteras escuchando sus versiones. En el lugar se registran más de 50 entradas de Tapia. A veces llegaba a las 6 de la mañana y otras a las 6 de la tarde, para no llamar la atención de los periodistas y abogados asiduos al búnker. Precisamente por su colaboración, la Fiscalía no pidió detención para él en la audiencia del pasado agosto. Sin embargo, la Procuraduría que no sabía de los diálogos de Tapia sí la pidió y por eso terminó detenido. Pero su interés en contar es tal que, incluso cuando estuvo recluido, se la pasaba horas en el búnker ‘colaborando’. Hasta ahora, todos los datos que él ha aportado son considerados como colaboración informal. Sin embargo, con ellos la Fiscalía ya ha logrado un acopio de pruebas importante. El vicefiscal Jorge Perdomo decidió reconducir el caso y desde hace unos meses su despacho tomó las riendas del proceso. Se espera que, a más tardar el martes de esta semana, se concreten los términos de la negociación entre la Fiscalía y Emilio Tapia. La FM, de Vicky Dávila, reveló hace un par de semanas la existencia del borrador de ese acuerdo. Según pudo conocer esta revista, la colaboración de Tapia daría incluso para que, dentro del sistema penal acusatorio, tenga el beneficio de principio de oportunidad o si es juzgado su pena sea suspendida. Un poco como ha venido ocurriendo con los narcotraficantes colombianos que van a Estados Unidos y prestan una colaboración tan efectiva que terminan pagando condenas ínfimas o incluso ningún día de cárcel. Así como allá la información de los capos ha sido clave para desmantelar carteles y rutas de la droga, la expectativa es que la colaboración de Emilio Tapia sirva para darle un golpe de gracia a la corrupción. SEMANA habló con varias de las cerca de 20 personas que han tenido relación con lo que Tapia ya ha contado a la Fiscalía y con lo que será su colaboración formal. A partir de esas conversaciones se reconstruyen aquí apartes de algunas de sus revelaciones. “Había dos tipos de concejales: los VIP y los otros”SEMANA revela tres de los siete concejales, de los que Tapia ha hablado en la Fiscalía.  Emilio Tapia habló en concreto de siete concejales de Bogotá que hicieron parte del carrusel de la contratación. “Había dos tipos de concejales –ha dicho Tapia a los fiscales– los Premium, que son los cacaos, a los que se les daban contratos en la Secretaría de Salud, el Fondo de Vigilancia, el ERU y el IDU; y los que no, los que no eran VIP, que se manejaban en el acueducto”. Entre los concejales que el sucreño ha mencionado a la Fiscalía están: Hipólito Moreno, a quién por ser presidente del Concejo “le tocó el contrato de las ambulancias” (ver recuadro página 34). También mencionó entre los VIP a Jorge Ernesto Salamanca “manejó dos temas supremamente importantes” y a Jorge Durán Silva.Estos tres concejales, y nueve más, están siendo investigados por la Fiscalía desde hace más de un año. Las pesquisas apuntan, entre otras, al canje que habrían hecho los concejales con la administración Moreno: le aprobaron vigencias futuras por 800.000 millones de pesos, que se utilizaron, entre otras, para los polémicos contratos de mantenimiento de la malla vial, y a cambio los concejales recibirían contratos. Esa aprobación del Concejo fue cuestionada porque habría excedido sus competencias. “En la estructura, Iván y Samuel estaban arriba”Emilio Tapia ha explicado a la Fiscalía como era el organigrama del carrusel. Y puso al descubierto a un desconocido. Hasta ahora se había creído que Emilio Tapia era uno más de los contratistas que estaban en el segundo nivel del organigrama del carrusel de la contratación. Sin embargo, con lo que ha contado la conclusión de la Fiscalía es que Tapia era el contacto entre los hermanos Samuel e Iván Moreno y los otros eslabones del carrusel. “Él nos dibujó un gráfico en el que muestra que los hermanos Moreno están arriba, él debajo y debajo de él estaban los demás contratistas, como Julio Gómez o estructuradores de contratos como Álvaro Dávila o los concejales que recibían contratos”. Tapia también alertó a la Fiscalía sobre la importancia de Andrés Cardona, un personaje que hasta ahora había pasado de bajo perfil en el escándalo, pero que según Tapia era más importante en el carrusel que Álvaro Dávila y que Julio Gómez. “Cardona manejaba el acueducto, y después también la Uaesp”. La Uaesp es la unidad que adjudica contratos de billones de pesos en el distrito, incluido el de basuras. “Porque la Uaesp –decía Tapia a los investigadores— cuando estaba en manos de Victoria Virviescas era de Álvaro Dávila, pero luego Cardona puso a la directora Margoth Martínez, que venía del Acueducto”. Por momentos, el relato de Tapia, dicen quienes lo han escuchado, parece una novela de puja de poder. “Dávila era el que elaboraba los contratos de comisión de éxito para garantizar el pago de las comisiones –les explicó Tapia-. Pero Dávila perdió terreno con los Moreno cuando se puso a defender a los Nule. Y llegó un momento que no hablaba con ellos directamente”. Julio Gómez fue condenado en abril a 5 años de prisión y en este momento no tiene ni siquiera detención domiciliaria porque apeló. Y a Álvaro Dávila no le han hecho imputación alguna. El contrato del concejal Hipólito Moreno“Dos empresas de construcción son las que operan el contrato de ambulancias de Bogotá hoy” Uno de los muchos casos de los que Emilio Tapia le ha hablado a la Fiscalía es el del contrato de las ambulancias que firmó en 2009 el secretario de Salud, Héctor Zambrano, por 67.000 millones de pesos. Tapia ha explicado a la Fiscalía cómo opera el serrucho. Según contó “desde los estudios previos, cuando se deciden los precios, todo fue organizado para que se lo ganara la empresa que señaló Hipólito Moreno”, uno de los cacaos del Concejo de Bogotá. El consorcio que ganó estaba conformado por dos empresas que sumaban 70 por ciento y una el 30. Esta última prestaba su nombre para cumplir la experiencia financiera. Y las otras dos eran empresas de construcción. “O sea dos empresas de construcción son las que operan el contrato de ambulancias de Bogotá hoy”, enfatiza una persona cercana al caso que habló con SEMANA. Tapia les explicó que en ese contrato “hay manejo político y económico. Político porque cada ambulancia requiere dos médicos, un enfermero, un conductor y un ayudante. Y si multiplica eso por las 55 ambulancias y las 15 motoambulancias… esos son puestos”. Emilio Tapia también dio detalles de cómo en ese contrato se presentaron empresas idóneas para ganárselo, como EMI. Pero se la ganaron estas dos que son de construcción. Otra pista que les dio Tapia es que “en el pliego de condiciones estaba estipulado que las empresas tenían que estar en el Registro Único de Proponentes y en su objeto contener que habían trasportado enfermos. Y 15 días antes de entrar en la licitación se inscribieron”. En ese contrato, como dice uno de los fiscales que conoce el caso, hay por lo menos 10 delitos. Y de hecho, en enero pasado el secretario de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, anunció sanciones y la Contraloría de Bogotá abrió un juicio de responsabilidad en febrero contra el exsecretario Zambrano. “Yo tenía un avión a mi disposición y trabajaba 20 horas”Emilio Tapia ha dicho que hubo ‘mordidas’ de 40.000 millones de pesos en un solo contrato. ¿Para dónde se fue el dinero? Los Nule en su declaración a la Fiscalía dicen que la plata que ellos pagaban como ‘mordida’ a la Alcaldía “queda en manos de Emilio Tapia, quien fue nuestro socio y él lo manda a inversiones en Estados Unidos”. En ese contexto, cobra sentido lo que le oyeron decir a Tapia en una charla informal para explicar cómo manejaba toda la coordinación de contratos y platas: “Yo tenía un avión a mi disposición y trabajaba 20 horas”. Y en efecto, Tapia ha dado datos para seguir el rastro del dinero en el exterior: ha hablado de bienes, cuentas bancarias e inversiones. Los Nule, así como también el excongresista Germán Olano, en la Corte, hablaron de que con la plata de las ‘mordidas’ los Moreno hacían inversiones como “la del condominio River Oaks en Miami, (foto) un edificio que costó 30 millones de dólares”, dijeron los Nule a la Fiscalía. Si bien, algunos de los que hablaron con SEMANA no recuerdan que Tapia haya mencionado el tema, uno de ellos sí dice haberle oído que sí habían invertido en ese edificio pero no esa suma. “Es una cosa chiquita”, dijo. “Lo que se ha sabido es solo el 0,1 por ciento” Anunció que hablaría del contrato de recaudo del Sitp un contrato de 64,5 billones de pesos. Uno de los escándalos más sonoros en la historia de Colombia ha sido el del carrusel de la contratación de Bogotá. Pero en el momento más crítico, el escándalo se refería a solo tres contratos, dos de mantenimiento de malla vial por 187.000 millones de pesos y uno de un tramo del TransMilenio de la 26 por 350.000 millones. El escándalo se dio en buena parte porque en esos tres contratos estaban implicados los primos Nule. Emilio Tapia ha explicado en la Fiscalía que: “Lo que se ha sabido es solo el 0,1 por ciento de todos los contratos”. Y le ha hecho un listado preliminar a los investigadores sobre en cuáles dependencias se produjo el gran saqueo. Tapia ha sido insistente en hablar de los contratos del Acueducto: “Allá hay un solo contrato de 300.000 millones de pesos, que si se suma a otros de menos valor, de 40.000 millones, y a los chiquitos para los concejales, de 500 o 600 millones de pesos, de los que salían unos cien contratos, todos los meses... eso puede dar casi 700.000 millones de pesos”. Con el agravante, dicen los investigadores, de que esos contratos se daban año tras año. Tapia también ha hecho mención de la creación de la EPS distrital “el privado tiene el 49 por ciento y el distrito el 51 por ciento, pero en los estatutos quedó que el privado es el que la maneja” y del contrato del recaudo del Sitp, pero no ha dado más detalles. Este último es el más jugoso de la historia de Colombia en 16 años, y el contratista recoge 64,5 billones de pesos. La “injusticia” con MoralesrussiSegún le dijo Tapia a la Fiscalía, la ‘mordida’ por la que está detenido el excontralor no era para él. Uno de los episodios que más ha sorprendido de lo que ha contado Emilio Tapia a la Fiscalía es que el supuesto dos por ciento de ‘mordida’, que tenían que pagar los Nule para el contralor distrital Miguel Ángel Moralesrussi, nunca fue verdad. Y lo peor es que por esa razón él está hoy detenido. La historia es de Ripley. Según la versión de Emilio Tapia, la comisión de los contratos de malla vial que tenían que pagar los Nule era del 6 por ciento. Sin embargo, un día Julio Gómez les cambió el monto y les dijo que la comisión tenía que subir al 8 por ciento (10.800 millones de pesos) porque el contralor Moralesrussi quería su tajada para no molestar. “Ellos, Julio y Dávila, se inventaron ese dos por ciento de más. Era mentira que era para el contralor”, dijo Tapia a los investigadores. Y les explicó que él luego se enteró de lo que había ocurrido de boca de los mismos Gómez y Dávila. “Como las comisiones había que repartirlas –en este caso a los Moreno, Liliana Pardo (directora del IDU), Inocencio Meléndez, Álvaro Dávila, Julio Gómez y no recuerdo a quién más– a Dávila y a Julio les pareció que era poco lo que les tocaba y decidieron subirle dos puntos. Dávila como era el que hacía los ‘contratos de comisión de éxito’, lo hizo por el 8, y no por el 6 como se había acordado”. Según Emilio Tapia, una vez Dávila lograba la firma de los contratos de comisión, que eran como unos pagarés para garantizar el pago de la ‘mordida’ por parte de los contratistas, a él le tocaba recoger esos documentos y recibir la plata que correspondía a los Moreno. “Entonces después --les narró Tapia-- empiezan los Moreno a decir, ‘¿Ya Dávila te dio el contrato?. Y Dávila me sacaba todo tipo de excusas”, continúa Tapia en un relato que está registrado en la Fiscalía. “Pero Dávila me sacaba excusas: ‘apenas llegue de España te lo llevo’, decía. Hasta que un día llegó a mi oficina primero Julio Gómez y luego Álvaro Dávila y me contaron que ellos le habían subido al ocho y que ese dos nos lo íbamos a dividir entre los tres. Yo les dije ‘listo, chévere’. Les pedí el contrato. Y me dijeron, ‘si te lo piden ellos diles que el contralor pidió plata’. Y me fui y apenas vi a los Moreno les conté la verdad. Porque mis amigos son ellos, no los otros”. Y añadió a la Fiscalía: “Todavía hoy me acuerdo del contralor y pienso cómo es posible que lo enreden por una vaina que no es verdad”. Sobre este caso en particular, los primos Nule han dado testimonio ante la Corte Suprema y la Fiscalía de la existencia de ese contrato de comisión por el 8 por ciento. Uno de los firmantes del contrato, Jorge Bettin, que era para entonces representante legal de uno de los contratos de malla vial, reconoció haberlo firmado. Y Tapia ha prometido a la Fiscalía entregar el documento.