Como estaba previsto, el juez 42 de conocimiento dio su veredicto respecto del polémico empresario Emilio Tapia, procesado por el delito de concierto para delinquir. Él, que por años posó como empresario, se hizo a grandes contratos durante la administración del alcalde Samuel Moreno. Todo por cuenta de su estrecha amistad con la familia Moreno Rojas. La Fiscalía logró demostrar que el excontratista fue el protagonista de un concierto para delinquir con el entonces alcalde de Bogotá, Samuel Moreno; su hermano, el senador Iván Morano Rojas; el asesor jurídico del grupo Nule, Álvaro Dávila, y el contratista Julio Gómez, con el que logró la entrega de multimillonarios contratos viales del Distrito a cambio de una millonaria comisión. Según las pesquisas, su responsabilidad en este delito fue conformar una empresa criminal para modificar los pliegos de condiciones en decenas de licitaciones para que sus empresas cumplieran los requisitos. En otras palabras, Tapia fue el que más se benefició con dichos contratos, especialmente en el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU). “Se conformó una organización criminal dedicada a atentar contra la administración pública. Existió una organización delictiva que se encargaba de adjudicar contratos de la UMV a cambio de recibir sumas de dinero. La organización sobrevivió en el tiempo desde cuando Samuel Moreno se lanzó a la Alcaldía en octubre del 2007, hasta el 2010. Tapia era quien recibía los dineros de los contratos para luego ser repartidos entre los miembros de la organización”, leyó la juez. Luego de esto lo condenó a tres años y un mes de prisión. Una baja condena donde se tuvo en cuenta el hecho de haberse declarado culpable y de haber colaborado con la Justicia en otros procesos derivados de lo que se conoce como el ‘carrusel’. "No hay duda del concierto para delinquir porque, además, Tapia aceptó su responsabilidad en el caso y firmó un acuerdo de colaboración con la Justicia", precisó la togada. Además, Tapia deberá pagar 1.232 millones de pesos como parte del acuerdo de colaboración firmado con la Fiscalía. Durante esta etapa judicial, la Fiscalía resaltó en varias oportunidades "los graves daños que el excontratista Emilio Tapia causó al patrimonio público”, mientras la Fiscalía y la Procuraduría dijeron que, con sus actuaciones, "afectó las finanzas del Distrito para conseguir contratos de malla vial a su favor". Tapia también enfrenta otro proceso judicial por los delitos de cohecho propio e interés indebido en la celebración de contratos, por irregularidades en otros procesos licitatorios. Así mismo, tiene otro a cuestas por el delito de lavado de activos. Es precisamente este último el que lo mantiene tras las rejas en la cárcel de Cómbita (Boyacá). Así termina un capítulo de la historia judicial de este empresario cordobés que de un momento a otro comenzó a tener una vida llena de lujos. Se convirtió en referente de fiestas con la farándula, viajes con presentadoras y reinas. También fue protagonista en faenas equinas, pues logró entrar en ese millonario gremio con ejemplares que han hecho historia en ferias y fiestas por todo el país. Pero pronto cayó en desgracia, cuando la Fiscalía fue cercando a quienes contribuyeron a desfalcar las finanzas del Distrito. Al comienzo negó sus culpas. Pero poco a poco fue entregando información valiosa hasta convertirse en el principal testigo de cargos contra empresarios, abogados y políticos que contribuyeron en el gran robo a Bogotá.