La suerte jurídica de Andrés Felipe Arias sigue siendo un misterio. El exministro, condenado por el escándalo de Agro Ingreso Seguro, es pedido en extradición y está detenido en una carcel federal de la Florida a la espera de que la justicia de ese país decida si debe o no devolverse a Colombia. Paralelamente, el exfuncionario adelanta un proceso para pedir asilo en ese país, con el argumento de que su condena hace parte de una persecución judicial de la Corte Suprema de Justicia contra el uribismo. Por ahora, ninguno de los dos procesos se ha resuelto. Sin embargo, desde su sitio de reclusión, en el que lleva 382 días, el exministro envió una carta a quienes siguen su caso.
Arias viene solicitando asilo desde 2014, sin embargo, no ha habido ningún pronunciamiento en ese sentido. Foto: León Darío Peláez // SEMANA. Le sugerimos: Cuando Arias y Ordóñez decían que los fallos en su contra se pactaron en La Habana “Es la tercera vez que me encuentro preso por cuenta de un delito que no cometí, pagando con mi libertad y con la paz de mi familia”, comienza la misiva. Arias escribe que quiere con esa carta explicar la situación que está viviendo. “Puedo o no ser de sus afectos, pero le pido que por un momento deponga sus prejuicios y escuche lo que tengo que decir”, señala. Después recuerda lo que ha sido hasta ahora la defensa de su caso. Asegura que los convenios que firmó estaban en el marco de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y que ninguno de los que recibieron los subsidios irregulares está hoy preso. Agrega que la magistrada que falló su expediente nunca estuvo presente en las audiencias. Arias señala que no ha tenido la posibilidad de apelar su sentencia pues los magistrados “temen que se me permita desnudar todas las anomalías que se cometieron en mi contra”. La realidad es que cuando Arias fue condenado, en 2014, los aforados como él solo tenían un chance ante la justicia. El sistema preveía una única instancia ante la Corte Suprema. Una sentencia de la Corte Constitucional obligó al país a crear la segunda instancia y el nuevo sistema comenzó a regir en enero de 2018, y no aplica para condenas proferidas antes como el caso de Andrés Felipe Arias. El exministro recuerda en su carta lo que ha sido la tesis del uribismo desde hace años. Esa colectividad siempre ha calificado de políticas las condenas en contra de sus miembros. Arias se refiere al choque de trenes que existió entre la Corte Suprema y el gobierno Uribe, en el que incluso se pudo probar que este último, por medio del exitinto DAS, había mandado chuzar a sus magistrados. Por cuenta de esa rivalidad, el uribismo ha señalado en el caso de Arias y de otros exfuncionarios que sus condenas obedecen a razones políticas, más que jurídicas. Puede interesarle: "Andrés Felipe Arias es una persona excesivamente perseguida": Iván Duque
El exministro durante una Audiencia Pública antes de ser enviado a los Estados Unidos. Foto: León Darío Peláez // SEMANA. Por último, Arias compara su situación con la que viven los exguerrilleros desmovilizados. "¿Cómo entender que personas que hasta hace poco asesinaban, secuestraban y narcotraficaban en los montes de Colombia, hoy ostenten curules en el Congreso de la República, mientras yo, sin haber cometido delito alguno, sigo encarcelado y despojado de mis derechos políticos de por vida?", dijo. La carta de Arias se da en un momento en que la justicia norteamericana define un recurso de apelación sobre su caso. Está pendiente de que se resuelva si puede tener libertad bajo fianza, una petición que ya le fue negada. Hace unos días, el expresidente Álvaro Uribe compartió en sus redes sociales la invitación a una eucaristía para pedir por su liberación en los Estados Unidos. Mientras tanto, las autoridades migratorias de los Estados Unidos no se han referido sobre su petición de asilo. Un caso polémico Cuando la revista Cambio denunció que una exreina de belleza y un puñado de terratenientes millonarios se hicieron fraudulentamente a subsidios del Estado, el caso de Agro Ingreso Seguro se convirtió en un escándalo nacional. No era para menos en un país en donde la inequidad entre el campo y la ciudad ha atizado el conflicto armado por décadas. Por cuenta de este, el exministro Andrés Felipe Arias fue capturado y la Procuraduría, la Contraloría y la Fiscalía abrieron procesos en su contra. El caso fue estudiado por la Corte Suprema que después de tres años condenó al exministro. Andrés Felipe Arias fue condenado por dos delitos. El primero fue peculado por apropiación en favor de terceros y el segundo celebración de contratos sin el debido cumplimiento de los requisitos legales. La sentencia fue una de las más altas de la historia política del país: 17 años de cárcel y una multa de 30.000 millones de pesos. Agro Ingreso Seguro era un programa creado en 2006 por el mismo Arias y que había sido aprobado por el Congreso en pleno, con el objetivo de preparar a los agricultores colombianos, grandes y pequeños, para los Tratados de Libre Comercio que vendrían. El problema se creó cuando esos subsidios fueron recibidos por grandes agricultores que habían fragmentado sus predios para obtener más ayudas de las permitidas. Ese fue el caso de las familias Dávila, Vives, y de otras seis familias que fragmentaron sus predios e hicieron todo tipo de piruetas para lograr subsidios del orden de 26.400 millones, según dijo en su momento la fiscal Viviane Morales. Puede leer: La última carta de Andrés Felipe Arias en EE.UU. La exreina Valerie Domínguez, novia de Juan Manuel Dávila, acabó convirtiéndose en el símbolo de ese escándalo por cuenta de haber prestado su nombre para uno de esos malabares. Esos ocho casos y los 26.000 millones de pesos generaron una gran indignación nacional y se convirtieron en uno de los mayores escándalos del gobierno de Álvaro Uribe. Este es el texto completo: Octubre 15, 2018 "Soy Andrés Felipe Arias y llevo 382 días privado de mi libertad en una cárcel federal de los Estados Unidos. Es la tercera vez que me encuentro preso por cuenta de un delito que no cometí, pagando con mi libertad y con la paz de mi familia; el precio del odio político y la corrupción de los jueces que me condenaron en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Usted podrá o no estar de acuerdo con mis ideas políticas, o con las del gobierno que serví y defendí. Puedo o no ser de sus afectos, pero le pido que por un momento deponga sus prejuicios y escuche lo que tengo que decir. Jamás me robé un peso, ni permití que otros robaran. Ni siquiera la injusta condena en mi contra, a más de 17 años de cárcel, es por haber desviado recursos del Ministerio a mi favor o por mis actividades electorales. Probablemente usted no sepa que mi condena obedece a tres convenios que suscribí, como ministro, con un órgano adscrito a la Organización de Estados Americanos (OEA) para operar el programa Agro Ingreso Seguro; convenios jurídicamente idénticos a más de 130 que fueron suscritos durante los últimos 25 años entre el Ministerio y el mismo organismo de la OEA. Si yo le dijera que una de las Magistradas que firmó mi condena, no asistió a una sola audiencia del juicio, usted no me lo creería, pero así fue. Es tan descabellada mi condena que los particulares que realmente estafaron al programa Agro Ingreso Seguro no pagaron ni un solo día de cárcel. Es más, ante la ausencia de pruebas en mi contra, la Procuraduría General de la Nación le solicito a la Sala Penal mi absolución. Puedo probar que actué con absoluta integridad durante mi paso por el Ministerio. Aun así, aquí estoy, encarcelado y separado de mi esposa y mis hijos por un delito que no cometí.
Andrés Felipe Arias durante los alegatos finales ante la Corte Suprema de Justicia. Foto: Diana Sánchez // SEMANA. Aunque he intentado apelar esta injusta condena, la Sala Penal no me quiere conceder este derecho. Supongo que algunos de sus Magistrados temen que se me permita desnudar todas las anomalías que cometieron en mi contra. Mas aún, no es fortuito que la Sala que me condenó sea la misma del "Cartel de la Toga", es decir, un grupo de jueces mayoritariamente corruptos y, por ende, ilegítimos. Tristemente, son muchos los testimonios, más de los que Colombia conoce o imagina, los que corroboran la forma deshonesta en que actuaban la mayoría de Magistrados de dicha Sala. De hecho, el único Magistrado que no aparece mencionado en las grabaciones de la DEA que develaron semejante entramado de corrupción, fue precisamente el Magistrado que votó en contra de mi condena, estableciendo en su salvamento de voto que sus colegas habían violado flagrantemente mis derechos de defensa y al debido proceso. La Sala Penal que me condenó es, además, la misma de la vendetta contra el Presidente Uribe. Pero incluso los detractores del gobierno que serví y defendí deben reconocer que algo está podrido cuando la justicia se utiliza para saldar odios y cuentas políticas. Así pues, la injusticia cometida en mi contra no solo es una tribulación aguda, cruel y dolorosa para mi familia y para mi. Es, además, una lesión irreparable a los pilares del derecho, la libertad y la justicia de todo un país. Y me pregunto, ¿cómo entender que personas que hasta hace poco asesinaban, secuestraban y narcotraficaban en los montes de Colombia, hoy ostenten curules en el Congreso de la República, mientras yo, sin haber cometido delito alguno, sigo encarcelado y despojado de mis derechos políticos de por vida?Aun así, preservo mi fe en Dios. Rendido solo ante El, seguiré luchando contra este secuestro. Lo tengo que llamar así porque, aunque se cubra de ropaje institucional, secuestro es secuestro; y el dolor causado por ello a mi esposa y mis hijos también es dolor. Sin duda, mi esposa Catalina y mis hijos Eloísa y Juan Pedro son los héroes de esta historia de terror. Su amor y su luz son la fuerza que tengo para resistir esta injusticia disfrazada de toga. Hoy nos tocó a mi esposa, a mis hijos y a mi; mañana puede tocarle a cualquiera. Andrés F. Arias".