El presunto doctorado que jamás cursó en París le sigue generando dolores de cabeza al alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa. No han sido suficientes sus explicaciones. Admitió que no hubo tal doctorado, pero lo tuvo durante décadas, pues en sus perfiles públicos, en sus hojas de vida, aparecía este título. Sus asesores durante muchos años fueron repitiendo esa información, y hasta ahora, cuando sus primeras decisiones como alcalde vienen siendo tan cuestionadas, se descubrió que nunca hubo doctorado. Aunque el alcalde parece confiado en haber pasado la página de este capítulo, la gente no para de recordarlo. Ahora buscan mayores consecuencias éticas para cuestionar la situación. Incluso, varios colombianos con título de doctor, candidatos a tenerlo, o estudiantes de doctorado en el exterior se sienten agraviados: “Nos parece injusto que personas como usted, que hoy gobierna a la capital del país, suplanten con falsedades lo que a nosotros y nosotras tanto sacrificio nos cuesta”. Así lo manifestaron en una carta que le dirigieron a Peñalosa este 19 de abril. En el documento, publicado por la versión digital del diario El Espectador, los estudiantes de doctorado reclaman al alcalde las razones por las que nunca aclaró que no había obtenido un doctorado en París, y no hizo nada para atajar esa mentira que circuló boca a boca. Para ellos es tan grave quien miente como quien no aclaró la mentira. Incluso, consideran que por ese hecho, en otras latitudes, ya se habría provocado la renuncia de un funcionario. “La comunidad académica en Colombia y en el mundo, pero sobre todo la ciudadanía (quienes votamos y quienes no votamos por usted), merecemos una explicación del Aacalde mayor de Bogotá. Usted debe saber que por casos similares de falsedad o plagio han renunciado altos funcionarios en otros países”, culmina la carta. En el documento, también aprovechan para cuestionar las posiciones más polémicas de Peñalosa en sus primeros 100 días en la administración de la capital colombiana. Lo comparan con el emperador romano Septimus Severo, a quien la historia recuerda por haber justificado su llegada al Gobierno por la decisión de los astros que estaban alineados el día de su nacimiento, por lo que todas sus decisiones justificaban por sí solas, más allá de la razón. “Cuando mire hacia atrás hágalo sin odio, con objetividad y se dará cuenta de que, para bien o para mal, la Bogotá de 1998 no es la misma ciudad del 2016. El emperador Septimus Severo nunca reconoció a sus antecesores, sólo creía en su mandato como emperador y en sus decisiones, que por ser suyas, eran simplemente divinas”, dice la carta. Y es que estos estudiantes consideran que las decisiones de Peñalosa sobre el Metro y la Reserva Van der Hammen parecen sacadas del sombrero y en su criterio no obedecen a argumentos técnicos y científicos. “Todo parece indicar que usted, al igual que el emperador Septimus Severo, decidió establecer el ‘orden mismo de las cosas‘ desde la imaginación. Por supuesto que el falso título de doctor es muy grave, pero puede ser mucho más grave si esta forma de ser gobernante se traslada a decisiones de política pública que afectan a la sociedad y a la naturaleza. Por supuesto que el falso título de doctor es muy grave, pero puede ser mucho más grave si esta forma de ser gobernante se traslada a decisiones de política pública que afectan a la sociedad y a la naturaleza”.Si bien la carta tiene validez porque quienes la redactaron están cursando algún doctorado, llama la atención que uno de los promotores sea Gabriel Rojas, hijo del exsecretario de Integración Social Jorge Rojas, quien en su momento se consideró la mano derecha del alcalde Petro. Para muchos esta es una especie de retaliación política, sin embargo, Gabriel Rojas lo negó en Twitter. “Los que escribimos la carta no somos petristas, pero sí tenemos un compromiso político con intentar una difícil coherencia con lo que decimos”.