Fernando Quijano, director de la ONG Corpades, desde la cual se denuncian los avances del crimen organizado en Medellín, decidió dejar la dirección de dicha organización. La razón -de acuerdo con lo que informó- es una amenaza en la que se le advierte que de seguir denunciando la presunta llegada de los carteles mexicanos a los negocios turbios de la capital paisa "picarían a su familia". "Me sumo a los que se silenciaron porque aquí no hay nada que hacer. Desafortunadamente algunos van a salir a decir que uno debe ser valiente, pero cuando los crimminales toman la decisión de tocar familias, ahí ya no hay nada. Yo tengo una vida familiar muy bonita como para permitir que le pase algo a mi seres queridos. Ganaron la oficina, la autodefensas, ese sector de la institucionalidad que gana plata del crimen", le dijo Quijano a SEMANA.Y es que desde hace 6 años Corpades está denunciando que los carteles Jalisco NUeva Generación, el Cartel de Sinaloa y los Zetas están negociando con la Oficina de Envigado para tener réditos en la ciudad. El caso ha avanzado y se dice que la banda La Raya, ubicada en el barrio Guayabal, y la banda de Pichi, ubicada en Belén San Bernardo, son patrocinadas por los mexicanos. Aunque duda al referirse a las denuncias hechas en los últimos meses, Quijano advierte: "Hace quince días me llegó un mensaje de que no me puedo meter con el crimen trasnacional, que pican la familia si me pongo con pendejadas. Y la respuesta gubernamental fue silencio. Lo que te quiero decir es que yo tengo un esquema grande, el problema no soy yo, mi familia es vulnerable, mis hijos se mueven libremente, tengo un nieto. Yo he visto morir a muchos amigos míos de Corpades".Además, desde Corpades denuncian que hay todo un cartel de falsos testigos con el que pretenden enlodarlos y ponerlos en líos judiciales. Las víctimas serían los líderes Julio Rengifo, Fernado Quijano y Mauricio Astrpilla —hoy pagando casa por cárcel en la sede de Corpades— y, dice, hasta el mismo alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez. "Ante un estado inerte e incapaz no queda más que rendirse. Me rindo. Aquí no han podido desmantelar una sola banda, ni la oficina, ni a los gaitanistas y mucho menos van a poder enfrentar a ese monstruo que los mexicanos. Este no es un tema sencillo. En definitiva, me arrodillaron", finalizó Quijano.