Día tras día se conocen nuevos casos de torturas y vejámenes en la Fundación Resurgir a la Vida ubicada en el barrio Normandía, en el occidente de Bogotá. La Fiscalía General cuenta con documentos y testimonios para verificar los malos tratos que ejercían los médicos tratantes a los jóvenes que eran internados por problemas de drogadicción y alcoholismo.
En una de las comunicaciones registradas, Jairo Masmela, representante legal y director de la Fundación, daba instrucciones precisas a sus subalternos para el tratamiento médico y farmacológico de las personas que habían sido internadas por sus padres para poder tratar sus adicciones. En uno de los registros de las llamadas telefónicas, la cual está en poder en SEMANA, Masmela precisa que se debe comprar un medicamento para suministrárselo lo “más pronto posible” a una adolescente que estaba presentando constantes problemas.
En el cruce de mensajes hace énfasis en la necesidad de comprarle una para mantener calmada a la joven que manifestó que tenía la intención de hacerse daño. La mujer, a quien se refiere como “doc”, reseña el dictamen del psiquiatra tratante quien dio la orden de hospitalizarla. “Yo no me voy a echar esa responsabilidad”, responde Masmela frente a la situación.
Pese a la orden del médico, el director de la Fundación es reiterativo en afirmar que no la van a dejar hospitalizada e insiste en comprar un medicamento para aplicárselo cuanto antes, esto pese a que la orden del galeno tratante era una muy diferente, reseñando que no se le diera ningún tipo de medicamento. Para esto Masmelo le pide que se busque la reserva en la Fundación o se busquen los contactos para obtener el medicamento “que es de los que más recetan” con “cualquiera que lo estén tomando eso”.
“Pero inmovilícela ‘doc’, que es lo mejor, ¿ya la inmovilizaron?”, insistió el representante de la Fundación a la “doc”. En el cruce de mensajes indicó que ya había estado inmovilizada antes de presentarla con el médico psiquiatra al que fue trasladada después del cuadro de ansiedad y estrés. “Se tuvo que tener sujetada porque dijo que se iba a hacer daño y que le iba a hacer daño a los demás (...). Ayer dijo abiertamente que se iba”.
Masmela hoy está en la mira de las autoridades por haber ordenado torturas y acciones en contra de la integridad de los jóvenes que se encontraban internados. Igualmente, varios de los trabajadores de la Fundación por acciones u omisiones en el trato.
En su más reciente edición SEMANA reveló varios detalles de la investigación por los vejámenes que se presentaban en la Fundación. “Esa casa era un verdadero infierno, allá nos tenían como secuestrados, nos golpeaban, nos agredían física y psicológicamente, era un horror”.
Las torturas, privaciones, amenazas y presiones eran constantes en la IPS. El primer denunciante fue claro en señalar que fue internado por las mentiras y falsos tratamientos y resultados que el director le entregó a sus familiares para tratar las adicciones.
Su relato fue confirmado por uno de los vecinos del sector. “Ahí funcionaba un centro de rehabilitación y se escuchaban gritos. En alguna ocasión oímos como si personas de la casa maltrataran a un joven que fue por ser homosexual. Había escándalos, ruido y desespero. Ayer cerraron la cuadra y dicen que capturaron una persona y sacaron dos menores de edad”.
La Fiscalía General le imputará a su director y otros cuatro funcionarios los delitos de tortura agravada, secuestro, amenazas y concierto para delinquir. La Fundación, por el momento, tiene sus puertas cerradas mientras se aclare todo lo sucedido. El ente investigador recolecta testimonios y otras evidencias para verificar los horrores que se presentaron en la vivienda.