El exjefe del cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela, entregó su testimonio durante el juicio que adelanta la Fiscalía en contra de varios de sus familiares. Se les señala por presunto lavado de dinero del narcotráfico a través de Drogas La Rebaja.Visiblemente agotado, Rodríguez reclamó a las autoridades por incumplir los compromisos. El antiguo capo padece una afección en el colon que lo mantiene bajo atención médica en la cárcel de mediana seguridad en Carolina del Sur (EE. UU.).Durante la diligencia, erecordó que firmaron un acuerdo con la justicia estadounidense para acogerse a cargos y blindar a su núcleo familiar de cualquier investigación por estos hechos.   "Sin esa cláusula sugerida por la Fiscalía colombiana no habría firmado ese acuerdo. No había garantías para nuestra familia de que no tendrían problemas en Colombia, después de varias investigaciones que ya estaban abiertas", precisó.Aseguró que de no llegar a ese acuerdo, nunca habría aceptado cargos, no se habría sometido a una sentencia de 30 años de prisión.Así mismo, negó cualquier participación de su hijo, sobrinas y demás familiares en actividades ilícitas.“De Drogas La Rebaja vendí una parte en 1987. Después en 1989 fue vendida en su totalidad y hasta ahí llegó nuestra participación accionaria en esa empresa. Los presuntos hechos por los que la Fiscalía los acusa no son ajustados a la realidad, porque ellos nunca se dejaron manipular de sus padres", dijo el exjefe del cartel de Cali.La investigación que involucra a esa empresa ha puesto en aprietos judiciales a casi toda la familia. En el proceso fueron vinculados María Fernanda y Juan Miguel Rodríguez Arbeláez, hijos de Miguel; así como a Humberto, Jaime y María Alexandra Rodríguez Mondragón, hijos de Gilberto.De todos ellos, la única que aún permanece en prisión es María Alexandra, que junto con su esposo fue condenada a 48 meses de cárcel por extorsión agravada.El ente acusador estableció que las empresas suscribieron contratos entre sí, es decir, personas que aparecían como empleados en otras sedes y figuraban como gerentes.También se tuvieron en cuenta los testimonios de los contadores Guillermo Pallomari y Daniel Serrano Gómez, al igual que los acuerdos de culpabilidad de Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela con las autoridades de Estados Unidos, en los que entregaban sus empresas para extinción de dominio. En estos acuerdos, los exjefes narcotraficantes aceptaban el lavado de dinero.Para la Fiscalía, la cesión de las empresas a sus esposas, hijos, hijas, hermanos y sobrinos representan "simulaciones que constituyeron el medio del que se valieron los señores Rodríguez Orejuela para continuar su actividad de lavado de activos a través de tales empresas, al pretender dar apariencia de legalidad a los recursos que les generaba el narcotráfico".Precisamente esa transacción es la que hoy tiene a cinco hijos de los ex narcotraficantes Rodríguez Orejuela rindiendo cuentas ante las autoridades colombianas y a la espera de un fallo judicial, pero desde sus casas.