Un mes después de reunirse con el papa Francisco en el Vaticano, el presidente Juan Manuel Santos provocó, con una declaración, una nueva tensión con el expresidente Álvaro Uribe. Quizás el mayor cruce de palabras desde cuando el sumo pontífice intentó disolver las diferencias entre estos dos viejos amigos.La posesión del nuevo procurador general, Fernando Carrillo, fue el escenario que escogió el mandatario. Allí, mientras saludaba la llegada del funcionario y declaraba una "guerra frontal contra la corrupción" en medio del escándalo de la empresa brasileña Odebrecht, lanzó varias pullas al uribismo, quizás innecesarias."El cáncer de la corrupción ha hecho metástasis –como lo estamos sintiendo en estos días– y nos exige todavía más voluntad, más contundencia y mejor trabajo en equipo", dijo Santos después de manifestar que hasta ahora el escándalo salpica sólo al gobierno de su predecesor. Acto seguido, saludó que ninguno de sus familiares haya hecho "un solo negocio con el Gobierno" o "estado envuelto en algún tipo de tráfico de influencias".Las palabras de Santos tenían nombres y apellidos: los dos hijos del expresidente Uribe. En los primeros días del escándalo de Odebrecht las acusaciones se habían centrado en una reunión Guido Nule, Tomás Uribe y el representante de Odebrecht en Panamá, André Rabello, quien es hoy una de las piezas clave en la delación del escándalo.“Eso me saca a mí de ‘casillas’. Los hijos míos tuvieron una reunión casual, social, sin ninguno de esos temas de por medio, y se lo contaron a la Procuraduría”, respondió el expresidente a RCN Radio.Y en el caso del discurso de Santos del lunes, la mención del primer mandatario a sus hijos también lo “sacó de casillas”. Al poco tiempo, en las redes sociales del uribismo el mismo expresidente comenzó a anunciar que pronto empezarían a responder las "almendras de Santos".En la mañana del miércoles, puntual y sin mediar palabra, el hoy senador abandonó los días en los que usaba los 140 caracteres que permite Twitter para enumerar una a una sus inconformidades y se despachó en un extenso comunicado de 12 puntos.Desde cuando se conoció el escándalo de Odebrecht, el expresidente ha estado a la defensiva, esta vez no fue la excepción y comenzó asegurando que las actuales "expresiones de la lucha contra la corrupción" pierden credibilidad ante "la impunidad total (del Gobierno) al terrorismo". A renglón seguido, el expresidente defendió la forma como el ex viceministro Gabriel García aterrizó en su gabinete. "No lo nombré por recomendación clientelista", dice antes de pedir a la Fiscalía "las más estrictas decisiones sobre alguien de mi gobierno que hubiera recibido soborno".Le puede interesar: A la cárcel ex viceministro García por recibir sobornos de OdebrechtPero este fue sólo el inicio, el senador recordó sus molestias de que el dedo inquisidor sólo apunte hacia su gobierno. Uribe siempre se ha caracterizado por utilizar en su vida política ese viejo adagio popular que asegura que la mejor defensa es el ataque. Y en esta oportunidad no fue la excepción.En su comunicado Uribe se fue lanza en ristre contra el actual gobierno, pero en especial contra dos de sus más altas funcionarias: las exministras Gina Parody y Cecilia Álvarez. Según asegura el expresidente, la adición para la construcción de la vía Ocaña-Gamarra, que es el eje de los sobornos que se han denunciado hasta ahora de Odebrecht, fue ilegal porque "este trayecto habría necesitado contrato independiente y licitación pública".Después aseguró que detrás de esa adición habría un interés personal de Álvarez por ayudar a la familia de Parody, su pareja. "La transversal favorece el puerto cercano a Gamarra, en el cual tiene intereses la ministra Parody. El documento Conpes se aprobó sin que las ministras se declararan impedidas, lo que presuntamente constituiría otra irregularidad", dice antes de pedirle a la Fiscalía que investigue constatar si "Enrique Riveira, funcionario actual de la presidencia, "llamó a Luis Fernando Andrade, director de la Agencia de Infraestructura, para urgirlo sobre este contrato"."El gobierno Santos adicionó este contrato en una suma aproximada a 600.000 millones de pesos, lo hizo en vísperas del proceso electoral del 2014. La Ruta del Sol, Tramo Dos, es una vía Troncal o Longituinal Sur-Norte, luego el objeto de la adición, que es una transversal Este-Oeste, comprendida entre Ocaña en Norte de Santander y Gamarra, puerto sobre el río Magdalena en Cesar, sería ilegal. Este trayecto habría necesitado contrato independiente y licitación pública. Se ha denunciado que en un principio la ministra Cecilia Álvarez y los directivos de la Agencia Nacional de Infraestructura estuvieron en desacuerdo, pero finalmente aceptaron la adición y por monto muy superior al inicialmente propuesto de 300.000 millones", advierte Uribe en el documento.La arremetida de Uribe contra Parody no es una novedad. Desde hace meses la exfuncionara ha sido el centro favorito de sus críticas al gobierno Santos. Y hay una explicación personal para que esto sea así. Parody ascendió en la política de la mano del expresidente. Aunque llegó a la Cámara de Representantes como independiente, en el año 2002 se convirtió en la “consentida” de la Casa de Nariño. De hecho, hizo parte del grupo de senadores y representantes que redactó la reforma del articulito que permitió la reelección presidencial. Luego fue la candidata estrella del Partido de la U, en ese momento la fuerza política del primer mandatario.Era tanta su admiración por Uribe, que en el Congreso era conocida la foto que colgaba en su oficina de la familia presidencial. “No es muy diferente de mi casa, la verdad” -decía Gina sobre su oficina en una entrevista que publicó el diario El Tiempo en el 2008-. Allá también tengo mi Uribito”.Sin embargo, el episodio de la parapolítica hizo que Parody definitivamente rompiera relaciones con quien era su jefe político. Gina marcó distancia con el Gobierno, de hecho votó en contra de la propuesta de Luis Carlos Restrepo sobre la ley de justicia y paz, que precisamente permitió el proceso de paz con los paramilitares, se puso al margen de las decisiones de su colectividad, renunció al Partido de la U y salió del país.Puede leer: Cuando Gina Parody adoraba a Álvaro Uribe Las relaciones entre Uribe y Gina se comenzaron a marchitar en el momento en que se pretendía una segunda reelección. Ante la eventualidad de que el Congreso aprobara un referendo, Gina dijo que si había reelección, “mi uribismo quedaría en mi corazón y en el corazón de él”. Así fue. Tras un viaje al exterior, volvió a Colombia para hacer campaña para la Alcaldía de Bogotá. Ingresó al gobierno de Santos como alta consejera para Bogotá.De allí pasó a la dirección del SENA, fue un alfil clave en la capital para que la reelección de Santos y terminó ocupando por un corto período la jefatura del Ministerio de Educación. Allí recibió su mayor golpe político y terminó de acentuar sus diferencias políticas con el expresidente.Desde ese cargo, Parody fue una de las pocas del gabinete que atacaron de frente al expresidente. En una oportunidad lo señaló de “amigote” de los paramilitares y aseguró que el primer mandatario tenía conocimiento de la infiltración que esos grupos armados hicieron en su partido. “Uribe, famoso por su microgerencia, autoriza la entrada del asesino paramilitar Job a Palacio por la puerta de atrás, como los mafiosos”, trinó.Uribe no se quedó atrás. El líder del Centro Democrático se montó casi inmediatamente en la polémica por las cartillas del ministerio que acompañaban la revisión de los manuales de convivencia en los colegios. Por todos los medios se declaró en contra de que a los niños y niñas de Colombia se les inculcara en el colegio la llamada “educación de género”, que, según él, promovía el Ministerio de Educación, en cabeza de Parody. Desde su cuenta de Twitter animó la asistencia a las multitudinarias protestas que se hicieron por ese tema. Ese día, que pudo ser el más negro en la vida política de Parody, un congresista del Centro Democrático estuvo en las distintas ciudades en las que se agitaba la movilización. El tema terminó siendo uno de los detonantes de la polarización y la campaña de desinformación en el plebiscito del 2 de octubre.Le recomendamos: El manual contra el mantoneo que dividió al paísPor cuenta de la intervención del Centro Democrático y del procurador Ordóñez, Parody esa noche cometió uno de los grandes errores en el manejo de ese escándalo cuando aseguró, en medio del furor de las manifestaciones, que estas habían sido planeadas desde las "guaridas de los políticos”. Aunque el presidente la respaldó, poco tiempo después Parody dejó su cargo para liderar la campaña del plebiscito.Cecilia Álvarez también ha hecho parte de esa puja. En el momento más álgido de la campaña del plebiscito, la exministra aprovechó su espacio como youtuber para frentear al uribismo. "A Uribe le hace falta amor", señaló en un video. Las acusaciones del expresidente contra la pareja caen en un momento de gran sensibilidad política y judicial. El martes en la noche, la Fiscalía hizo público que llamaría a entrevista a Álvarez para que diera su versión sobre la adición que ella como ministra hizo de la Ruta del Sol. Ese tramo es objeto de especial investigación en el escándalo de los sobornos de Odebrecht. Probablemente el ente acusador sólo quiere recibir detalladamente la información de cómo se hizo la adición a ese contrato por quien en ese momento era la jefe de la cartera de transporte. Y, por ahora, no significa que Álvarez vaya a ser vinculada al proceso. Pero tampoco significa que la Fiscalía no esté investigando el rol que tuvo en ese momento. La mención del expresidente a los puertos de la familia de la exministra Parody no tiene, por ahora, mucho que ver con el escándalo de Odebrecht, pero seguramente abrirá un nuevo capítulo de investigaciones y especulaciones que podrían tener consecuencias. Por el momento, el uribismo ya anunció que interpondrá en contra de Álvarez una denuncia penal y que el apoderado será el abogado del ex presidente, Jaime Lombana. Las ex ministras contestaron rapidamente los señalamientos de Uribe. En un comunicado que difundieron en sus redes sociales aseguraron que "nadie en Colombia se sorprende de ver a Álvaro Uribe lanzando cortinas de humo con artimañas mentirosas y cargadas de odio. Hemos denunciado persecución por parte del Senador Uribe en nuestra contra y en contra de nuestras familias desde el momento mismo en que denunciamos el paramilitarismo que permeó su Gobierno".Al igual que hizo el presidente Santos en la posesión de Carrillo mencionaron el rol de los hijos del ex mandatario en el escándalo de Odebrecht. "El país nunca ha visto al Senador Uribe mover un dedo para que sus hijos aclaren líos con la justicia ni para responder por los hechos de corrupción que ocurrieron durante su administración. Todo lo contrario. Su estilo es dilatar, esquivar y distraer a la opinión pública. No será su primera mentira ni la última. Las dos personas que según la justicia colombiana pudieron haber recibido plata por corrupción en el caso Odebrecht trabajaron en su Gobierno o tienen vínculos con su familia. Eso está claro. ¿Por qué no responde a lo que debe responder, senador Uribe?", concluyeron.En el comunicado las ex funcionarias no hacen mención a los señalamientos alrededor de que la adición del contrato que hizo Álvarez habría beneficiado los negocios de la familia de Parody.