Un año después de la muerte del estudiante Sergio Urrego, tristemente recordado por quitarse la vida tras varios episodios de matoneo y discriminación por su condición sexual, la Corte Constitucional le entregó algo de justicia a la familia. Hace apenas unos días, Alba Reyes, madre del joven, emitió un sentido discurso sobre lo que significó este primer año sin su hijo. Sus palabras fueron acompañadas de un vídeo documental en el cual hubo una narración de apartes de los 16 años que vivió Sergio. Ese día también se conoció que Alba crearía una fundación para acompañar a las familias que han vivido su mismo drama y prevenir a muchas otras de sufrir algo semejante. Lo que busca con esa organización es que la sociedad “se comprometa con las niñas y niños diversos en el país y trabajar el tema del suicidio en adolescentes”. Ahora, mientras la fundación arranca, la Corte Constitucional falló a favor una tutela interpuesta por familia y entre las decisiones está la de obligar al colegio a entregarle el grado póstumo de bachiller, cosa a la que la institución se negaba. Pero tal vez lo más importante del fallo es que el Ministerio de Educación debe modificar manuales de convivencia para garantizar libre desarrollo de la orientación sexual de los menores y el reconocimiento de que el colegio Gimnasio Castillo Campestre sí discriminó al joven. Así quedó demostrado con los chat, las conversaciones con psicólogos del colegio, es más, se lee en el documento que la institución “decidió, en contravención a la verdad, auspiciar la idea del aparente acoso sexual de Sergio para incidir en la separación de los menores”. Para la Corte el manejo que le dio el colegio a la denuncia de acoso sexual interpuesta por los padres del compañero de Sergio “fue abiertamente errático. No sólo utilizó la denuncia como un medio de prueba en el proceso disciplinario de Sergio, sino que manejó la información sin la delicadeza y seriedad que ameritaba”. En consecuencia, ordenó un acto público de desagravio para que se le reconozcan los derechos a la madre. También ordenó que se coloque una placa en el coelgio para “honrar la memoria del hijo de la accionante y recordar que los espacios educativos deben promover una deliberación en la diferencia, el respeto y la pluralidad”.