Luis Eduardo Padierna estaba acostumbrado a matar a sangre fría y, paradójicamente, en los últimos meses se había salvado de morir varias veces. En repetidas oportunidades logró escapar de una docena de operaciones helicoportadas en su contra. Sin embargo, la semana pasada la muerte lo encontró para terminar su carrera criminal de más de 20 años.Conocido con el alias de Inglaterra, hacía parte de la cúpula de la banda del Clan del Golfo. Era el tercero en la línea de mando de ese grupo mafioso, liderado por Dairo Úsuga, alias Otoniel. El gobierno de Estados Unidos lo solicitaba en extradición y había una recompensa de 500 millones de pesos por él.En contexto: El jefe del Clan del Golfo en el Valle que cayó mientras chateabaEl martes de la semana anterior, llegó a una finca cerca del municipio de Chinácota, Norte de Santander, acompañado por diez de sus secuaces fuertemente armados. Estaba seguro de que en ese lugar podía seguir eludiendo a las autoridades, pero se equivocó. Los hombres que participan de la Operación Agamenón II, la campaña del gobierno para acabar con el Clan del Golfo, ya tenían la información y sabían que estaría en el sitio. Lo vigilaron durante 48 horas hasta cuando consideraron que era el momento indicado para actuar. Eso sucedió a las cinco de la tarde del jueves pasado.En ese instante, 40 comandos de la Policía descendieron por cuerdas desde varios helicópteros Black Hawk. Ahí se desató el infierno. Inglaterra y sus hombres sacaron sus fusiles y lanzaron una lluvia de balas sobre las aeronaves y los uniformados. Los policías comenzaron a repeler el ataque y el intenso fuego cruzado se prolongó durante más de 20 minutos. Al ver que era imposible resistir, varios de los escoltas de Inglaterra lo abandonaron y escaparon por la maraña. Cuando el traqueteo de las armas cesó, los hombres de Agamenón encontraron tendido el cuerpo del capo.Con la muerte de Inglaterra la cúpula de esa banda queda aún más debilitada. Hace menos de tres meses, el 31 de agosto, la Policía y las Fuerzas Militares abatieron a Roberto Vargas, alias Gavilán, el segundo al mando de esa organización criminal. Y este nuevo golpe es estratégico y contundente en la lucha contra el Clan del Golfo.Le sugerimos: El clan del Golfo se queda sin su tercero al mandoInglaterra tenía 38 años de edad, pero desde los 18 estaba metido en el mundo del crimen. Durante varios años hizo parte del bloque Bananero de los paramilitares, en el que se hizo ‘célebre’ por liderar un grupo encargado de ejecutar las masacres en las poblaciones del Urabá antioqueño. En 2005 se desmovilizó, pero a los pocos meses ya estaba de regreso en la delincuencia.Daniel Rendón, alias Don Mario, lo llevó para formar parte de las nacientes y autodenominadas Autodefensas Gaitanistas, hoy Clan del Golfo. Como parte de sus primeras tareas, creó en esa banda lo que se conoció como grupo especial boinas rojas. Era básicamente un escuadrón de la muerte conformado por Inglaterra y otros diez asesinos responsables de decenas de muertes en Carepa, Chigorodó, Mutatá y Dabeiba, en Antioquia.Le puede interesar: “El vaso está medio lleno”: Santos y Timochenko después de reunirseSu eficiencia para asesinar hizo que Otoniel y los otros capos lo premiaran al ascenderlo rápidamente en la estructura. Ya como parte de la cúpula, tenía a su cargo los departamentos de La Guajira y Magdalena. En esa región entró de lleno a las grandes ligas del narcotráfico, ya que controlaba las rutas y envíos de cargamentos de droga para el clan, así como las rentas producto de las extorsiones. Al igual que sus jefes era bien conocido por sus aberraciones, especialmente por la macabra práctica de obligar a niñas de entre 8 y 12 años de edad a tener relaciones sexuales.En febrero de este año, Inglaterra amplió su zona de influencia al expandirse al departamento de Norte de Santander. Allí realizó alianzas clave con Los Pelusos, el grupo que controla los cultivos de coca y los laboratorios en la región del Catatumbo. Con esto logró controlar las rutas claves de envío de droga en la frontera con Venezuela. Estos ejemplos sirven para explicar la importancia de este capo caído la semana pasada, aunque los macabros detalles de su prontuario criminal van mucho más allá.