En los diez días que duró la Feria de Flores, en Medellín se asesinaron a veinte personas, esto sin sumar dos silleteros muertos en extrañas circunstancias en el cercano municipio de San Vicente Ferrer, lo que enrareció el inicio de las fiestas. Y aunque algunos suelen aplaudir las campañas de seguridad que toman los mandatarios de turno, en la capital hay algunos bastantes inconformes con las políticas adoptadas por Federico Gutiérrez, el más popular del país, para atacar el crimen.Ya hace unas semanas un colectivo de jóvenes tiñó con anilina vegetal roja el agua de las fuentes de la ciudad, una manera de protestar ante tanto homicidio —327 a la fecha—, lo que les acarreó acusaciones por parte de las autoridades. Pasadas varias horas de ese evento, el mismo Gutiérrez tanteó que restaurar las fuentes costaría 50 millones, luego dijo que 8 millones y EPM confirmó que valdría 3.070.133 pesos.El colectivo ciudadano que lideró la protesta entendió que la discusión sobre el aumento de homicidios en la ciudad se estaba desviando, pero ahora han recabado más en la creatividad y propusieron pagar el dinero por medio de crowdfunding, pero no será tan sencillo. Su propuesta es pagar el valor en monedas que serán arrojadas a las fuentes de la ciudad, pidiendo así un deseo por cada moneda, un deseo de paz. Acto seguido, recogerlas y llevarlas ante un notario para que custodie el pago hasta que alguien de la administración municipal reclame el cacareado valor de un daño a las fuentes que no existió.Maira Duque, una de las ciudadanas que ha empezado la iniciativa,  asegura que el dinero es una excusa para potenciar el debate “y ahora decidimos convertir esa plata en deseos por la vida, es como devolver el dinero a la ciudad sin perder de vista el debate. Es que tenemos una política de seguridad muy peligrosa, y más con el lenguaje que las autoridades usan en los medios, no es posible que justifiquemos el asesinato por un robo, o el asesinato de un ladrón o de alguien que esté reseñado ante la justicia”. Refiriéndose a las declaraciones del comandante de la Policía Metropolitana, general Oscar Antonio Gómez, sobre que en Medellín no mataban a personas de bien, dando entender así que los asesinatos eran la consecuencia de luchas entre estrcutras criminales.Y es que desde mediados de julio los asesinatos se dispararon en la capital paisa, en la sumatoria total ya son ocho casos más que el pasado por la misma época, sin contar que en la semana más violenta del año hubo siete homicidios en un solo día.Aunque desde la administración municipal se han tomado mal las protestas y, pese a las continuas propuestas, no han salido a tener una conversación abierta con los ciudadanos que exigen otras medidas, Duque aseguró: “No nos interesa que a Federico Gutiérrez le vaya mal, pero no nos sentimos incluidos para aportar a las políticas y planes que tienen en la ciudad y nos parece fundamental poder incidir y tener una conversación con él, no cosmética, no como para la foto, sino que de verdad haya un impacto”.Desde hace varias semanas, con la captura del secretario de Seguridad Gustavo Villegas, la política contra el crimen de la Alpujarra ha quedado en medio del debate político, esta que ha sido la punta de lanza de Federico Gutiérrez, quien tiene un gabinete muy joven que ha tenido poca eficacia para ejecutar. Según Jorge Giraldo, decano de la Escuela de Humanidades de Eafit, Jorge Giraldo, el problema es que “tenemos una política de seguridad equivocada, no se está trabajando en convivencia y cultura ciudadana, y eso es desde hace varios años y este alcalde no ha hecho nada. El ejemplo de las equivocaciones de Gutiérrez es el helicóptero, que no sirve sino para perseguir fleteros, porque para coger a los capos del crimen no sirven, con el helicóptero sólo podemos hacer una película. Ese es el símbolo del despiste”.