Lo sucedido con la comunidad embera en el centro de Bogotá, sigue dando de qué hablar en la capital del país, no solo por la sevicia con la que atacaron con palos y piedras a uniformados de la Policía Nacional y a los gestores de convivencia, sino también por todas las problemáticas que se esconden detrás de La Rioja, el lugar en donde hoy en día permanecen asentados en la ciudad, luego de haber abandonado el Parque Nacional en mayo de este año.

Después de los desmanes ocurridos en el edificio Avianca y en toda la carrera Séptima, la Alcaldía de Bogotá y el Gobierno Nacional, a través del Ministerio del Interior, llegaron a varios acuerdos para seguir garantizando la atención necesaria a la comunidad embera en la ciudad.

Estos acuerdos se pactaron en las últimas horas al celebrarse un Puesto de Mando Unificado celebrado en las instalaciones de la Alcaldía Mayor de Bogotá. Posterior a este PMU, el presidente de la República, Gustavo Petro, afirmó en su cuenta oficial de Twitter que el gobierno nacional iba a disponer de “ayudas en comida, agua potable y brigadas de salud para mirar el nivel de extensión de epidemias en esta comunidad terriblemente hacinada en La Rioja”.

Tras la publicación de este mensaje, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, le respondió al trino al jefe de Estado, destacando la inversión de $9.000 millones que ha hecho la administración distrital en albergues, atención humanitaria, de salud, educación y alimentación de la población embera por dos años. E indicó que “es responsabilidad del gobierno nacional, evitar el desplazamiento y garantizar el retorno”.

Frente al hacinamiento en La Rioja, la alcaldesa López manifestó que “la Alcaldía ha ofrecido varios albergues. El único aceptado por políticos indígenas Bakata fue La Rioja, a sabiendas de que no era el más adecuado. Lo usan como presión”.

En ese contexto, López reconoció que efectivamente al interior de La Rioja hay bastante consumo de alcohol y explotación de mendicidad de niños y mujeres.

“Señor presidente, varios hombres “líderes” emberas explotan en mendicidad a mujeres y niños, mientras se gastan las ayudas que les damos en licor y ejercen violencia contra su propia comunidad, ciudadanos y servidores públicos”, subrayó la burgomaestre.

Días atrás, SEMANA había advertido en un informe en exclusiva todo lo que ocurre al interior de La Rioja, en el centro de la ciudad.

Infierno en La Rioja: el lugar que indígenas convirtieron en un antro en Bogotá

La pesadilla que sufrieron los vecinos del Parque Nacional de Bogotá durante nueve meses, cuando más de 1.000 indígenas de las etnias embera chamí y embera katío se apoderaron de esa zona ante la mirada atónita de las autoridades, se trasladó a otro punto. Concretamente, a La Rioja, en pleno centro de la capital del país, un sitio que solía albergar a exhabitantes de calle. Desde mayo, el lugar se volvió un verdadero infierno: hay denuncias por riñas, violencia intrafamiliar, agresiones y actos sexuales abusivos. Esta alarmante realidad no había sido divulgada por la alcaldía de Claudia López.

En un sitio que se supone que es ahora un “territorio ancestral” abundan el consumo de bebidas alcohólicas y de sustancias psicoactivas. Además, hay insalubridad, propagación de enfermedades como la tuberculosis, se habla de muerte de menores, de falta de suministro de agua y de un alto hacinamiento.

Los niños de esta comunidad están en alto riesgo de caer en la mendicidad, según lo alertó el Ministerio Público. También son los más afectados por las enfermedades.

Si bien es cierto que los indígenas denuncian falta de condiciones para vivir en La Rioja y el incumplimiento de los acuerdos pactados con la Alcaldía, es imposible tapar con un dedo las denuncias de los graves hechos que vienen ocurriendo allí y donde los principales involucrados son justamente los miembros de esa comunidad.

Violencia a flor de piel

SEMANA estableció que en junio, en un Puesto de Mando Unificado (PMU), se puso en conocimiento de las secretarías de Gobierno, Seguridad, Integración Social, Salud, además de la Personería, una grave denuncia de agresión y acto sexual abusivo de los indígenas en contra del personal de convivencia y diálogo de la Alcaldía.

“La problemática es bastante grave. El machismo en esta comunidad es alarmante, incluso han intentado agredir en varias ocasiones a las mujeres gestoras de convivencia”, le dijo una fuente a SEMANA.

La Personería confirmó que conoció el caso y lo trasladó a las autoridades competentes. Esta cruda realidad ha llevado a varios de los funcionarios que visitan La Rioja a no querer hacer su trabajo o a renunciar a sus cargos.

Pero el maltrato no es solo hacia los trabajadores del Distrito. Este medio conoció que han sido varias las denuncias que han hecho las mujeres embera chamí y embera katío por graves casos de violencia intrafamiliar. “Si intentan agredir a los funcionarios del Distrito, ¿qué se puede esperar con las mujeres de esta comunidad?”, reseñó otra fuente que conoce a fondo este problema.

Las denuncias son recurrentes. SEMANA conoció que hace unos días, en una riña, una indígena fue herida en su brazo derecho con un arma cortopunzante y varios hombres fueron trasladados de urgencia a hospitales de esta zona, en la avenida Caracas con calle Cuarta.

Una mujer indígena resultó herida en su brazo derecho con un arma cortopunzante luego de que en el interior de La Rioja se presentara una riña por consumo de licor y sustancias psicoactivas.

La Personería reconoce que en La Rioja y en sus alrededores “se han presentado riñas por consumo de bebidas alcohólicas y consumo de drogas”. Además, según la entidad, “se observa poca responsabilidad de los padres, en algunas ocasiones, por situaciones como estado de embriaguez que no les permiten atender sus deberes y responsabilidades”.

Irónicamente, esto sucede a pesar de que el secretario de Gobierno, Felipe Jiménez, y el secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto, ordenaron contar con el acompañamiento de la Policía para no permitir el ingreso de bebidas alcohólicas ni sustancias psicoactivas.

Aunque en la entrada hay uniformados de la Policía, además del vigilante de la seguridad privada, los indígenas entran y salen sin ningún tipo de control. Pero el ingreso de personas ajenas a los indígenas o a los trabajadores de La Rioja está prohibido.

Este medio le preguntó a la Secretaría de Gobierno por lo que está ocurriendo en La Rioja, y se abstuvieron de dar respuestas.

Enfermedades

Según la Personería, la población trasladada a La Rioja vive en condiciones de “hacinamiento y sobrepoblación”. No hay agua potable constante, “lo que favorece escenarios de propagación de enfermedades, e insuficiencia de instalaciones para la atención de las necesidades básicas fisiológicas en condiciones dignas”.

Esta situación, sumada a las costumbres culturales de los indígenas, quienes en varias ocasiones impiden la atención por parte del personal de la Secretaría de Salud, ha llevado a que los niños sean los más afectados, pues han venido presentando cuadros de desnutrición y enfermedades cutáneas, entre otras.

Pruebas en poder de SEMANA indican que varios menores, entre 1 y 4 años, han tenido que ser trasladados a hospitales de Bogotá, como el San Blas, con cuadros de síntomas respiratorios y enfermedades gastrointestinales, producto de las condiciones en las que están viviendo.

De hecho, en junio, dos niños y un adulto presentaron síntomas de tuberculosis y decidieron que debían permanecer con el resto de la comunidad, a pesar de que esta enfermedad es altamente contagiosa y debe tratarse en un hospital.

La Secretaría de Salud aseguró que hasta el momento se han atendido 734 personas y 455 han sido hospitalizadas. Desde que la comunidad estaba asentada en el Parque Nacional y posteriormente fue trasladada a La Rioja, se han presentado nueve muertes, siete son de menores.

Desperdicio de alimentos

Como si fuera poco, en La Rioja también se ha venido presentando un grave problema de insalubridad por la alarmante cantidad de alimentos que se desperdician todos los días en este lugar. Allí, habitualmente, se hospedaban unos 130 jóvenes exhabitantes de calle o en riesgo de habitabilidad en calle, a quienes muy seguramente la comida y las instalaciones para poder dormir y bañarse sí les estarán haciendo mucha falta.

“El desperdicio de comida es aterrador. A ellos no les gusta la carne, la botan a la basura como si nada. Todos los días se botan canecas completas de arroz”, contó una fuente. “Lo más triste es que el dinero para toda esta comida sale de los impuestos de todos nosotros”, añadió.

En el albergue hay una población infantil grande, la cual, según la Personería de Bogotá, tiene altos riesgos de caer en la “mendicidad, la explotación sexual, la trata de personas, el uso y la utilización por parte de estructuras criminales, y la habitabilidad de calle”.

No es un tema menor. Según evidencias en poder de SEMANA, varios niños de la comunidad salen de las instalaciones, pero no regresan y tan solo varios días después son encontrados en diferentes partes de la ciudad.

La Rioja es un infierno. A las autoridades se les salió de control. Pasan los días y no hay medidas.