Durante dos horas el senador Iván Marulanda (Alianza Verde) se dedicó a rememorar el tiempo en que era uno de los fieles escuderos de Luis Carlos Galán. Relató el horror que vivieron los miembros del Nuevo Liberalismo cuando se enfrentaban a los capos del narcotráfico de los 80s. Él es un sobreviviente de esas épocas, vivió el exilio y se salvó de la muerte que lo perseguía en las calles de Medellín. Marulanda fue a la audiencia pública convocada en el Consejo Nacional Electoral, ahora que los nuevos magistrados estudiarán la posibilidad de devolverle la personería jurídica al Nuevo Liberalismo, un movimiento que se extinguió con el asesinato de Luis Carlos Galán y que ahora 30 años después sus hijos están tratando de revivir. Tras la audiencia, el magistrado Luis Guillermo Pérez presentará una ponencia ante la sala plena. La decisión la daría el CNE en noviembre. “Esta es una lucha de más de 40 años, donde varias veces se le ha intentado cerrar el camino al Nuevo Liberalismo. Primero se intentó por la vía del asesinato moral y después –como no lo pudieron hacer- desencadenaron una estrategia de exterminio sistemático. Devolverle la personería jurídica al Nuevo Liberalismo es un mensaje de paz, de que se reconoce que la falta de oportunidades de participación política para muchas expresiones ha sido la razón por la cual Colombia ha estado sumida en la violencia”, aseguró Juan Manuel Galán. “Fue un genocidio” En los 80s, el Nuevo Liberalismo, en cabeza de Luis Carlos Galán se convirtió en el blanco de los narcotraficantes. Marulanda cuenta que todo se desató en 1981 cuando les dijeron que el representante Jairo Ortega quería apoyar la candidatura de Galán con el Movimiento Renovación Liberal. Lo escucharon y aceptaron que apoyara la candidatura siempre y cuando fuera bajo sus condiciones y sin hacer parte del Nuevo Liberalismo. Pero las alarmas se prendieron cuando llegó la hora de inscribir las listas del Congreso, Marulanda recibió una llamada que le advertía que Ortega había puesto de suplente a Pablo Escobar, un hombre peligroso. Al preguntar quién Escobar le advirtieron que era un narcotraficante y un asesino. Inmediatamente Marulanda llamó a Galán para contarle y acordaron increpar a Ortega y en caso de que hubiera pecado por ignorancia accediera a sacar de la lista a Escobar al saber su prontuario. Esto no sucedió. Las cosas empeoraron cuando Marulanda aclaró que el Nuevo Liberalismo no tenía nada que ver con el criminal y después el mismo Galán lo denunció públicamente. Desde ese momento, cuenta Marulanda, ellos no fueron libres, debían ser custodiados porque los estaban buscando para matarlos. “Yo tenía que dormir siempre en casas diferentes, en ese momento era el presidente del Concejo de Medellín y no podía ver a mis hijos sino en fincas cercanas”, cuenta el hoy senador de la Alianza Verde. En la audiencia pública también se encontraban Gloria Pachón de Galán y sus hijos Carlos Fernando y Juan Manuel. Uno de los días que más cerca sintió de la muerte fue cuando unos sicarios fueron a buscarlo a la casa en la que él se estaba quedando -como sabía que corría peligro siempre dormía en sitios diferentes- se salvó por unos pocos minutos de que lo acribillaran. “La vida fue muy dura para nosotros, se lo dice alguien que estuvo en la trinchera. Nos dolió mucho cuando asesinaron a Rodrigo Lara, a él le hicieron una emboscada política, fue un señor del Amazonas, Evaristo Porras, quien había sido expulsado del Partido Liberal”, contó Marulanda sin acudir a un solo papel, solo usando su memoria. En medio del relato el magistrado Luis Guillermo Pérez le pidió que precisara los hechos de amenazas que sufrieron los miembros del Nuevo Liberalismo, justamente porque el acuerdo de paz firmado con las Farc dice que cuando un movimiento ha sido sometido al exterminio tiene derecho a la restitución. “Sí, fue un genocidio”, respondió Marulanda contundentemente. “Fue el narcotráfico conectado con la política, especialmente con el Partido Liberal, aunque también estaba empezando en el Conservador (...) a nosotros nos seguían matando gente en el campo, por ejemplo el alcalde de Puerto Berrío, también a militantes del Magdalena medio”, explicó Marulanda.
Foto: CNE Pero sin duda, el asesinato que cercenó las esperanzas del movimiento fue el de Luis Carlos Galán. “Nadie dudaba en este país que Luis Carlos Galán iba a ser el presidente. Asesinaron al futuro presidente de Colombia, no a un político intrascendente, sino a quien iba a ser ungido por la voluntad popular. Era la única manera de detener a Luis Carlos Galán y al Nuevo Liberalismo en su ascenso al poder, sabían que si llegaba empezaría un proceso de regresión del poder de la criminalidad organizada, infiltrada en la política, de que iban a fenecer. Perdimos esta partida para la historia”, sentenció. "Era una lucha desigual, estábamos solos en la lucha contra el narcotráfico": Marulanda. “Nos engañaron” Durante el entierro de Galán -recuerda Marulanda- Juan Manuel, hijo mayor del dirigente, le entregó la responsabilidad a César Gaviria de continuar con el legado de su padre. Pero los miembros del Nuevo Liberalismo se sintieron engañados con quien tiempo después fue elegido presidente de la república. “El anterior CNE dijo que el Nuevo Liberalismo había renunciado y que por tanto no se podía apelar a lo que dice el acuerdo de paz. Lo que explica Iván Marulanda hoy es que esa renuncia tiene que verse en el contexto de unificación liberal donde el Partido Liberal le pide al Nuevo Liberalismo que si quiere avanzar en la unificación que renuncie, le hace esa exigencia, y el Nuevo Liberalismo a su vez pidió la reforma constitucional, la consulta popular, entre otras cosas y lo que sucedió después fue que el Nuevo Liberalismo fue engañado. Lo llevaron al partido Liberal a participar en una consulta donde su líder (Luis Carlos Galán) no pudo participar porque lo asesinaron y la reforma, que era la base de la visión del Nuevo Liberalismo para el país, se hundió por cuenta de los políticos liberales aliados con el narcotráfico”, relató Carlos Fernando Galán. Puede leer el perfil: Luis Carlos Galán (1943-1989) Contrario a seguir con los ideales del Nuevo Liberalismo, Marulanda cuenta que Gaviria no los reconoció como factor de poder y los dispersó, algunos de ellos se fueron para embajadas y desmoralizados por la violencia y por la desidia los militantes también abandonaron el movimiento. “Yo pensé que él (Gaviria) adquiria un compromiso con el Nuevo Liberalismo y podría ser el lazo para que no desapareciera, pero no fue así. Ese asesinato nos acabó, no pudimos levantarnos. Ahora, su señora y sus hijos en una dignidad que reconozco y valoro, quieren levantar la bandera”, dijo Marulanda con la voz entrecortada, ¡Déjenlos, déjenlos!, dijo mientras el auditorio lo aplaudía y se ponía en pie.