SEMANA: el colegio de abogados del Rosario celebra 40 años. ¿Qué significa llegar a ese aniversario?

RICARDO MEDINA (R. M.): llegar a los 40 años simboliza muchas cosas. Primero, muestra la importancia de nuestra institución, que busca congregar a todos los egresados de la Facultad con más tradición en Colombia. Segundo, es un estímulo para seguir trabajando sin descanso por nuestros colegiados, por nuestra universidad y, por supuesto, por la sociedad. Tercero, es un incentivo para alzar la voz y exigir que las abogadas y los abogados actúen bajo estrictos parámetros éticos en su diario vivir.

SEMANA: ¿qué hace un colegio de abogados?

R. M.: la misión de los colegios de abogados debe ser el perfeccionamiento de las instituciones, mediante el control y vigilancia de los principios éticos de la profesión, sin tener en cuenta aspectos religiosos o políticos, como dicen nuestros estatutos. También debe ser incentivar la permanente colaboración, investigación y capacitación profesional de los profesionales del Derecho. Además, nuestro colegio de abogados también es un momento de encuentro y de solidaridad entre nuestros egresados.

SEMANA: ¿por qué es importante que los abogados estén en estos organismos colegiados?

R. M.: es importante porque es desde allí que se pueden hacer valer sus derechos, pero también exigir el cumplimiento de los deberes del abogado. Los colegios de abogados son también organismos de autorregulación, de promoción, defensa y protección de derechos, pero de control y sanción cuando profesionales actúan de manera incorrecta.

El claustro de la Universidad del Rosario, en el centro de Bogotá, es un ícono urbano de la ciudad.

SEMANA: ¿por qué tantas personas en Colombia estudian Derecho?

R. M.: existen diferentes razones históricas, sociales, culturales y económicas que tienen que ver con el Derecho. Hemos sido un país de tradición legal, en donde graduar al hijo abogado era un orgullo familiar. En cada rincón del país tenemos al juez, al fiscal, al personero, al notario y hasta en ocasiones al alcalde que, cada uno, tenía en su despacho colgado el título de abogado. Se acuñaba entre las familias que siempre era bueno tener en la familia un médico y un abogado.

Eso llevó a que estudiar derecho fuera un anhelo en Colombia y que crecieran las Facultades de Derecho. Por otro lado, uno de mis profesores decía que “el Estado es el mayor empleador”, por supuesto. Esto lleva a que las personas vean en el Derecho una fuente de ingresos y de manutención personal y familiar.

SEMANA: cuarenta años son muchos años para una asociación de profesionales, ¿cuál cree que es el éxito de que perdure así este colegio?

R. M.: el éxito del Colegio de Abogados Rosaristas va muy de la mano del éxito de cada uno de sus colegiados y de los egresados de la Facultad de Jurisprudencia. El buen crédito del Colegio de Abogados Rosaristas está en la dedicación, el compromiso y el esmero de nuestros miembros que siempre tienen propuestas vanguardistas y que además trabajan con la sola satisfacción del deber cumplido.

Sumado a lo anterior, el éxito del Colegio se da al brillo que los rosaristas imponen cuando se les ve desempeñando un cargo público. Son muchos nuestros egresados ilustres como el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, el senador David Luna, el exministro Luis Felipe Henao, nuestros Consejeros de Estado Guillermo Sánchez Luque, Hernando Sánchez Sánchez, Rocío Araújo, José Roberto Sáchica, entre otros; o nuestros magistrados Cristina Pardo, Juan Carlos Cortés de la Corte Constitucional, Francisco Ternera de la Corte Suprema de Justicia o Raúl Eduardo Sánchez en la Jurisdicción Especial para la Paz; el recién nombrado presidente del Banco de Bogotá, Cesar Prado Villegas. Algunos se han destacado en el mundo de las letras, como Juan Gabriel Vásquez, María Isabel Rueda, Juan Carlos Iragorri o Cristina Castro. En fin, solo para mencionar algunos. Realmente esa es la clave del éxito de nuestro Colegio: nuestros egresados.

Alejandro Cheyne, rector de la Universidad del Rosario. | Foto: El País

SEMANA: el Rosario es una universidad de mucha tradición que se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos. ¿Cuál ha sido la fórmula?

R. M.: creo que la receta para la adaptabilidad del Rosario ha sido seguir al pie de la letra su lema “Nova et Vetera”, latín para “siempre nuevo, siempre viejo”. Esto quiere decir, siempre estar dispuesto a innovar (tener lo nuevo) escuchando los consejos y aprendiendo de la experiencia de la tradición (lo que viene). El Rosario ha sido siempre un epicentro de debates ideológicos y de confrontaciones intelectuales bajo el marco del respeto, del aprendizaje y de construir entre todos.

Cuando se olvida que el disenso debe escucharse y que el rumbo se construye entre quienes conocen su historia y quienes quieren aportar algo nuevo, ahí es donde puede fallar una institución.

SEMANA: ¿cómo van a celebrar esos 40 años?

R. M.: vamos a celebrar durante todo el año. Tendremos nuestro Congreso Anual de Abogados que llevaremos a cabo en la ciudad de Medellín con las personas más expertas en Derecho de Prueba y donde tendremos debates en todas las ramas del Derecho, desde temáticas de arbitraje internacional hasta criptoactivos.

Haremos también eventos para nuestros colegiados en Bogotá, tendremos eventos virtuales con acceso a todo el público y actividades sociales. También nos encontramos recolectando las memorias de todos nuestros expresidentes. Queremos que estos sean tan solo los primeros 40 años de nuestra institución.