A Martha Lucía Granada Chaparro, de 71 años, la secuestraron el pasado 26 de julio en el mismo predio donde creció y vio hacerse adultos a sus hijos. En el lugar que le heredaron sus padres y que era su bálsamo de tranquilidad para escapar de los agites de la ciudad. En Puente Vélez, zona rural de Jamundí, no solo está su finca, sino parte de su vida. Hoy ese lugar es el motivo de angustia para sus familiares.

Aquel viernes, cuando la llamaron para alertar de una posible invasión, Martha ni siquiera contempló que era una trampa para secuestrarla. Conoce cada rincón de ese corregimiento y allí la comunidad, que la vio crecer y envejecer, la quiere y respeta. No había que temer. Pero, en los últimos meses, las cosas en ese rincón de Colombia han cambiado: ya la autoridad no manda, ahora los dueños de todo y de todos son los disidentes del frente Jaime Martínez, que responde a las órdenes del criminal alias Iván Mordisco.

Las autoridades ya no mandan en algunas regiones del país. Imagen de referencia). | Foto: Getty Images/iStockphoto/cyano66

“En el momento de su llegada la estaban esperando más de cinco hombres armados, los cuales la raptaron. Hasta el momento no tenemos información de ella. Esta es la zozobra. Llevamos cinco días sin saber de mi mamá, ella toma una serie de medicamentos, es una señora de edad avanzada y por eso recurro a pedirles a las personas si tienen alguna información, que nos la hagan saber”, le contó a SEMANA Pablo García, hijo de Martha.

El Ejército tiene algunas pistas de a dónde se la llevaron; sin embargo, llegar hasta esa zona es complicado, porque las disidencias de las Farc han hecho de la zona rural alta de Jamundí un verdadero fortín medieval, que es imposible vulnerar por tierra. La opción más factible es un despliegue aéreo, pero desde hace un par de meses los militares en esta zona del país no tienen disponibles muchas horas de vuelo por el recorte de presupuesto ordenado hace dos años por el Ministerio de Defensa.

El secuestro está disparado en el área metropolitana de Cali, sobre todo el sur de la ciudad que colinda con Jamundí.

“Creemos que tanto a ella como a los otros secuestrados se los llevaron para el Naya”, le contó a SEMANA un miembro del Gaula Militar. Esa región une la cordillera Occidental y el Pacífico vallecaucano. En ese territorio, Mordisco hizo una carretera, construyó una fábrica de drones y un megacentro de entrenamiento para los menores de edad reclutados. Es una minizona de distinción con control total de los criminales. De acuerdo con el subregistro que manejan las autoridades, en Jamundí han secuestrado a cinco personas en los últimos días. La mayoría de las víctimas son finqueros o comerciantes, a quienes les exigen altas sumas de dinero por su liberación. Los plagios se han presentado en medio de sus predios en el casco urbano e incluso en pequeños descuidos cuando estaban paseando a sus mascotas.

El secuestro está disparado en el área metropolitana de Cali, sobre todo el sur de la ciudad que colinda con Jamundí. No hay tregua, ni contemplaciones: el camino es pagar o pagar. “A mi papá se lo llevaron en el sector de La Arenera y nosotros acudimos a las autoridades y el consejo que nos dieron era que mejor pagáramos, porque las posibilidades de una liberación por otros medios es compleja”.

El secuestro tiene a varios municipios convertidos en pueblos fantasma cuando cae el sol, nadie quiere ser la próxima víctima de un flagelo creciente y criminal. | Foto: Getty Images

En Arauca, Putumayo, Caquetá y Meta la situación es igual de lamentable. En esos departamentos se presentan diariamente al menos seis secuestros exprés, que son plagios de hasta 24 horas, en las cuales los familiares deben depositar grandes cantidades de dinero. Lo diferente –y alarmante– es que la mayoría de esos casos no se denuncian. “¿Para qué lo hacemos si aquí la autoridad no manda? Eso es perder el tiempo y poner la vida del familiar en peligro”, señaló un líder comunal del municipio de Mesetas.

Por su parte, la gobernadora del Meta, Rafaela Cortés, señaló que el control de las disidencias es tan grande que al menos una vez al mes ordenan cerrar el comercio de varios municipios para que los comerciantes vayan en fila a depositar las millonarias cuotas de extorsión. “Hay como una sensación de falta de autoridad en la comunidad. Nosotros pedimos que no nos dejen solos”, dijo.

El secuestro tiene a varios municipios convertidos en pueblos fantasma cuando cae el sol, nadie quiere ser la próxima víctima de un flagelo creciente y criminal.