La colombiana Tania Vega pensó que al retornar a su patria, luego de experimentar los embates de la crisis humanitaria en Venezuela, encontraría un empleo fácil, pero no fue así, cuando hace seis años se radicó en Mompox (Bolívar) con una maleta repleta de proyectos e ilusiones. Su formación como licenciada en educación especial la hizo en Caracas, Venezuela, a donde llegaron sus padres en la década de los años setenta, atraídos por la bonanza del país vecino.

Decidida a reconstruir su vida en Colombia, a finales de 2016 repartió hojas de vida en muchos colegios, en los que solo le ofrecían puestos temporales como auxiliar, y en el mejor momento, logró un contrato por 400.000 pesos al mes. Vega es uno de los 980.000 colombianos retornados desde Venezuela, que, al igual que 2,8 millones de migrantes venezolanos, se encuentran en Colombia intentando labrarse un futuro.

La realidad de Tania cambió cuando recibió acompañamiento del proyecto Oportunidades Sin Fronteras, de Usaid, en los procesos de solicitud, entrevista y selección para hallar nuevas oportunidades laborales; y el 17 de enero de 2023 ingresó como docente de primer grado en el Colegio Latinoamericano de Cartagena de Indias. Su voz se quiebra cuando recuerda los duros momentos que vivió al separarse forzosamente un año de su esposo y de su hijo, que habían quedado en Caracas. Ahora, su semblante es otro, la motivan la pasión por enseñar y saber que contribuye con la educación de niños y jóvenes en Colombia.

El éxito de un proceso de integración económica de migrantes venezolanos y colombianos retornados radica en el aprovechamiento de sus saberes y habilidades en favor del desarrollo económico local. | Foto: ESTEBAN VEGA LA ROTTA

Según explican desde el proyecto Oportunidades Sin Fronteras (OSF), esta iniciativa tiene como objetivo ayudar a “encender los motores económicos” de la migración, con el fin de aprovechar las habilidades y capacidades de los migrantes y colombianos retornados para cumplir con la demanda del sector laboral. “Estamos convencidos de que los migrantes y colombianos retornados enriquecen nuestras sociedades con sus capacidades humanas, económicas, sociales y culturales, y contribuyen de manera significativa al desarrollo y crecimiento de Colombia”, apuntan.

¿Por qué apostar por la integración económica de estas personas? “Los migrantes desarrollan labores técnicas especializadas que muchas veces no se encuentran en el mercado local, generando también mayor productividad”, sintetizan.

Otro aspecto positivo que tiene la fuerza laboral migrante es que generan nuevos negocios, basados en las experiencias previas de creación de empresa en su lugar de procedencia. Además —añaden— el emprendimiento en migrantes permite la generación de nuevas fuentes de empleo, nuevos productos y servicios para los colombianos.

“Igualmente, los colombianos retornados, con sus experiencias, conocimientos y aprendizajes, se convierten, en muchas ocasiones, en profesionales altamente calificados que pueden potenciar el desarrollo en sus comunidades”, puntualizan desde el proyecto Oportunidades Sin Fronteras.

Anu Rajaraman, directora de Usaid Colombia. | Foto: Esteban Vega La-Rotta

Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) demostró que incluir laboralmente a las personas migrantes venezolanas incrementa el producto interno bruto en hasta 4,5 puntos porcentuales para 2030 en los países de acogida. El estudio del FMI concluye que los migrantes venezolanos enfrentan un mayor desempleo, tienen más probabilidades de trabajar en el sector informal inicialmente, y ganan menos que los trabajadores locales. Para derribar esas barreras, se establecieron alianzas con actores clave.

Con el fin de lograrlo, se realizaron alianzas con nueve aliados en territorio, en cercana articulación con el sector privado. Igualmente, se trabaja de manera articulada con el Ministerio de Trabajo, la OIT, Ministerio de Comercio, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Migración Colombia, así como los gobiernos locales e instituciones. De manera transversal, se busca que las personas apoyadas tengan acompañamiento psicosocial, generación de capacidades socioemocionales, acceso y uso de productos y servicios financieros.

El éxito de un proceso de integración económica radica en el aprovechamiento de sus saberes y habilidades en favor del desarrollo económico local. La docente Tania Vega se propuso en su mente volver a soñar. Y lo logró. Es feliz cuando le dicen “la profe venezolana”, aunque muchos saben que es colombiana de nacimiento, ella es un ejemplo de que la inclusión laboral permite a las personas migrantes y retornadas vivir en mejores condiciones, y contribuir al desarrollo económico del país, que, como Colombia, decidió brindarle oportunidades.

Frases de participantes

“Desde mi emprendimiento contribuyo a Colombia brindando empleo a personas vulnerables y arborizando zonas del departamento de La Guajira, lo que me hace muy feliz”. Anggy Lenny, migrante residente en Colombia. Asesora en el área de jardinería de Vivero 4 Rosas, en Riohacha.

“Queremos transformar el sector confección e incentivar la formalización del empleo en Cúcuta. En la población migrante encontramos talento, y el deseo y la esperanza de volver a resurgir”. Harold Velandia, representante legal de Corporación Dorcastex.

El proyecto Oportunidades Sin Fronteras (OSF) beneficiará en cinco años a más de 65.000 personas migrantes y colombianos retornados.

10.000 personas tendrán acceso a empleo formal.

5.000 emprendimientos se apoyarán con capital semilla o asistencia técnica.

20.000 personas accederán a desarrollo de capacidades laborales o empresariales.

30.000 personas accederán a servicios financieros.