El pasado 17 de junio de 2021 Luis Alfredo Lozano Ventura salió desde el aeropuerto El Dorado de Bogotá con rumbo a la ciudad de Miami, en Estados Unidos. Su objetivo era reunirse con sus dos hijos y sus nietos, quienes viven en ese país desde hace aproximadamente dos décadas.
Lozano, de 80 años, viajó tranquilo, pues había sido vacunado en Bogotá contra la covid-19 con las dos dosis de Sinovac, entre abril y mayo del presente año. Lamentablemente, comenzó a sentirse mal los primeros días de agosto presentando síntomas de resfriado y dolor de cabeza. Su familia decidió practicarle una nueva prueba de coronavirus para descartar cualquier riesgo, pero el 5 de agosto el test salió positivo: se había infectado en suelo norteamericano.
“Uno de mis hermanos lo llevó al médico y le indicaron que mi papá estaba saturando en 90. Aún así, el médico lo envió a casa para que se cuidara allí, pero el lunes 9 de agosto él empeoró y tuvieron que trasladarlo nuevamente de urgencias. En ese momento les indicaron que debía quedarse hospitalizado”, cuenta Claudia Lozano, una de las hijas del paciente que vive en Colombia.
El 10 de agosto don Luis fue trasladado a un hospital de mayor complejidad, el South Miami Hospital, donde tuvieron que ubicarlo en una unidad de cuidado intensivo (UCI). Su estado de salud desmejoró rápidamente y el pasado sábado 21 de agosto tuvieron que intubarlo.
Como si no fuera poca la angustia para sus familiares, tanto en Miami como en Bogotá, al correo electrónico de su hijo llegó un mensaje el 16 de agosto, proveniente del Baptist Heath South Florida, la empresa de salud dueña del South Hospital, donde se le informaba acerca de la factura actual por los servicios médicos prestados a su padre.
“Quería informarle que los cargos al momento son de $122.386 dólares. Si no tiene seguro, nosotros necesitamos un depósito al menos de US$5.000. Para su conveniencia, he incluido el formulario para pagar con tarjeta de crédito”, mensaje firmado por la coordinación del centro médico.
Dos días después, el 18 de agosto, llegó otro estado de cuenta, esta vez por US$153.477, lo que en pesos equivale a unos 600 millones, según la TRM actual.
Lo insólito es que, al parecer, don Luis y su familia no contaban con una “Assist Card”, una tarjeta de asistencia médica en viaje, la cual normalmente actúa como un seguro médico y cubre los gastos en cualquier tipo de eventualidad.
“Mi hermano nos comunicó sobre lo que se debe y nos aclaró que no tocaba pagarlo de una, porque daban plazo. Aún así, lo llamaron de la asistencia social de la clínica y aclaró que mi papá es un adulto mayor que no tiene recursos económicos. Nos insisten que debemos dar ese abono y estamos muy preocupados”, explica Claudia.
En medio de la angustia, la buena noticia es que el paciente ha logrado estabilizarse de a poco y su pronóstico mejora. El asunto más apremiante ahora es conseguir el dinero para pagar dicha cuenta, que cada día sigue creciendo.
“Nosotros no tenemos dinero para pagar ese montón de plata porque no somos una familia adinerada. Decidimos crear un link en internet para recoger dinero en GoFoundMe.com (https://gofund.me/68de0eda), además de recibir donativos en la cuenta de ahorros 04811145322 de Bancolombia”, reveló.
También le escribieron al Consulado de Colombia en Miami, donde les solicitaron diversos documentos para investigar su caso, pero les aclararon que el Baptiste Health South Florida es un centro médico privado bastante caro y normalmente las ayudas del Estado colombiano se entregan para tratamiento en hospitales públicos norteamericanos, como el Jackson Memorial Hospital, en la Florida.
“Para que se hagan una idea: La primera noche de hospitalización de mi papá en urgencias costó 27.734 dólares. Esos son 107 millones 235 mil 385 pesos colombianos”, relata abrumada.
Hasta el momento han podido recoger 5.300 dólares, una minucia teniendo en cuenta la cifra millonaria que deben. Don Luis tiene servicio de salud en Colombia, la Nueva EPS, pero le han aclarado que el servicio solo se presta en el territorio nacional.
Lo que Claudia pide a colombianos y connacionales que viven en Estados Unidos y el resto del mundo es que le brinden ayuda para poder cancelar dicha deuda o alguna salida legal que les permita trasladar a su padre a otro centro asistencial. “Tenemos fe en que mi papá se mejore, él ha sido muy fuerte, queremos pasar esta página tan dolorosa”, puntualizó.
Las personas interesadas en ayudar a Claudia y su padre pueden comunicarse por llamada o texto al número móvil 315 852 6772.