En medio del proceso de paz ha surgido una petición de manera recurrente: la creación de una comisión de la verdad para reconstruir lo que pasó y evitar que estos hechos se repitan.Las víctimas la han pedido, el Gobierno no se ha mostrado en oposición, las FARC también se han referido a ello, diversos expertos internacionales señalan que este es uno de los pasos fundamentales para lograr la paz. Y precisamente, esa reconstrucción de la verdad ya comenzó. Las primeras en presentar los resultados fueron las mujeres. La Ruta Pacífica de las Mujeres, con el apoyo de diferentes organizaciones internacionales, presentó hace una semana los resultados del informe “La verdad de las mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia”. Pero, más allá del lanzamiento, ¿qué hay en el fondo de este estudio? (leer tomo I y tomo II).Uno de los principales objetivos es darles voz a las mujeres que por años han padecido el conflicto colombiano en silencio. Amenazas, miedo, muerte de sus seres queridos, desapariciones y toda clase de violencia. De hecho, el informe revela que, en promedio, cada mujer sufrió alrededor de cuatro violaciones de derechos humanos. Dentro de las 932 mujeres entrevistadas y los nueve casos colectivos, el 82,6 % aseguró ser víctima de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes. Además, el 76,2 % de ellas fueron desplazadas y el 54,1 % señalaron que uno de sus familiares fue víctima de ejecución extrajudicial. Pero más allá de las cifras, este proyecto demostró que las mujeres tienen mucho por contar, especialmente la manera como sobrevivieron a los horrores que les hicieron a ellas o a sus familiares. “De la guerra obtuvieron una ‘ganancia’, por decirlo así, se constituyeron en sujetos”, aclaró Marina Gallego, coordinadora nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres. Esto se debe a que una de las tantas maneras que encontraron para sobrellevar lo vivido en el conflicto fue agruparse para respetar sus derechos y reclamarle al Estado que no haya impunidad. A pesar de sus esfuerzos, no se oye lo que han padecido en carne propia y, lo que es peor aún, la Justicia no ha llegado. Según el informe, el 63,2 % de las mujeres denunció los hechos vividos ante diferentes instancias pero sólo el 18,3 % de esas denuncias han sido investigadas. “Las mujeres de los diferentes departamentos aseguran que la justicia es muy ajena a ellas porque ni les creen lo que ellas dicen, ni investigan lo denunciado”, afirmó Gallego. Esto tiene un gran peso en lo que piden las mujeres puesto que lo que ellas quieren es una justicia que vaya más allá de una recompensación económica. El llamado es, prioritariamente, a que no haya impunidad y a que las mujeres sean oídas. Precisamente, este informe las acoge y muestra lo que ellas vivieron, con una metodología inédita, puesto que por primera vez se hace un esfuerzo para contar no lo que pasó en general, sino la historia personal de cada una de ellas.“Esto demuestra que una comisión de la verdad no necesita un gran andamiaje institucional. No hay que esperar a que el Estado la empiece, se puede hacer desde abajo, como esta”, indica Gallego. De hecho, uno de los grandes aportes de este proyecto que comenzó en el 2010 es el llamado a otros sectores para que aporten desde ya su verdad. La experiencia de las mujeres es una muestra clara de que no es necesaria una firma en el proceso de paz o un gobierno de turno para relatar lo que ha pasado. “No podemos dejar pasar la oportunidad. Hay que reconstruir ya las verdades, pero que hay empujar el proceso desde la gente porque son ellos los que dinamizan”, concluye Gallego.