En los últimos 20 años, Colombia ha avanzado de manera importante en términos de desarrollo y movilidad social. Así lo demuestran los índices en educación, cobertura de salud, servicios públicos y respeto a las minorías. Justamente, entre los grandes logros en los últimos tiempos sobresale el fortalecimiento de su clase media.
Sin embargo, en el ranking de Movilidad Social realizado a comienzos de este año por el Foro Económico Mundial (FEM), en el que se evaluaron 82 países en salud, educación, acceso a la tecnología, condiciones de trabajo y protección social, Colombia ocupa el puesto 65.
El panorama debido a la pandemia es aún más complejo. La tasa de desempleo llega a niveles del 20,2 por ciento, una cifra cercana a los 4.559.000 empleos perdidos, la mayoría, según el Dane, de mujeres.
A su vez, los índices que deja la crisis en Colombia significaría un retroceso de diez años en los avances de distribución de ingresos y un aumento aproximado de la pobreza en 5,5 millones de personas.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) tendrían que pasar 11 generaciones para que una persona que nace en la pobreza llegue a la clase media. Esta sentencia, que arrojó la Ocde en 2018, permite entender lo difícil que será para los colombianos recuperarse de los efectos de la pandemia.
Es en este marco que se desarrolló el evento digital ‘Colombia: desigualdad y movilidad social’, un espacio en el que se intentaron abarcar las deudas históricas del país con distintos sectores y poblaciones que, a su vez, son un reflejo de la desigualdad que prevalece. Asimismo, se plantearon posibles soluciones y se identificaron oportunidades de mejora, aun en tiempos de crisis.
Conectar con la ruralidad
Las zonas rurales han estado marginadas a lo largo de la historia por el conflicto armado interno y también por la falta de presencia del Estado: una ecuación que condujo a los territorios más alejados de las ciudades capitales a condiciones muy precarias. Si bien el sector agrícola ha tenido un crecimiento en medio de la pandemia, este no es un indicador que permita pensar en que se está combatiendo efectivamente la desigualdad que viven los campesinos.
“De los 8,5 millones de personas que están en la pobreza multidimensional, cuatro millones se encuentran en la ruralidad. En términos de incidencia, además, el campo representa tres veces más que la población multidimensional en las zonas urbanas. Las mayores diferencias y brechas que hay tienen que ver con el bajo logro educativo, el trabajo informal y el acceso a agua potable”, afirmó Alejandro Pacheco, representante residente adjunto del PNUD.
Otro de los temas que salió a relucir en la conversación es la falta de conectividad, que sigue siendo uno de los principales agravantes que tienen las zonas rurales del país. Muchas regiones no cuentan con vías en óptimas condiciones que faciliten la movilidad de sus pobladores.
A su vez, el acceso a internet es muy limitado, siendo en este momento un servicio esencial para los niños y jóvenes que quieren continuar con sus estudios mediante las plataformas virtuales. Según el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, solo uno de cada seis hogares de zonas rurales tiene acceso a internet. Además, mientras en las ciudades capitales se maneja una conectividad 4G, en la ruralidad del país la cobertura es casi mínima.
Alan Bojanic, representante de la FAO en Colombia, afirmó que a pesar de los indicadores positivos que viene registrando el sector agropecuario colombiano es clave mantener la sostenibilidad agrícola con una serie de herramientas que les faciliten la vida a los campesinos y a su vez les generen una mayor rentabilidad. Entre ellos destacó la formalización de la tierra, la asistencia técnica, los circuitos cortos de distribución y una buena gestión ambiental. Bojanic también hizo un llamado a apoyar al pequeño productor. “Tenemos que acelerar esos procesos para buscar una verdadera digitalización del campo, en inversiones con conectividad”.
Los panelistas resaltaron que para implementar estrategias eficientes en mejorar las condiciones de vida de la población rural hay que profundizar la implementación del acuerdo de paz, especialmente el punto uno, relacionado con la Reforma Rural Integral.
La deuda con la mujer
Las últimas décadas han estado marcadas por grandes logros en términos del reconocimiento de los derechos de las mujeres. Sin embargo, estos avances no son suficientes y aún existen discriminaciones acentuadas. En el foro se discutieron las brechas de participación en el mercado laboral, el desempleo, las dificultades a la hora de emprender y el limitado acceso a cargos directivos.
“El hecho de que las mujeres sean mayoría en la población y en especial en las edades productivas hace que sea estratégico poner el foco en ellas como motor de crecimiento económico y reducción de la pobreza y la desigualdad”, advirtió Gheidy Gallo, consejera presidencial para Equidad Mujer.
Según el ‘Boletín estadístico empoderamiento económico de las mujeres en Colombia’, realizado por el Dane y ONU Mujeres, en el ámbito laboral “la brecha de acceso es menor conforme se alcanzan niveles educativos más altos, y mayor en las áreas rurales y en las mujeres sin instrucción. Incluso en las cabeceras municipales, en donde las mujeres suelen incorporarse más al mercado, su tasa de participación es 17 puntos porcentuales menor que la de los hombres (57 por ciento frente a 74 por ciento)”.
En la cumbre se concluyó que la educación es un factor fundamental para poder avanzar en la erradicación de la desigualdad. Sin embargo, en los territorios colombianos el acceso es muy limitado. “No es lo mismo una mujer rural a una mujer que nació en una ciudad capital. Eso determina mucho su futuro hacia una educación privilegiada o de calidad. Este tema afecta más a las mujeres, para quienes se complica aún más ser negra o pertenecer a una comunidad indígena. Esa es una de las brechas sociales que tiene un país como Colombia”, aseguró la periodista Mábel Lara.
Los expertos invitados coincidieron en la necesidad de articular políticas que garanticen la igualdad de género en el ámbito laboral, el apoyo a los requerimientos de la mujer en las zonas rurales, el fomento de la igualdad de género desde los hogares y la promoción de una mayor inclusión en las mesas de toma de decisiones, ya sea en el ámbito social o político.
Aportes contra la desigualdad
La pandemia acentuó las problemáticas sociales que millones de colombianos viven desde hace décadas. Pero según los panelistas del encuentro, también constituye una oportunidad para tomar un rumbo que conduzca a cerrar esas brechas en toda la población.
El mensaje desde las regiones fue claro. Gobernaciones como la de Santander afirman estar trabajando de la mano del Gobierno nacional para combatir la desigualdad. Por ejemplo, en educación gratuita para cientos de jóvenes de escasos recursos.
“Nosotros fuimos de los primeros departamentos en pagar el segundo semestre del año 2020 a los estudiantes de estratos 1 y 2 de universidades como la UIS. También financiaremos el primer semestre del año 2021”, afirmó Mauricio Aguilar, gobernador de Santander.
El departamento también impulsa una campaña para reactivar el turismo, uno de los sectores más afectados por la pandemia y de gran importancia debido a la cantidad de empleos que genera. “Tenemos que recorrer y visitar Santander para que este sector comience a generar esos dividendos. Hay que promocionar cada rincón, cada riqueza natural que tiene nuestro departamento”, añadió el gobernador.
Y son varios los municipios que caminan por la misma ruta y comparten la visión del gobernador. Es el caso de Floridablanca. Su alcalde, Miguel Ángel Moreno, señaló que “esta crisis nos permitió repensar muchas cosas de nuestro Plan de Desarrollo, por eso quedó consignado un plan de reactivación económica y de reinvención del turismo para fortalecer las cifras negativas que ha dejado la crisis. Además, estamos trabajando en un proceso de bilingüismo con nuestros jóvenes para fortalecer esas plazas de empleo que se presentan en las empresas que están llegando a nuestra ciudad”.
A su vez, Mario Carvajal, alcalde de Piedecuesta, indicó que ven una enorme oportunidad para potencializar el sector rural, que constituye el 80 por ciento del municipio. “Somos el mayor productor de mora y de tabaco artesanal del país, lo cual nos lleva a enfocarnos en capacitar a futuras generaciones para prepararlas ante la llegada de nuevas empresas que quieran aprovechar nuestras potencialidades”.
Ciudades como Riohacha, por su parte, tienen toda una estrategia en marcha en la cual se quieren focalizar las inversiones para mejorar los índices de competitividad. “Así se puede fortalecer la generación de empleo y el emprendimiento, potencializar el turismo, el agro, el acceso a las tecnologías y las comunicaciones en las zonas rurales y urbanas en los estratos 0,1,2 y 3”, dijo José Ramiro Bermúdez, alcalde de la ciudad.
Otra de las conclusiones que dejó el encuentro es la necesidad de modificar leyes que, según algunos de los panelistas, no permiten una vejez digna. El senador Jorge Enrique Robledo afirmó que Colombia tiene dos países distintos, uno moderno y otro premoderno: “Las condiciones de acceso a la modernidad son tremendamente desiguales. No se puede tener ni pensión ni salud si no se tiene empleo”.
Por lo anterior, es clave que el país adelante una reforma laboral que brinde mejores condiciones a los trabajadores y a su vez permita la migración de miles de ciudadanos de la informalidad a la formalidad. Los panelistas coincidieron en que también es clave ajustar o promover una reforma a la salud, pues aunque la cobertura está en 95 por ciento se debe acabar con las barreras que impiden una atención satisfactoria debido a la cantidad de trámites que cada paciente debe realizar para acceder a ella.
Por último, Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, aseguró que el país debe concentrarse en hacer una reforma pensional enfocada en cuatro puntos: “Primero, tener un solo sistema, no dos. Un sistema con un pilar de reparto y otro de ahorro individual y capitalización, que no compitan entre sí. Segundo, todos los que tengan capacidad de ahorro deberían cotizar a un solo régimen de capitalización administrado, tanto por entidades públicas como privadas. Tercero, los adultos mayores sin excepción deberán recibir un ingreso mínimo garantizado que cubra la línea de pobreza. Finalmente, que aquellos que hayan cotizado algunos años y no alcancen el requisito de la pensión, puedan convertir esos ahorros en una renta vitalicia”.
Si desea participar en esta discusión, recuerde que el contenido del evento se encuentra en ForosSemana.com, en nuestra página de Facebook y en el canal de YouTube.
Organizaron: Semana, Empresa de Licores de Cundinamarca y Gobernación de Santander con el apoyo de la Alcaldía de Floridablanca y Alcaldía de Piedecuesta.