Las recientes declaraciones Carlos Antonio Lozada, senador de la Farc, han levantado una polvareda política. Primero, agradeció en el foro de Sao Paulo, en Caracas, al gobierno venezolano por su “sacrificio”. Les dijo que no están “solos en esta lucha contra el imperialismo norteamericano”, y resaltó el reto de acabar de construir la patria bolivariana. En el Senado la polémica continuó cuando lo interpeló el uribista senador Carlos Felipe Mejía, Lozada aseguró que sí querían una Colombia socialista y bolivariana.
“Nos sentimos honrados de ser herederos del pensamiento bolivariano. Nos acusan de querer el socialismo para Colombia, por supuesto, eso no es un secreto, duramos alzados en armas durante 53 años buscando cambiar el modelo capitalista que impera en este país y que nos ha traído tantas lacras, miseria, desolación, guerra, hambre. Por supuesto que queremos cambiar ese sistema, no lo negamos”, aseguró Lozada en plenaria el pasado martes. Con estas palabras vuelve al país el fantasma del castrochavismo, como ha sido denominado, que estuvo presente en las pasadas elecciones, principalmente por la posibilidad de que Gustavo Petro llegara a la Presidencia. Sin embargo, en la intervención de Lozada en el Congreso quedó una pregunta sin responder: ¿cómo piensan lograrlo? Consulte: Maduro elogia a Iván Márquez y a Santrich, mientras arremete contra Uribe La Fuerza Revolucionaria del Común, Farc, como partido político, se inspira en el “en el marxismo, el leninismo, el pensamiento emancipatorio bolivariano y, en general, en las fuentes del pensamiento crítico y revolucionario de los pueblos y en particular de las FARC-EP”, es decir, de acuerdo a su tradición comunista. Los congresistas de la Farc coinciden en que el libertador Simón Bolívar tenía una visión que iba más allá de la independencia de España, y que debería complementarse con una serie de reformas sociales, políticas y económicas, así como del proyecto de una Latinoamérica unida. Además, el partido se fundamenta en las "Tesis de abril". Allí está su línea política, en la que explican que tienen como finalidad estratégica y política la “superación del orden social capitalista y construcción de una nueva sociedad, el socialismo/comunismo”. Es decir, lo que dijo Lozada en el Congreso no es nuevo, pero sí dista del tono que hasta el momento habían utilizado los parlamentarios, y que iba más ligado a una línea más moderada de Timochenko. “Es una aspiración partidaria, pero los modelos socioeconómicos no los imponen los partidos, sino las mayorías nacionales, habría que preguntarle a los colombianos de a pie si como estamos estamos bien o si hay que cambiar”, aseguró a SEMANA el representante Sergio Marín (Farc). Sin embargo, un cambio de modelo socioeconómico no es visto por los parlamentarios de la Farc como un plan de corto plazo, sino como un proceso que tal vez “verán nuestros nietos”, tal como lo explicó la senadora Sandra Ramírez, quien considera que la prioridad del partido en este momento es defender la implementación de los acuerdos de paz. Ese “proceso”, según Lozada, tiene unos pasos previos. Primero una reforma agraria profunda que evite la concentración de la tierra, y segundo la industrialización que tardaría entre 30 a 50 años. “Queremos una sociedad que no sea este modelo capitalista. Póngale el nombre que quiera que no sea socialista, pero que sea una sociedad más democrática. En este momento Colombia no está en condiciones de pasar al socialismo, porque tiene que ser para distribuir riqueza, no pobreza, habría que industrializarlo primero. La tarea inicial que tendría un gobierno democrático es acabar de desarrollar el capitalismo”, aseguró Lozada a SEMANA. Puede leer: Garrote y zanahoria de Uribe a la Farc por el Foro de Sao Paulo En cuanto a la idea de “volver a Colombia una segunda Venezuela”, que es la crítica constante que reciben, los congresistas de la Farc aseguran que no es cierta. “No. Creemos que cada país de acuerdo a su propia realidad tiene que construir su propio modelo. Venezuela tiene una gran reserva petrolera, nosotros no, nosotros podríamos ser una nación potencia en la producción de alimentos”, explicó Lozada. Aún cuando aseguran no seguir el modelo de Venezuela, en las tesis del partido sí se nombra a Cuba como un ejemplo de la demostración de los alcances de la “construcción colectiva de un proyecto alternativo de sociedad”. Sin duda, la línea política de la Farc seguirá siendo motivo de controversia en el Congreso, sobre todo a la hora de medirse frente a sus mayores contradictores políticos: el Centro Democrático. No obstante, desde 2016 la Farc es una fuerza política y sus planteamientos hacen parte de la dinámica democrática. Las elecciones locales de 2019 serán otra buena oportunidad para ver qué tanta fuerza tienen.