Este miércoles arrancó en Colombia la discusión para fijar el salario mínimo que aplicará en 2023. Sobre la mesa de confrontación está la preocupación de los hogares que sortean sus compras con una inflación que no da tregua y la esperanza de muchos trabajadores de encontrar un sueldo que disminuya los niveles de pobreza.
Esta es una de las decisiones más esperadas del año a razón de que los dígitos que fijen los negociadores, donde hacen presencia el Gobierno nacional y diferentes gremios, marcan la tendencia que tendrá el precio de la vida en los siguientes doce meses. Así las cosas, el impacto de esta determinación es trascendental para todas las familias del país.
Un estudio publicado en la revista ‘Ensayo sobre Política Económica’ en septiembre de 2022, titulado Efectos macroeconómicos del salario mínimo en Colombia, puso en evidencia las consecuencias que tiene marcarle un precio al trabajo de los ciudadanos. Los investigadores describieron que, en esta región del mundo, el panorama no es alentador.
En el primer fragmento del documento se lee que el valor que se le asigne al trabajo tiene efectos adversos en los flujos de empleo. Por ejemplo, podría ir en picada la creación de nuevas vacantes y suprime algunos puestos. “Aumenta la separación y reduce la contratación de trabajadores, conlleva pérdidas de empleo formal”, resumieron.
Aunque hay resultados favorables en los ingresos de la mayoría de los hogares, ese beneficio no llegaría hasta las familias más pobres. Otro de los elementos que llama la atención es que el aumento del salario mínimo incrementaría “la posibilidad de estar por debajo de la línea de pobreza monetaria e, incluso, por debajo de la mitad de la línea”.
Los investigadores calificaron que, tal como se tiene definida la figura del sueldo en Colombia, no se está favoreciendo a las personas más pobres. Las conclusiones son escandalosas: “Aumenta la desigualdad de los hogares y del grupo de trabajadores ocupados, aunque para algunos subgrupos de ocupados disminuye”.
El alza del salario mínimo no es gratis. Los incrementos vienen acompañados de aumentos en los precios y la inflación, escenario que pone en riesgo a las familias menos favorecidas, tal como lo explicaron los académicos que firmaron el estudio de Efectos macroeconómicos del salario mínimo en Colombia, divulgado recientemente por el Banco de la República.
“Aunque el salario mínimo tiene entre sus propósitos contribuir con la reducción de la pobreza y la desigualdad, no parece estar lográndolo. Así las cosas, mediante un diálogo amplio y bien estructurado, el país debería modificar la implementación de la política de salario mínimo”, fue la recomendación que emitieron los especialistas en la materia.
La estrategia debería tener como resultado el incremento de la productividad laboral con el objetivo de reducir la relación que hay entre el salario mínimo “al salario de mediano del 90 % que hoy tenemos”, comparado con el promedio de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que es el del 50 %.
¿Quiénes determinan el salario mínimo?
Determinar dicho aumento le corresponde a la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Laborales y Salariales (CPCPSL), que tendrá la tarea durante los primeros días de diciembre de analizar esta medida para el beneficio de todos.
La CPCPSL es una mesa de negociación que se encuentra conformada por representantes del Gobierno nacional, empleadores y, por su supuesto, trabajadores. Se espera que antes de finalizar el año se concrete el nuevo salario mínimo para el próximo año.
Sin embargo, el costo de vida ha sido la principal referencia a tener en cuenta, ya que mientras, por un lado, se propone que el aumento del mínimo se ajuste únicamente a este dato, otros señalan que incluso debería ir hasta el 20 o 25 %. Actualmente, la inflación se encuentra en un acumulado anual del 12,22 %, cifra que asusta a muchos porque aviva los vientos de crisis para el próximo año.